Dentro de la familia de las Liliáceas, encontramos plantas como la cebolla o el ajo que forman parte esencial de la dieta de los seres humanos. Pero, en esta oportunidad vamos a referirnos a otro integrante de esta familia, estamos hablando del puerro. Conocido en diferentes regiones, también, como ajo porro, porro o cebolla larga. Su nombre científico es Allium ampeloprasum var. Porrum y es originario de Europa y Asia Occidental. El aprovechamiento de esta planta es integral, ya que se consumen sus hojas, su bulbo y, en menor medida, sus flores. Debido a su forma, suele ser confundido con la cebolla de verdeo o cebolletas.
Características del puerro
Para reconocer un puerro, debemos saber que es una planta bienal con un tallo erecto, un bulbo poco engrosado que, generalmente, continúa la línea del tallo. Una de las principales diferencias con sus parientes, las cebollas y los ajos, es que su bulbo es menos desarrollado que éstos. El bulbo es de color blanco y en el extremo inferior se puede observar su sistema de enraizamiento.
Las hojas son largas y lanceoladas, se presentan semi enrolladas y dan la apariencia de formar una sola unidad con el bulbo. El color de estas hojas es de un verde grisáceo y, a veces, casi azulado.
Cuando el puerro florece, deja ver un sistema de flores rosadas o blancas, en forma de umbelas redondeadas. Antes de llegar a la maduración, las flores se encuentran rodeadas de una espata papirácea. Al llegar a la madurez, esta especie de capucha se abre, liberando las flores. El fruto del puerro es una pequeña cápsula.
Una planta de puerro puede alcanzar el medio metro de altura y un grosor de 5 centímetros. Sin embargo, la variedad silvestre de este vegetal puede llegar a medir hasta 1 metro de altura.
beneficios y Propiedades del puerro
Esta planta, tan emparentada con la cebolla y el ajo, cuenta con una enorme consideración en la gastronomía, debido a su suave y agradable sabor que combina los de sus parientes.
Entre las numerosas e importantes propiedades que se le adjudican al puerro, una de las más destacadas es que ayuda a combatir el colesterol y el exceso de triglicéridos. De esta manera las arterias del sistema circulatorio se encuentran más limpias y libres del denominado colesterol LDL o “colesterol malo”, responsable principal de los accidentes cerebro-vasculares.
La presencia de mucílagos, una fibra de naturaleza viscosa, hace que el puerro tenga un alto poder fermentativo que, al descomponerse, debido a las bacterias del colon, mejora la flora bacteriana y ayuda a eliminar problemas de estreñimiento.
La adecuada presencia de azufre hace del puerro un excelente diurético, ayudando a la eliminación de líquidos y toxinas a través de la orina. Es esencial en tratamiento depurativos y contra la obesidad. Es importante, también en el puerro, la presencia de potasio que, al ser un regulador de la presencia de sodio, es un excelente acompañamiento para las carnes.
Para destacar, el puerro aporta una importante cantidad de ácido fólico, también conocido como vitamina B9, que cumple una función destacada en el proceso de crecimiento. La incorporación de esta vitamina es altamente recomendada para mujeres embarazadas y en período de lactancia, lo mismo que para los niños.
Los flavonoides presentes en el puerro, como la quelcetina, cumplen un papel antioxidante y antialérgico.
El puerro existe tanto en variedades cultivadas como en silvestres. Los primeros se diferencian de los segundos por ser más pequeños, sus hojas se presentan más enrolladas, dando la sensación de un falso tallo y su sabor es más suave y ligero. Pero ambos tipos de puerros, son comestibles.
El cultivo de puerros
Aunque estas plantas son sumamente resistentes, sobre todo al frío, los puerros se desarrollan de mejor forma en los climas templados donde las temperaturas oscilan entre los 15°C y 22°C.
Los suelos más adecuados para cultivas puerros son aquellos bien drenados, poco compactos de manera que permitan el desarrollo de su bulbo y, por sobre todas las cosas, ricos en materia orgánica. Esto puede lograrse con la incorporación de estiércol o compost al momento de preparar el suelo, labor que debe realizarse antes de la plantación.
Los suelos poco o nada arcillosos son los preferidos del puerro ya que impiden los encharcamientos y retienen menos la humedad.
La siembra o plantación de puerro se realiza durante el verano y el otoño. Pese a ser una planta bienal, se la trata como una anual.
Existen 2 métodos para el cultivo. El primero de ellos, para la obtención de puerros tempraneros, consiste en colocar las semillas en semilleros que se ubicarán en un invernadero a temperatura más o menos constante de 13°C, nunca inferior a los 7°C. Cuando las plántulas han alcanzado una altura que les permite mantenerse erguidas, se deben trasplantar a bandejas, separando una planta de otra con una distancia de 7 a 10 centímetros. Las bandejas se mantendrán en el invernadero. Este proceso, durará desde mediados del invierno hasta principios de la primavera, en esa época se podrán trasplantar al surco.
Para obtener plantas de puerro en invierno, las semillas se plantarán directamente en el surco, durante la primavera.
El puerro no necesita de un riego especial. En aquellas regiones donde las lluvias son adecuadas, un riego adicional es innecesario.
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