El suelo orgánico a aquél cuya composición básica presenta una gran cantidad de materia orgánica. Es conocido también como compost y se obtiene de forma natural de la descomposición aeróbica de restos orgánicos. La materia orgánica está conformada por elementos de origen biológico, como residuos animales y vegetales, en estado de putrefacción.
Los residuos de plantas son los principales «ingredientes» del suelo orgánico. Estos son procesados por organismos como bacterias, hongos o lombrices para aportar a la superficie una importante proporción de nutrientes.
Los compuestos orgánicos influyen directamente en las propiedades físicas y químicas del suelo. Son indispensables para la fertilidad de la tierra y el desarrollo de los cultivos. Están dispuestos siempre en el horizonte edáfico más superficial, es decir, en el horizonte A.
Caracterización de los Horizontes A
Los horizontes A son capas minerales formadas en la superficie del suelo o por debajo de un horizonte O. En ellos se desintegra toda o parte de la estructura de la roca original. Son zonas de lavado vertical y conforman el manto donde se arraiga la vegetación herbácea. Su color es más oscuro, debido a la abundancia de materia orgánica descompuesta o humus.
Estos horizontes poseen propiedades resultantes de la labranza o pastoreo. La actividad biológica es máxima en ellos. Por contener la materia orgánica, se les considera la plataforma del suelo orgánico.
La capa orgánica del suelo es conocida como horizonte H, u horizonte O. El contenido mineral de ambos horizontes es muy bajo, ya que su mayor componente es materia orgánica.
Horizontes H y O
Los Horizontes H son estratos o capas dominadas por material orgánico formado a partir de acumulaciones de materia orgánica fresca, no descompuesta. También pueden contener materia parcialmente descompuesta en la superficie del suelo, la cual permanece saturada de agua durante largos periodos.
Los horizontes O constan de material orgánico consistente de desechos intactos, frescos y ligeramente descompuestos. Entre estos se encuentran hojas, ramas, musgos y líquenes que se han acumulado sobre la superficie. Dicha superficie no es afectada por los encharcamientos.
Proceso de formación de suelos orgánicos
Para la formación de suelos orgánicos es fundamental que ocurra un proceso de acumulación, descomposición y almacenamiento de materia orgánica. Esta materia del suelo deriva de residuos animales y vegetales.
Inicialmente, en la superficie se acumulan cantidades de materia orgánica no descompuesta, principalmente donde hay humedad y bajas temperaturas. Al transcurrir el tiempo, las bacterias, lombrices y hongos aprovechan dichos residuos, transformando compuestos orgánicos en inorgánicos.
De esta manera, el agua, dióxido de carbono, azúcares y ácidos orgánicos, entre otros, se convierten en compuestos inorgánicos como sales de amonio, fosfato y sulfato. El proceso mediante el cual se da esta transformación se denomina mineralización.
Los compuestos inorgánicos resultantes se incorporan a los exoesqueletos de los macroinvertebrados del suelo. Después que estos mueren y se descomponen se tiene un suelo orgánico contentivo de minerales y proteínas a disposición de las plantas.
El Humus en el suelo orgánico
Cuando la materia orgánica se descompone en los suelos, se forma un compuesto nuevo llamado humus. Es una sustancia que contiene abundante carbono, que le da su color negruzco característico.
El humus posee, en mayor o menor proporción, proteínas, ácidos urónicos y otros elementos combinados. La composición química es diversa, depende de la acción de organismos vivos del suelo, como los hongos, bacterias y protozoos.
El humus al descomponerse genera como productos finales sales minerales, dióxido de carbono y amoníaco. Estas sustancias se acumulan en el suelo constituyendo nutrientes para cultivos, cuyo desarrollo dependen mucho del contenido de humus disponible.
Componentes de la materia del suelo orgánico
Como se ha dicho, los componentes del suelo orgánico son materiales de origen orgánico, como tejidos animales y vegetales, más los derivados de su descomposición parcial. También es materia orgánica la cantidad de materia acumulada en el suelo, que constituye su biomasa. De allí que esa materia orgánica se puede agrupar de la manera siguiente:
- Vegetales y animales vivos: Son los que viven en el suelo, incidiendo directamente en la estructura, capacidad de retención de agua y nutrientes. De igual forma, influyen en los efectos bioquímicos que causan los suelos sobre los vegetales. Estos componentes, fundamentalmente las raíces de las plantas y la biomasa microbiana, suman un 5% de la materia orgánica del suelo. La fauna o microorganismos desarrollados a partir de restos o de enmiendas orgánicas, es también componente importante en este grupo.
- Materia orgánica muerta: Representa el otro 95% de la materia orgánica del suelo. Favorece la fertilidad química y la fertilidad física del suelo. Se encuentra en este grupo la materia orgánica fresca como restos animales y vegetales, partes de cultivos enterrados, compost, estiércol y basura.
Contaminantes orgánicos del suelo
Es importante acotar que existen contaminantes orgánicos del suelo de origen variado. Entre estos se encuentran los residuos de petróleo, aceites, gasolinas y fitosanitarios en general. Todos llegan a los suelos gracias a la acción humana, por actividades agrícolas, industriales y de transporte.
Los fitosanitarios en particular, pueden ser considerados como la causa más común de contaminación porque son utilizados en la agricultura. Entre sus beneficios están la protección de los cultivos y el mejoramiento de la calidad y cantidad de la producción.
Dentro de los fitosanitarios están los plaguicidas, herbicidas y fertilizantes, todos de significativa necesidad. A pesar de ello, su uso constante y excesivo causa daños en el suelo, muchas veces irreversibles.
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