La jara es una flor muy llamativa e ideal para ser cultivada en zonas de clima mediterráneo. Conocida también como cistus, aporta muchos beneficios para la salud, al punto que ha sido catalogada como el “antibiótico de la naturaleza”.
Comúnmente las flores de jara (Cistus ladanifer) son de color blanco, generalmente con una mancha roja en sus pétalo. También las hay rosa, lila, púrpura, amarillo y rojo, y miden entre 5 y 10 centímetros. Sus hojas brotan enfrentadas, con una forma lanceolada, un tono verde intenso y un olor que se asemeja al del bálsamo.
Características de la jara
Las ramas superiores son viscosas y el arbusto en sí puede alcanzar los 3 metros de altura. Desprende una sustancia llamada ládano que antiguamente se empleaba como medicina y que hoy día es muy demandada por la industria cosmética para la producción de fijador.
La jara se desarrolla de manera espontánea en tierras con poca cal y en laderas. Esta especie florece regularmente entre los meses de abril y junio.
El fruto, de color amarillo, se parece a una capsula y se divide en 10 compartimientos.
Las flores son hermafroditas y se conforman de cinco pétalos grandes con textura rugosa. Al poco tiempo de haber abierto se desprenden y caen, pero crecen con tanta abundancia, que la planta casi siempre está florecida.
El árbol es leñoso y arbustivo. Forma masas compactan que cubren casi en su totalidad el territorio en el cual habitan.
Sus grandes cantidades de estambre son productores de polen, por lo cual es una mata muy atractiva para las abejas de miel y otros insectos.
El cistus requiere mucho sol, pero también puede resistir el invierno, mientras que no haya nieve de por medio.
Es un arbusto que no suele enfermarse, pero debe tenerse cuidado si surge una planta rastrera amarilla alrededor, ya que puede parasitar sus raíces.
Varios tipos de jara
Existen varios tipos de jara. El cistus albidus es un árbol que mide entre 50 y 100 centímetros de alto. No tiene muchas ramas. Sus hojas son de color blanco, no así sus flores, que tienen un tono rosado. Es utilizada popularmente en jardines.
El cistus clusii es un arbusto de 1 metro de altura, cuyas hojas son muy parecidas a las de romero. Sus flores son muy pequeñas. Poseen cinco pétalos blancos y su fruto tiene forma de cápsula.
Otra de sus variantes puede tener un tamaño de hasta 2,5 metros de altura. Se trata del cistus ladanifer. Sus hojas son estrechas y alargadas, y están impregnadas por una sustancia que se pega fácilmente a la ropa y a las manos, y le otorga un aspecto brillante.
Un poco más pequeña que la anterior es la cistus laurifolius. Sus hojas son más anchas y onduladas. Las flores con pétalos blancos y una mancha amarilla son más pequeñas y tienen menos olor.
Sobre la siembra y cultivo de la jara
El cultivo es más o menos similar para todas. Por lo general requieren un suelo bien drenado, no se dan en áreas pantanosas. Si están muy expuestas al viento se les debe colocar estacas para que se apoyen. Se podan solo en invierno y el despunte se realiza tras la floración para que se desarrollen más frondosas. Si la corteza está madura es mejor no cortarla. Si la planta es vieja o está desgarbada es conveniente desecharla. Los nuevos brotes suelen ser atacados por pulgones y moho gris, por lo que se le debe brindar mucho cuidado.
Los trasplantes no siempre funcionan, pero si se desea intentarlo, se debe hacer en primavera y con todo el cepellón. Con semillas recogidas a finales del invierno y plantadas en primavera o con esquejes semileñosos recogidos en verano, se puede multiplicar.
Numerosos beneficios de la planta
Es muy común que la jara se recolecte para fines medicinales, para lo cual se desprenden sus hojas y la oleorresina de las sumidades.
La esencia de ládano contiene ladaniol, un elemento muy conocido por sus propiedades terapéuticas, y para el tratamiento de problemas gástricos, úlceras y mala digestión. También funciona como sedante y regulador del sistema nervioso.
Desde hace siglos, la jara es utilizada para preparar infusiones que aparentemente actúan contra las infecciones gripales y los resfriados, gracias a que posee una sustancia que inhibe la neuraminidasa, limitando efectivamente la capacidad que tiene el virus de propagarse.
La jara fortalece el sistema inmune y eleva las defensas del organismo. Es antiinflamatoria y antioxidante.
Investigaciones realizadas han demostrado que ayuda a combatir el virus H5N1, conocido mundialmente por causar la gripe aviar. Es antibacteriana y antiviral.
Por si fuera poco, la jara es considerada anticancerígena. Los tés evitan el crecimiento progresivo de las células del cáncer de pecho. Para consumirlos, se deben hervir las hojas en una taza de agua.
Actualmente, hay laboratorios que producen la jara en forma de jarabe y en comprimidos, para ser comercializada como medicamento para la tos.
La jara igualmente se emplea en la producción de fragancias. Su olor resulta rico, tenaz y complejo, similar al aroma del ámbar gris.
En el caso de la madera, por ser bastante dura, puede ser útil para fabricar piezas o herramientas para el rozamiento. Igualmente, funciona perfectamente como leña.
precavidos con su uso
La jara no tiene efectos secundarios, sin embargo, deben tomarse algunas precauciones si se piensa usar. Por una parte, no debería tomarse cuando la persona posee enfermedades autoinmunes, ya que debido a que la planta tiene la función de potenciar el sistema defensivo, se estaría reforzando al mismo tiempo su acción destructora contra el organismo propiamente.
Tampoco se debe ingerir en cantidades exageradas, ya que puede ser tóxica para el hígado.
En el caso de las mujeres embarazadas, lactantes o niños pequeños, no se debe usar sin autorización previa del médico, porque pueden resultar más débiles y propensos a intoxicaciones, por lo que las consecuencias negativas pueden agravarse aún más para esta población.
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