Los arbustos para cercos son ideales para ganar seguridad. Dependiendo de los ejemplares seleccionados, podrán resguardarte también de las ventiscas. Asimismo, resultan prácticos para crear diversas zonas en tu patio. Sin embargo, los especímenes han de compartir necesidades lumínicas, de riego y suelo para que puedan crecer y mantenerse como es debido. Se recomienda además que tengan alturas similares para que luzcan bien.
Características de los arbustos para cercos
En primera instancia, aportan mayor naturalidad que los cercos artificiales. Pueden ser una alternativa más económica, pero demandan cierto mantenimiento. Su apariencia dependerá en gran medida de su tipología, si es caducifolio (pierde sus hojas cada año) o perennifolio (de hojas perennes). Lo ideal es que se elijan especies que sean resistentes al clima, para prolongar su tiempo de vida. Entre los favoritos se encuentran la siempreviva, la adelfa, el laurel y el azarero, pero hay muchos más.
¿Necesitas ganar privacidad en poco tiempo? El bambú, la caña o la Eugenia son otras grandes opciones. Mantienen sus hojas aún en el frío invernal. Considera que con los arbustos puedes conseguir una “pared” verde y tupida. Son resistentes y cuando crecen se compactan hasta crear la ilusión de un solo ejemplar. Se aconseja plantarlos en invierno, pues están en reposo vegetativo, creciendo poco, y facilitando su trasplante Para conservar su forma geométrica necesitarás podarlos con frecuencia.
10 arbustos para cercos que te gustarán
Te ofrecemos una recopilación de plantas con flor, aromáticas o con frutos. Todas atractivas y útiles para este proyecto verde. ¡Toma nota de tus favoritas!
- Oliveta: crece de forma veloz y maciza. Sus hojas son verdes con orillas pajizas o blancuzcas. Normalmente, alcanzar los cuatro metros de altura y brinda ramilletes de flores níveas con un delicioso perfume.
- Corona de Novia: crece unos dos metros de alto. Sus hojas son lanceoladas y caducas. Sus flores se organizan en ramilletes blancos, tiene una variedad rosa pero más escasa.
- Crataegus: posee folios perennes redondos de un verde opaco. Crece hasta los dos metros de alto, posee espinas que lo hacen extraordinario como cerco de disuasión. De igual forma, tiene frutos rojos.
- Ligustrina: cuenta con hojas caducas de matiz verdoso. Se caracteriza por sus 4 m de altura y su ritmo acelerado de desarrollo. Sus flores son blancas, perfumadas así como distribuidas en ramilletes. Fascina por encontrarse entre las variedades más económicas.
- Berberis Artopurpurea: sus hojas prometen capturar todas las miradas con su tono purpúreo. Su crecimiento se detiene a los 2 metros, es caducifolio y está provisto de espinas. Sus flores son pajizas, también tiene mucho potencial como pared disuasiva.
- Eugenia: crece aceleradamente aunque alcance apenas el par de metros. Las podas frecuentes benefician su óptima condición, el mayor atractivo radica en sus hojas: pues son rojizas al brotar. Da frutos y flores rojos, mientras presenta vulnerabilidad al invierno.
- Boj: su desarrollo oscila entre los 1.5 a 2 m de alto. Tiene un acabado denso que lo vuelve perfecto para cercos de escasa altura. Su inflorescencia es nívea verdosa y discreta.
- Oleo Texano Áureo: sencillo de cultivar, tiene un crecimiento acelerado y ofrece un acabado rústico. Tiene poca exigencia en cuanto a la tierra, pero es intolerante a los encharcamientos. Sus folios pueden ser dorados o verdes apagados.
- Laurentino: se distingue por su espesura y vigorosidad, así como por su ritmo de crecimiento moderado. Tolera de buen grado los podados de formación al igual que climas distintos. Por ello, es muy popular como base de cercos vivos.
- Áurea: posee un follaje parcialmente perenne, de tonos verdosos opacos que van hasta el amarillento. En general tiene un acabado redondeado en sus dos metros de alto. Sus flores parecen campanas blancas y de dulce aroma. Hay que considerar que crece de forma rápida.
¿Cómo cuidar tu cerco verde?
Ahora que conoces algunos arbustos para cercos, necesitas prestar atención a su cuidado. Prefiere formar esta composición con ejemplares de tamaños y exigencias similares. Así te será más sencillo mantenerlas en perfecto estado.
Aplica las técnicas de poda. Será imprescindible echar mano de las tijeras del jardín mientras los arbustos crecen. Según la ocasión, podrás hacerlo con fines correctivos, formativos o de simple conservación. Los cortes correctivos son usuales durante el primer trienio. Con ellos facilitarás una gran densidad en el follaje de tus arbustos. En cambio, aquellos orientados a la sanidad serán menos “rígidos” en cuanto al calendario.
Cada vez que consigas ramas enfermas o muertas podrás cortarlas. Te en cuenta que los arbustos de crecimiento acelerado precisan de podados recurrentes, así garantizarás que no “pierdan” la forma, en especial en composiciones geométricas.
¿Cuándo apelar al abono? Es imprescindible para que las plantas se conserven perfectas sin importar la época. Te recomendamos aplicar un abono estándar cada seis meses. ¡Eso sí, sigue al pie de la letra las instrucciones del producto!
¡No te olvides del riego! A partir de la siembra de tu cerco, no podrás descuidar este aspecto. Lo mantendrá verde y te ayudará a prevenir el estrés causado por el trasplante. Recurrir a un riego por goteo es una excelente idea. Tendrás que estar muy atento a que durante el verano cuente con suficiente agua.
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