Conocida con el nombre científico de Lonicera Caprifolium, la madreselva es reconocida como una de las principales plantas trepadoras que se utilizan para ornamentar cercos, vallados, muros y troncos de árboles. Es una planta originaria de Europa meridional y es reconocida por su gran resistencia, su vistosidad el agradable perfume de sus flores. Existen más de 500 especies de madreselva que han sido descriptas, aunque sólo 100 son aceptadas como tales. Recientemente, los estudios descubiertos, han concluido que posee una importante capacidad de limpiar el aire frente a la polución.
Las principales características de la madreselva
Podemos ubicar a esta planta dentro de lo que se conoce como arbustos, puede alcanzar una altura de 2 metros, aunque los ejemplares cultivados llegan a medir 6 metros, gracias a la acción de podas controladas. La madreselva posee un tallo robusto, al igual que sus raíces, estos tallos son de características leñosas y de un color rojizo.
Las hojas de esta planta son de un verde claro en el envés mientras que en el lado opuesto su color se hace más oscuro. Estas hojas llegan a medir 10 cm de longitud y se presentan de manera opuestas en las ramas. Las hojas superiores de las ramas se encuentran unidas a éstas por la base, mientras que las que están en posiciones inferiores lo hacen por medio de un pecíolo. Las hojas superiores forman una especie de copa, que le da forma a la madreselva, y es donde aparecen sus flores.
Sus flores presentan una forma acampanada. De color amarillo con algunos destellos rosados, brindan un agradable espectáculo en su época de floración, que es durante la primavera. La corola de la flor mide entre 4 y 5 centímetros y se presenta sobre un tubo alargado, provisto de estambres que se destacan por su tamaño. En otoño da lugar a la formación de frutos en forma de bayas de un color rojo intenso.
Uno de los principales agentes polinizadores de la madreselva es la polilla, que anida en su interior durante la noche, atraída por la intensa fragancia de las flores de la planta.
Cultivo y cuidados de la madreselva
El cultivo de la madreselva debe hacerse en suelos con buen drenaje y provistos de humus. Si bien estos ejemplares soportan todo tipo de suelos, los enriquecidos permiten un mayor desarrollo y fragancia de las flores.
La reproducción de la madreselva puede hacerse mediante semillas o esquejes. En el caso de las semillas, éstas deberán plantarse durante la primavera, mientras que los esquejes deben hacerse en el verano. Se desaconseja plantar madreselvas en macetas debido a lo vigoroso de sus raíces.
Para la reproducción de semillas deberemos tomar las siguientes precauciones, si las semillas son a partir de los frutos de la madreselva, estas deberán ser sometidas a un período de escarificación durante algunos meses, antes de ser plantadas. Esto no será necesario en caso que las semillas sean adquiridas en comercios del ramo. Las semillas se plantarán en un almácigo o semillero, cuando las plántulas estén aptas para ser manipuladas podrán trasladarse a su lugar definitivo. Todos estos procedimientos deberán hacerse bajo climas cálidos. En el caso de los climas más fríos, durante su primer año de vida, la planta podrá cultivada en una maceta hasta poder ser trasplantada.
Para la reproducción mediante esquejes, elegiremos ejemplares semi duros de unos 10 cm de largo, que serán colocados en el lugar definitivo donde deseamos que la madreselva crezca. Otra opción similar es el de los acodos. Durante el otoño, tomamos una rama de la planta madre y sin cortar, enterramos una parte. Una vez que haya echado raíces, separamos de la madre y plantamos en el lugar deseado.
El crecimiento de la madreselva es muy rápido y se extiende con facilidad, trepando en todos los espacios que encuentra. Soportan el calor y la humedad excesiva por lo que una madreselva puede llegar a vivir varios años. Mediante la poda, podemos mejorar la forma de la planta y una mayor floración.
Riego y precauciones
La madreselva crece con mayor vigorosidad en ambientes húmedos, por ello durante la primavera se recomienda regar las plantas cada 3 días, cada 2 días en el verano y durante el otoño y el invierno, estos riegos pueden espaciarse cada 15 días.
Es una planta cuya exposición ideal a la luz solar es en un ambiente de semi sombra, aunque por sus características resiste perfectamente la luz directa del sol. También puede crecer en condiciones de sombra permanente, aunque no es lo más aconsejable. La madreselva puede soportar amplitudes térmicas que van desde los 30°C hasta los -10°C, pero para una mejor floración se recomienda que los veranos sean cálidos.
La poda es conveniente hacerla en invierno. Esto contribuye a darle mejor forma y volumen a esta trepadora y favorecer su floración.
Son pocas las plagas y enfermedades que afectan a la madreselva, y éstas son fáciles de curar con un tratamiento adecuado.