En el amplio mundo de la botánica se conoce como estolones a los retoños o brotes laterales que nacen en la parte inferior de los talluelos de ciertas plantas, como por ejemplo la menta y la fresa. Pueden verse erectos o aéreos, o encontrarse bajo la superficie del suelo. Se les conoce también como tallos rastreros y favorecen la germinación de nuevas plantas.
A primera vista, lo que hace distintivo a los estolones es la presencia de nudos alargados o pequeños que se alternan entre sí. Además, suelen ser esbeltos. El trébol, la fresa y la menta se multiplican gracias a sus fracciones enraizadas.
Función de los estolones
A pesar de poseer menos resistencia que los talluelos ordinarios, también cuentan con una “labor” específica. Al dividirse por segmentos, permiten que de cada segmento vaya prosperando nueva flora. De tal forma que permiten la multiplicación de la planta central sin requerir el uso de las semillas. Por ello, es comprensible que los especialistas en botánica calificasen a este tipo de reproducción como “vegetativa”.
Los estolones promueven la reproducción de la planta y hacen que se expanda por el suelo. La fecundidad de los estolones está ligada de manera estrecha a la longitud que logren desarrollar. Entre más alargados sean, más secciones tendrán y más probabilidades ofrecerán de dar nuevos retoños. Diversidad de especies de agua e incluso pasto se multiplican por ellos.
¿Cómo se desarrollan los estolones?
Cuando los estolones empiezan a brotar de la planta central tienen una dependencia similar al feto con la madre. Es decir, se nutren del arbusto matriz. Mientras van desarrollándose, ganan más y más independencia. Este proceso se vuelve notorio cuando el tallo rastrero produce a su vez estolones. El revés surge cuando por tal diseminación se “asfixia” al resto de especies en el terreno, pues las variedades que se multiplican bajo estas condiciones pueden volverse un género invasivo.
En algunas zonas se les llama habitualmente “plantas corredoras”, dada su capacidad de monopolizar la tierra. Por supuesto, dependiendo del objetivo del jardinero, puede constituir una ventaja o una amenaza.
Como sucedería con el feto, si la planta central contrae enfermedades o plagas, los estolones también saldrán perjudicados. Considerando este riesgo, la sugerencia es sembrar diversos ejemplares de la misma especie para conservar fuera de peligro algún tallo.
Reproducción por estolones
Ahora bien, cada segmento nudoso del tallo rastrero se denomina adventicia. De ellas nacerán arbustos autónomos. Los estolones pueden dividirse tomando como guía las nuevas plantas o, si se prefiere, se pueden dejar crecer en dependencia.
Para darles “libertad” a las nuevas «crías», bastará con cortarlas sin reservas. Se separan los dos especímenes para luego plantar de nuevo el segundo. Podrá plantarse en cualquier lugar, siempre y cuando cubra las necesidades del arbusto en cuestión.
A las especies que están provistas de estolones se les bautizaron como estoloníferas. Entre ellas se encuentran también los helechos, sagittarias o vallisnerias.
El ejemplo de las fresas
Las demostraciones son muy elocuentes porque son tutoriales en vivo y directo. Por ello, cuando se trata de familiarizarse con la reproducción vegetativa que involucra a los estolones, sin duda el cultivo de fresas resulta la mejor opción.
Los tallos de las fresas culminan con una aglomeración de folios que dan vida a otra planta. El ciclo seguirá “fluyendo” entretanto los estolones dispongan del espacio suficiente.
Si se cultiva la fresa para su futura comercialización, hay ciertas consideraciones a tomar en cuenta. La reproducción de estolones aunque es muy efectiva, a la larga merma las cualidades fértiles de cada planta hija. A causa de ello, requerirá una constante supervisión para seccionarlas cuando sea necesario. Sólo así se garantizará la fecundidad de cada una de los nuevos retoños. Es común que en botánica, como en la vida cotidiana, se amerite añadir creatividad para obtener buenos resultados.
Si se tiene poco espacio para el cultivo de fresas, por ejemplo, se puede aprovechar el rol aéreo de los estolones. La altitud del lugar se tornará en una ventaja para darle libertad a los tallos.
Lo conveniente en esta situación es que la planta central se coloque en un sitio alto para que los estolones se dispersen, con ayuda de tuberías de tipo PVC cortadas en partes iguales. Luego se rellenan con el abono requerido por las fresas.
A medida que surgen los nuevos estolones se “encadenan” a contenedores compactos para que sigan adheridos a las tuberías. Una táctica muy útil para prevenir que las ventiscas afecten a los estolones es protegerlos con las mallas usadas en gallineros.
A manera de contenedor pueden emplearse una amplia variedad de recipientes, como frascos viejos, macetas, botellones, etc. Cualquiera de estas opciones será igualmente efectiva.
Distinguir los envases con el uso de colores o adornos hará más fácil el monitoreo del crecimiento de las plantas nuevas, y la identificación del momento más oportuno para cortarlas.
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