En Estados Unidos de América, en el mundo de la botánica, puede ser rápidamente identificado con la Secuoya. Aunque no es su árbol nacional – es el roble – éste enorme exponente de la vegetación americana, es conocido también como secuoya roja, secuoya californiana, pero cuyo nombre científico es Sequoia Sempervirens. El nombre a esta especia fue dado en homenaje a un jefe cheroqui conocido como Sequoyah.
La secuoya es una conífera de la familia de las Cupressaseae y cuya subfamilia se denomina Sequoioideae. Es un árbol que se caracteriza por su longevidad, una secuoya puede vivir entre 2 y 3 mil años, y por ser la conífera más alta que se conoce. Algunas han llegado a alcanzar los 115 metros de altura. Los árboles de secuoya son verdaderos colosos dentro del reino vegetal.
¿Cómo identificamos una secuoya?
Este árbol posee características muy particulares, además de las ya descriptas y nos permiten identificarlas con facilidad. Tallo cilíndrico y recto, muestra ramas ligeramente encorvadas hacia abajo. Este coloso entre los árboles se destaca por su corteza muy gruesa, su madera es de color rojiza por lo que es sumamente apreciada por los ebanistas. Pero en la actualidad, las secuoyas se encuentran protegidas en reservas naturales.
Las hojas de este árbol se agrupan en hileras enfrentadas y son de tamaños variables que van desde los 15 hasta los 20 mm son largas y aplanadas. Son de color verde bien oscuro, aunque cuando aún son jóvenes presentan un leve color azul verdoso.
A estos gigantes podemos encontrarlos en zonas montañosas y de suelos bastante húmedos. Las secuoyas crecen en grupos, esto les permite protegerse de las inclemencias del clima, sobre todo de vientos helados y de nevadas. Poseen una estructura de crecimiento bastante particular ya que de una raíz crecen varios troncos muy juntos unos de otros. Este es un mecanismo de auto preservación de modo tal que, si uno de los tallos se daña, el resto continúa creciendo, pero sin dejar de aportarle savia al tronco que lo necesita. Los principales bosques de esta variedad vegetal se encuentran en Oregón y California.
La reproducción de la secuoya
La forma en que estos árboles se reproducen es sexual y asexual. Producen una gran cantidad de semillas, pero la viabilidad de sus semillas es extremadamente baja, sólo el 15% de las semillas alcanza a florecer y generar un nuevo brote.
También pueden reproducirse por medio de esquejes, es decir a partir de brotes jóvenes, del cual nacerán plantas genéticamente iguales. Una particularidad de las secuoyas es que alcanzan su madurez sexual después de los 15 a 20 años.
La preservación de la secuoya
La secuoya está considerada el ser viviente más grande del mundo, sobre todo su variedad gigante. Esto no ha sido obstáculo para que durante muchos años haya sido víctima de una tala indiscriminada por parte de leñadores. Su madera, dado su intenso color rojizo, es muy apreciada para la fabricación de muebles y artículos de ebanistería. Pero también, a finales del siglo XIX voltear una secuoya era casi una práctica “deportiva”. Se organizaban eventos donde leñadores venidos de distintos lugares de Estados Unidos y Canadá competían para ver quién demostraba mayor habilidad con el hacha para voltear a estos gigantes de la naturaleza.
El Parque Nacional de las Secuoyas fue creado en 1890 y tiene como objeto fundamental preservar a esta especie de la depredación, esto acompañado de diversas leyes que protegen a esta especie.
Este parque está ubicado en California, al sur de la Sierra Nevada, en los Estados Unidos de América. En el parque se encuentra la secuoya más grande conocida, el famoso General Sherman. Por alguna razón a los especímenes más grandes de secuoyas, el gobierno decidió bautizarlos con el nombre de famosos generales de ejercito sureño durante la Guerra Civil Americana.
Enormes ejemplares de secuoyas fueron víctimas de actos de depredación en nombre del turismo. Por ejemplo, se llegó al absurdo de abrir túneles vehiculares en grandes secuoyas, lo que tuvo como consecuencia que los árboles no soportaran tal depredación y terminaran muriendo.
Las secuoyas para alcanzar su máximo esplendor requieren de 600 a 1000 años de desarrollo. Los ejemplares que hoy podemos disfrutar son el producto de años de crecimiento, aún desde antes de la presencia de habitantes en las zonas. Es por eso que la preservación de las secuoyas es un legado que estamos dejando a las generaciones futuras. Contemplar una secuoya nos permite admirar la magnificencia de la naturaleza, en estos gigantes que, a diferencia del resto de las especies, parecen crecer más y más a medida que van envejeciendo.
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