Quizás el objeto más representativo durante la época navideña sea, precisamente, el árbol de Navidad. Aunque su denominación científica es picea abies (abeto rojo), no pertenece propiamente al género Abies, por lo que se distingue como un “falso abeto”.
El picea abies cuenta con una copa en forma de pirámide, que luce regular, espesa y renegrida cuando se ve a distancia. Su estructura puede variar según las distintas razas. Curiosamente, puede superar los 70 metros de alto, pero frecuentemente no crece más de 50.
Lamentablemente, el picea abies no es muy resistente contra huracanes y torbellinos, pero su erguido y fuerte tronco puede medir hasta dos metros de diámetro. Adquiere tonos grises, pero también pardo rojizos. Con el tiempo presenta descamaciones ligeras.
Características del Picea abies y sus hojas
Es posible diferenciar las distintas razas de picea abies por la posición de sus ramas. Por lo general son de inserción opuesta, pero pueden asumir otras posturas. En los llanos, a latitud inferior, es posible encontrar ejemplares con copas más anchas, ramas con arcos que descienden, y una que otra ramilla pendular.
Cuando se trata de árboles ubicados en la montaña y a grandes distancias, las ramas pueden ser pequeñas, horizontales, con una ligera figura de columna. Frecuentemente dirige su caída hacia abajo, formando una copa angosta y aguda.
Se alcanza a dilucidar un color pardo o amarillento en las ramas de un picea abies. Sus hojas aciculares alcanzan los 2.5 cm de longitud. Son rígidas y picudas, de un intenso y destellante color verde. Cuando la primavera florece, las ramas que brotan del picea abies muestran mezcla de tonos verdes y amarillos.
Los picea abies se agrupan en numerosos nichos, que permiten una polinización efectiva, especialmente en los bosques nórdicos, donde se puede observar un manto de matices amarillentos en la superficie de lagos y pantanos. Estos árboles suelen florecer entre abril y mayo, mientras que su fruto, los piñones, maduran cerca del mes de octubre, lo que da lugar a la diseminación.
Historia del picea abies
Diversas investigaciones apuntan a que los orígenes del picea abies se remontan a la época de los romanos, pero se tiene la certeza de que existió mucho tiempo atrás, para la época de los antiguos egipcios. Ellos celebraban algo similar a una fiesta de fin de año, realizando una ceremonia que incluía la quema de una penca de la palma de 12 hojas, reunidas en pirámide, para venerar al Dios Thor.
La utilización del árbol de navidad, como se acostumbra en nuestros días, inició en Alemania, cerca del siglo VIII. La historia indica que un misionero británico, llamado San Bonifacio, en medio de un sermón, con el que intentaba probar que el roble no era un árbol sagrado, derribó uno de ellos el día en que se festejaba la Navidad.
Este árbol se precipitó sobre otros árboles y arbustos, destrozando todo a su paso, a excepción de un pequeño abeto. Tal y como sucedió, para San Bonifacio se trató de un milagro, digno de reconocer, por lo que llamó al arbusto “árbol del Niño Dios”.
Posteriormente, muchos cristianos incorporaron en sus actividades un árbol de navidad para conmemorar la Navidad, plantando abetos. Con el tiempo, el picea abies empezó a formar parte de la decoración habitual de las casas en esta época. Quizás fue en España donde mayor resistencia tuvo la colocación de esos ejemplares, pero a mediados del siglo XX ya era muy popular.
Localización del Picea Abies
El picea abies crece naturalmente en la zona Centro y Norte de Europa. En el Centro, es un árbol de montaña, con distribución poco regular, ubicándose sobre todo en Los Alpes, Selva Negra, Bohemia, Transilvania y Yugoslavia.
En otros sitios como Escandinavia, Rusia y el Norte de Polonia, el picea abies crece en la llanura, específicamente en zonas diseccionadas de las localidades ya conocidas.
En las regiones montañosas de Europa Central se ha esparcido en altitudes de 800 a 1600 metros. Es posible encontrarlo en la misma zona de un alerce (género de árbol de la familia de las Pináceas), pero es necesario tener claro que el picea abies no llega a lugares limítrofes con el océano Atlántico de manera natural.
Tanto en Escandinavia como en Francia, el alcance del picea abies se debe a la mano del hombre. Por ejemplo, en Gran Bretaña, su introducción se llevó a cabo en los años 1500, aproximadamente.
Tal y como sucede en diversas zonas de frío en el mundo, esta variedad de planta es muy útil para sembrar en jardines y parques, debido a sus elementos ornamentales. Pese a su escasa resistencia a factores ambientales, ha sido sembrado con protección en espacios al aire libre.
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