El género Sofora o Sophora tiene su origen en tierras chinas, aunque está conformado por cerca de 40 variedades provenientes de todo el mundo. La Sophora pertenece a la familia Leguminosae y entre sus principales exponentes destacan la Sophora longicarinata, Sophora macrocarpa, Sophora toromiro y la Sophora japonica. Esta última tiene sus propios especímenes, muy empleados en la decoración de jardines. Son populares la Sophora japonica pubescens, la Sophora japonica variegata, la Sophora japonica Dot y la Sophora japonica péndula.
Características de la Sophora japonica
La Sophora japonica se conoce también como Acacia del Japón, sofor, sófora y árbol de la miel. Es un árbol caducifolio de extrema belleza. Su tronco es marrón oscuro y agrietado. Su copa tiene forma de cúpula y apariencia dilatada.
Sus hojas son alternas y poseen entre tres u ocho pares de hojuelas. Sus folios son de gran tamaño, puesto que oscilan entre los 15 o 20 cm. Cada uno luce tonos esmeralda muy brillantes.
Al plantarse se notará un crecimiento moderado hasta que alcance los 15 o 20 m de altura. Posteriormente, su crecimiento se ralentiza.
Suele sembrarse en parques o plazas, así como en patios familiares. Constituye una excelente alternativa en zonas costeras o grandes metrópolis. Además, tiene una asombrosa longevidad: un ejemplar de Sophora Japonica puede vivir 120 años e incluso cuatro décadas más.
Resulta curioso que en la zona este del continente asiático se le cultivase en las cercanías de cementerios y templos. De allí, surgió otro de sus nombres “Árbol de las pagodas”.
Flores y frutos de la sophora japonica
El árbol de la miel experimenta su floración en la época veraniega. Sus flores de color crema a níveo adornarán plazas y jardines por seis u ocho semanas. Gracias a ellas, se ha convertido en una especie decorativa muy valorada a nivel mundial.
Su florescencia tiene carácter hermafrodita, mientras que los folíolos son ovalados y parecen la punta de una lanza. Cada una de sus flores brotan en ramilletes posteriores, que también pueden ser rosáceos.
A su vez, la Sophora japonica da frutos que asemejan a un collar y miden de 5 a 9 cm. Tras la maduración no se abren y refuerzan el valor ornamental de este esplendoroso árbol.
Cultivo de la Sophora japonica
La Sophora japonica no muestra gran exigencia respecto a la tierra. De hecho, algunas se han desarrollado sin inconvenientes en superficies pobres y calcáreas. No obstante, lo mejor para ella son los terrenos profundos que cuenten con un excelente drenado.
En su adultez, puede sobrellevar las heladas. Sin embargo, cuando el ejemplar es todavía joven, estas le resultan muy perjudiciales. El jardinero notará heridas en la superficie de su tronco. Es resistente a la sequía, la contaminación y el mar.
Otros cuidados de la Sophora japonica
Mantener una Sophora japonica no es tan complicado. Puede hacerse fácilmente siguiendo estas recomendaciones:
- Puede tolerar un podado fuerte, aunque se desaconseja puesto que ocasiona “huecos” y la pérdida de ramas alternas en desarrollo, principalmente ante ventiscas. Además, desluce de forma general a la Sophora japonica, acorta la longevidad y se generan mayores gastos para su recuperación.
- Con frecuencia crecen ramas de escasa altura y guías dobles, por lo que se aconseja seguir de cerca su podado inicial para irle dando una silueta adecuada. También hay que considerar que buena parte de sus ramas son quebradizas, por lo que resulta peligroso para quienes efectúan esta tarea.
- Lo mejor para su crecimiento será recibir de lleno los rayos UV, pero también puede crecer a sombra parcial.
- Se aconseja un riego moderado.
- El abonado puede hacerse una vez al año con humus o compost.
- El árbol de la miel se reproduce a través de sus semillas. Estas se dejan remojar para que se ablanden sus cascarones. Una vez colocadas en el semillero, necesitarán protección contra la intemperie. Por ello, durante la época hibernal deben permanecer dentro del invernadero.
Enfermedades o plagas
Un regadío profuso a la Sophora japonica puede asfixiarla. Además, favorece la aparición del Armillaria mellea, un hongo patógeno para las plantas. Las heridas causadas por el podado también pueden derivar en el surgimiento de otras setas, como el Poliporus, que pueden dañar su tronco.
La especie tiene una alta resistencia ante plagas. Sin embargo, no está exenta de sufrir por los pulgones o cochinillas. La ventaja es que es muy sencilla de curar.
Si hay manchas en sus hojas es porque ha sido atacada por hongos. De allí la importancia de consultar a un especialista.
Hay que prestar atención a las raíces para que no haya podredumbres.
Diversidad de usos
Su tronco es muy preciado en el ámbito de la carpintería. También son muy variados sus beneficios para la salud. Hay quienes afirman que la Sophora japonica tiene cualidades laxantes. Se considera incluso que cuando sus folios caen en ríos o lagos los hacen purgantes.
Por otro lado, tanto la oximatrina como a troxerutina de la planta, ayudan al tratamiento de hemorroides. La primera porque tiene efectos antiinflamatorios que benefician a las arterias, y la segunda porque protege a los vasos sanguíneos.
Asimismo, se cree que esta especie fortalece al aparato cardiovascular, regula el ritmo cardíaco y previene la aparición de coágulos sanguíneos. Según arrojan pruebas hechas en animales, la oximatrina de la Sophora japonica cuida del corazón y puede optimizar sus funciones.
Fueron los antiguos médicos chinos quienes más aprovecharon los dotes curativos de la Sophora japonica, y la incorporaron entre las 50 hierbas esenciales de la medicina tradicional de su país.
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