Este tubérculo se ha convertido en acompañante principal de las comidas en casi todo el mundo. La patata o papa, como se le conoce en algunas naciones, pertenece a la especie Solanum y sus orígenes se remontan al territorio de América del Sur, aunque ha logrado expandirse a otras latitudes debido a su innegable versatilidad en la cocina.
Las primeras plantas de patata se cultivaron en los altiplanos andinos hace unos 8.000 millones de años. Posteriormente, los conquistadores españoles se encargaron de introducirla a Europa y así fue pasando al resto de los continentes.
Características y tipos de patatas
La patata es una planta tuberosa que llega a medir hasta un metro de altura. El ser humano consume el tubérculo subterráneo, compuesto por un sinnúmero de nutrientes importantes para el bienestar del organismo.
Tiene unas hojas con hasta nueve foliolos en forma de lanza. La raíz es fibrosa, fina, alargada y ramificada. El tallo, por su parte, es grueso, anguloso, robusto y aéreo. En un inicio va creciendo erguido y luego se va desplegando hacia el suelo. “Nace” en la yema del tubérculo con una altura de entre 0,5 y 1 metro.
De los rizomas brotan los tubérculos que son ovales o redondeados, y se componen de un tejido parenquimático, donde se aglomera el almidón.
En la extremidad del tallo surgen unas inflorescencias cimosas con una carolas rotáceas de color blanco, violeta o rosado. No obstante, la patata es una planta autógama, con constantes estados de androesterilidad.
Perú, la cuna de la patata
Uno de los principales cultivadores de patata es Perú, donde existen unas 4000 variedades. Las patatas más conocidas son la amarilla (muy utilizada en la cocina para purés y cremas), la blanca, la canchán (conocida como rosada), la colorada (común en las Islas Canarias), la negra (caracterizada por su particular dulzor) y la huamantanga (solo cosechada en Perú).
Proceso de cultivo
Crece a partir de una semilla, cuya siembra debe regirse por ciertos parámetros básicos. Hay que cavar surcos muy profundos, con distancias de 40 centímetros entre patatas y 60 entre filas, y luego colocar fertilizante. Una vez cultivada, se debe cubrir con una capa de tierra no mayor a los cinco centímetros.
El suelo tiene que ser arenoso con un buen sistema de drenaje para evitar que se pudran las raíces.
Referente al riego hay que decir que la planta es muy exigente en ese sentido. Lo fundamental en este punto es no incurrir en la excesiva alternancia de sequedad y humedad porque se entorpece el proceso de formación del tubérculo, originando la aparición de grietas o surcos. Por lo general, la patata se riega con sistemas de aspersión.
El área de cultivo de la patata debe tener una iluminación solar que dependerá de la variedad. Algunas requieren 14 horas de sol, por lo menos.
Para germinar, el tubérculo de la patata debe tener una temperatura de unos cinco grados centígrados. El fruto podría estar listo en un período de dos a cuatro semanas. En ese momento se deberá un buen blindado para eliminar las hierbas.
Diversidad en la cocina
Está presente en los fogones de todos los continentes, pero en América del Sur se podría decir que es la reina. Se usa con mucha frecuencia para elaborar guisos, purés, papas rellenas y postres. También es ideal para ensaladas cocidas, tortillas y pasteles. También le da sabor a masas de pan, galletas, croquetas, suflés, sopas y caldos.
En ciertos países fermentan la patata y obtienen diferentes tipos de vodka y licores, como el Shochu de Japón, el Brennivín de Islandia y el Aquavit de Escandinavia.
Propiedades medicinales de la patata
Expertos aseguran que la patata es capaz de controlar los niveles de azúcar en la sangre, proporcionar energía al organismo y altas concentraciones de vitamina C, por lo que aumenta las defensas y protege el sistema inmune. Los resfriados y las gripes se mantendrán a raya gracias a la patata.
Asimismo, posee potasio, que contribuye a controlar la hipertensión, y fibra, que favorece el funcionamiento del sistema digestivo.
Además de la vitamina C, la patata es rica en calcio, vitamina A, vitamina D, vitamina B12, hierro, vitamina B6 y magnesio.
Sana, pero con moderación
100 gramos de patata aportan 77 calorías. Carece de ácidos grasos saturados y de colesterol, pero aporta sodio (6 MG) y proteínas.
Tiene la gran “virtud” de que puede ser rápidamente digerida porque se compone de 78% de agua y 18% de almidón, lo que la convierte en un alimento esencial para cualquier tipo de dieta. Incluso consumir la cáscara de la papa tiene sus beneficios, puesto que es una gran fuente de fibra.
Sin embargo, hay un dato que debe considerarse. Y es que la papa puede ser tóxica cuando se comen las partes verdes del fruto. Allí se concentra la solanina, glucoalcaloide que le da el sabor amargo.
Una persona que se intoxique con patata presentará vómitos, diarrea, dolor abdominal alucinaciones y fuertes dolores de cabeza.
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