El reino fungi es bastante extenso, y aporta numerosos beneficios al medioambiente y a la salud del hombre. Entre los hongos más abundantes que existen, destacan los ascomicetos, los cuales representan casi el 75% de los ejemplares conocidos, abarcando unas 30 mil especies distintas.
Los ascomicetos son hongos sin clorofila y saprófitos, por lo que subsisten consumiendo materia orgánica en descomposición. Es posible encontrarlos en las levaduras, pero pueden vivir en diversos ecosistemas, tanto acuáticos como terrestres, incluso bajo tierra, como es el caso de las trufas.
lugar de desarrollo
Un sitio común para la proliferación de ascomicetos suele ser la madera, aunque también se desarrollan sobre elementos que contengan queratina como uñas, plumas, cuernos o cabello. Asimismo, pueden crecer en excremento y alimentos, o ser parasitarios y adherirse a animales, humanos y plantas, produciendo manchas blancas en algunos casos.
La amplia variedad de hongos ascomicetos incluye familias y géneros reconocidos desde hace decenas de años, especialmente por su importancia económica o para la salud. Entre los más populares están: saccharomyces (levaduras), aspergillus (moho), penicillium (productor de penicilina y fabricación de quesos).
Reproducción de ascomicetos
Junto con los basidiomicetos, los hongos ascomicetos pertenecen a un grupo denominado «hongos superiores». Su estructura vegetativa está constituida por un micelio amplio con ramificaciones, que da lugar a diversas hifas septadas, formadas por una membrana quitinosa, situada en el interior del sustrato.
Los ascomicetos pueden reproducirse tanto por vía asexual como sexual. La producción de esporas sexuales llamadas ascosporas, desarrolladas dentro de unas membranas denominadas ascas, figura como un aspecto de gran importancia en su multiplicación. Sin embargo, prefieren producir propágulos asexuales, catalogados como conidias.
Importancia ecológica
Los hongos ascomicetos cumplen una función primordial en casi todos los ecosistemas terrestres. Encargados del procesamiento de materia orgánica, como hojas, tallos y árboles caídos, permiten que animales detritívoros, saprófagos, descomponedores o detritófagos, se alimenten de dicho material y obtengan los nutrientes necesarios.
Los ascomicetos son capaces de procesar polímeros orgánicos como la lignina y la celulosa, que suelen ser complejas de explotar, y son esenciales para el cumplimiento de las fases naturales del nitrógeno y el carbono.
Por otro lado, las micorrizas, que pertenecen a la clasificación de los ascomicetos, permanecen en una relación simbiótica con las raíces de los árboles que crecen en la selva lluviosa tropical, facilitando la retroalimentación de nutrientes entre la planta y el suelo. Al mismo tiempo, los hongos micorrizicos reciben nutrientes y minerales de la planta que, por sí solos, no pueden producir para garantizar su subsistencia.
Importancia económica y sanitaria
Los ascomicetos son fundamentales para la economía, pues se utilizan para fermentar el pan, el vino y la cerveza. Algunos otros son comestibles, como las trufas y las colmenillas. Específicamente en el área médica, el ascomiceto penicilum fue determinante, ya que a partir de su descubrimiento fue creada la penicilina.
La penicilina es un antibiótico de amplio espectro, sintetizado en el año 1928 por el científico Alexander Fleming, Premio Nobel en fisiología y medicina. Este fármaco evita enfermedades como la fiebre tifoidea y la tuberculosis, las cuales han sido casi erradicadas en la actualidad.
Factor negativo
Pero no todo es bueno. Los hongos ascomicetos son responsables de un sinnúmero de parásitos y plagas que atacan las plantaciones. Para ello deben existir tres condiciones: una cantidad suficiente de plantas huéspedes receptivas, muchas esporas o conidias del hongo y condiciones climatológicas adecuadas para su crecimiento.
Entre los hongos que atacan las plantas están los temidos chancros, antracnosis y los frecuentemente conocidos como “lepras”. El moho que aparece en casa también forma parte de esta clase de hongos. Los zigomicetos, por ejemplo, son los causantes de que la fruta se pudra y aparezca moho negro en el pan.
Simbiosis con animales
Los ascomicetos mantienen una relación simbiótica con diversos animales. Los clasificados bajo el género Xylaria forman parte de los nidos de hormigas cortadoras de Sudamérica y algunas otras que pertenecen a la tribu Attini. También se encuentran en los cultivos de hongos de las termitas (Isoptera).
Se cree que los insectos se dedican a cultivar estos hongos, debido a que éstos apenas forman ascocarpos, justo después de que los insectos se han retirado, tal y como ocurre en diversos casos con el tipo basidiomycota.
Los escarabajos de corteza, de la especie scolytidae, destacan entre los simbiontes más importantes de los ascomicetos. Las hembras fungen como transportadoras de esporas a la nueva planta, por medio de sacos llamados micetangios, que están debajo de la quitina.
Como si fuera poco, la hembra produce túneles en el interior de la madera, haciendo pequeñas cámaras o celdillas donde depositan sus huevos. Durante el proceso, también colocan esporas, que producen hifas, capaces de descomponer la madera. Tras la eclosión, las pequeñas larvas se alimentan de los ascomicetos. Una vez que se transforman, cargan esporas que pueden infectar a otros árboles.
Otra función de los ascocarpos o cuerpos fructíferos donde se reúnen las ascas, es proveer nutrientes a muchos otros animales como babosas, caracoles y mamíferos de gran tamaño, como ciervos y chanchos salvajes.
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