Con origen latinoamericano, y ahora presente en tierras europeas y africanas, el ajenjo es ampliamente conocido. Sus usos medicinales se remontan a culturas antiguas, y su cultivo se ha expandido gracias a su adaptación a suelos secos y a espacios con abundante sol. Además, resiste climas que son adversos para el otros cultivos.
El ajenjo forma parte de las llamadas herbáceas compuestas. Es amargo al paladar, por la cantidad de absintina que contiene, pero aún así se emplea comúnmente para corregir malestares estomacales.
Características del Ajenjo
De sus raíces brotan talluelos rectos que pueden alcanzar el metro de alto. Los rizomas segregan una sustancia que cohíbe el desarrollo de otras especies a su alrededor.
Las hojas del ajenjo tienen carácter pinnado y caducifolio, Una delgada capa de vellosidad plata las recubre. Su coloración es entre verdosa y añil. En su faz trasera contienen un aceite sumamente venenoso cuando está concentrado.
Su floración se da entre verano y otoño. Lo adornan pequeñísimas flores alargadas y pajizas. Se agrupan en brotes por cabezuelas, y suelen medir de tres a cinco centímetros. Están protegidas por hojillas púberes de coloración similar.
El ajenjo tiene una esperanza de vida de una a tres décadas.
Condiciones necesarias
En lo que respecta al clima, le favorecen las temperaturas templadas. Aunque se muestra ampliamente resistente a climas fríos e incluso a épocas de sequía. En la actualidad, el ajenjo también se encuentra en ambientes húmedos, a los que se acopla con mucha facilidad.
Como se dijo, el ajenjo es popular por su capacidad para adaptarse a diversos terrenos. No obstante, los que poseen mejor drenado son los ideales para optimizar su floración. Debe contar con cuantioso abono para crecer con todo su esplendor.
La acidez recomendada para el suelo oscila entre 4 y 8. La tierra rocosa o arenosa también servirá para su desarrollo.
Se trata de una especie amante del sol. Sin embargo, soporta estar a sombra parcial. Puede resistir los vientos helados, pero se aconseja protegerla de ellos. Ubicarla de cara al sudeste le beneficiará.
Las lluvias módicas le favorecen, pero cuando no es temporada de precipitaciones, se le pueden proveer cuatro riegos durante el verano. Tal particularidad simplifica mucho su cuidado.
El ajenjo precisa que se mantenga la superficie exenta de hierbajos. Puede hacerse arando de manera superficial el suelo en la época hibernal. En la primavera y el verano, sí se puede limpiar la zona completamente.
Los cultivadores del ajenjo aprovechan la llegada del otoño para cortar las ramas que deslucen la planta. En cuanto al abonado, bastará con uno leve entrada la primavera.
Reproducción del ajenjo
El ajenjo cuenta con tres alternativas para su reproducción: semilla, división de planta o esqueje.
Cuando se realiza por semilla se siembra en semillero, protegiendo con una delgada película de tierra arenisca. Se puede hacer finalizando el invierno o a inicios de la primavera. Necesitará regadíos cotidianos, la eliminación de hierbas y la erradicación de malezas. De igual manera, se debe tener controlada la población de hormigas.
Cuando el ajenjo alcance los 10 centímetros de alto, puede trasplantarse. Se recomienda ubicar en filas paralelas de 70 u 80 centímetros, con una separación de 30 centímetros, entre un ajenjo y otro. Transcurrido un año, se debe realiza otra vez el raleo, quitando las plantas que estén en el intermedio, de tal manera que la separación final constará de 60 centímetros.
Para multiplicar por estacas ha de cortarse tramos que tengan o superen el año. Deben contar con al menos 15 cm de largo, y estar libres de folios. Posteriormente, se sotierran en una parcela mientras se dejan 3 brotes a la intemperie. La distancia idónea consta de 15 cm por 10 cm. Se sugiere hacerlo a comienzos del invierno. En primavera se trasplantan, luego de recortar ligeramente los folios y rizomas.
Por último, la división de la planta consta de separar tantos retoños como sea factible. Los mismos deben sembrase tras cortar sus rizomas y hojas. Se aplicarán la separación indicada previamente. En este caso, el proceso se realiza al terminar el invierno. Todo ello sin descuidar el riego.
Usos del ajenjo
- El ajenjo se recomienda para mantener el jardín libre de plagas, dado su fuerte aroma.
- Es utilizada como especie fragante y medicinal. Tal parece que estimula el apetito, disminuye los síntomas de gastritis, pesadez y otras molestias gastrointestinales, descongestiona el hígado y mejora sus funciones, sana la indigestión, ayuda a eliminar los parásitos del cuerpo, cura heridas externas, alivia dolencias menstruales y aumenta el metabolismo, favoreciendo la eliminación de toxinas.
- Dentro de los hogares se ubican algunas ramas de ajenjo en los roperos para que las polillas no deterioren las prendas. Si la familia tiene mascotas, también le puede interesar contar con esta planta, para no dar cabida a las pulgas.
- La especie es tóxica para las lombrices. Con el fin de sacarle el máximo provecho, se suele plantar en las proximidades de las especies comprometidas por orugas. Así se limita su acción hasta que desaparezcan del todo.
- Si se fumiga el jardín con su extracto, se eliminan también los parásitos.
- Es la materia prima de la absenta, una variedad de cócteles y bebidas alcohólicas. Asimismo, se utiliza en la gastronomía como una especie.
Enfermedades
Puede contraer mohos, sobre todo en las fechas primaverales, por el aumento de la humedad en el ambiente. Por ello, se aconseja que al iniciar tal estación se apliquen fungicidas sistémicos para que el ajenjo se conserve saludable.
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