La Ortosiphon stamineus, mejor conocida como ortosifón, es una planta originaria de Asía tropical, específicamente de Malasia e Indonesia, aunque también se puede conseguir en países como Birmania, Tailandia, Filipinas y Australia. Su cultivo se extendió además a ciertas regiones de Guyana y América central, donde predominan el clima subtropical, y los suelos fértiles y bien drenados.
El ortosifón se usa en la preparación del popular té de Java, un efectivo diurético empleado para el tratamiento de diferentes enfermedades renales y circulatorias.
Esta planta ha sido estudiada durante muchos años, por ser una alternativa natural para la sanación de diversos padecimientos.
Su recolección se lleva a cabo antes de la floración, y tras el proceso de desecación, se utilizan los tallos y las hojas para la elaboración de los diversos productos medicinales.
Características del ortosifón
El ortosifón tiene hojas verdes y dentadas, con forma ovalada en la raíz y terminaciones en punta.
Por lo general, alcanza un tamaño de 30 a 60 centímetros. Es perenne y su tallo puede tener de 4 a 8 cm de largo por 2 a 4 cm de ancho.
Según la variedad, el pecíolo y el nervio medio pueden verse coloreados de tonos rojos a violáceos.
Las flores varían de color. Las hay violeta y blanco, con unos pistilos muy largos. Por esta cualidad, es conocida en Indonesia como “bigotes de gato”.
En países de Asia y Europa se comercializa el ortosifón en infusión y en cápsulas. Su descubrimiento como planta medicinal se profundizó en el siglo XIX, aunque en Asia se consume desde hace cientos de años.
Sus hojas son ricas en flavonoides como sinensetina, ácidos derivados del ácido cafeico, ácido rosmánirico, sales de potasio, aceites esenciales, terpenos, inositol y fitosteroles, los cuales favorecen las funciones del organismo.
Propiedades del ortosifón
Como hemos dicho anteriormente, el ortosifón goza de gran fama por su poder diurético, que ayuda a adelgazar y a disminuir la retención de líquido. Como si fuera poco, contribuye a mejorar los síntomas de enfermedades renales y vesiculares.
Las hojas cuentan con cualidades espasmolíticas, las cuales contribuyen a la prevención de inflamaciones.
Diversos estudios realizados a esta planta, han demostrado que su consumo permite la excreción de cloruro de sodio y urea, por lo que permite controlar los niveles de estos componentes en el cuerpo.
Igualmente, se le atribuyen características antibacteriales, siendo una gran aliada para la sanación de infecciones, especialmente las presentadas en las vías urinarias, al igual que las ocasionadas por escherichia coli, klebsiella, proteus y pseudomona.
El ortosifón contribuye además a la secreción de orina y toxinas dañinas para el organismo. Es ideal para reducir cuadros inflamatorios, y expulsar la molesta arenilla de los riñones y los cálculos biliares.
Como es antioxidante, combate el envejecimiento prematuro, facilita la regeneración celular y favorece la cicatrización, cualidades aprovechadas por las personas mayores.
Asimismo, ingerir ortosifón mejora los dolores musculares y en las articulaciones, por lo que es muy demandada por pacientes con artritis y enfermedades como la gota, disminuyendo los pinchazos que aparecen como característica de este padecimiento.
Por su alto contenido de potasio, fortalece el tejido conectivo, músculos, tendones y la fibra del cuerpo, convirtiéndose en un gran aliado de los deportistas y amantes del ejercicio.
Ortosifón para el sobrepeso
A pesar de sus múltiples beneficios para la salud, su mayor uso es en dietas de adelgazamiento, especialmente en los casos de sobrepeso asociado con retención de líquidos.
Al eliminar el exceso de agua, es muy usado como tratamiento anticelulitis. Sin embargo, no tiene ningún efecto sobre la grasa y el metabolismo.
Para bajar de peso, debe estar acompañado de una dieta saludable y una rutina de entrenamiento.
Contraindicaciones
Aunque el ortosifón cuenta con diversos beneficios para la salud integral del cuerpo, es importante consultar con un especialista antes de consumir este y cualquier otro complemento, sobre todo si padece de patologías biliares, problemas de tensión arterial, dispepsias y afecciones del corazón.
En algunas personas puede causar vómitos y molestias estomacales. Estos efectos secundarios usualmente se deben a su sabor amargo y a la sensación desagradable que produce al paladar, por lo que se recomienda su consumo en píldoras.
Si se observan reacciones desfavorables en el organismo, lo aconsejado es suspender su uso y buscar otras alternativas naturales.
Es vital no ingerir en exceso, ya que puede causar toxicidad por el aumento de la secreción cloropéptica. Cuando esto sucede, se suelen presentar daños y molestias gástricas.
En combinación con otros medicamentos, puede ocasionar efectos negativos, incrementando los síntomas de diversas enfermedades.
Lo mejor es no mezclar con alcohol etílico, ya que podría incrementar las patologías gástricas considerablemente.
En los casos de padecimientos coronarios o renales, se debe consultar con el médico antes de ingerirlo, ya que puede potenciar los efectos de los medicamentos, causando fallas en el organismo o acelerando la frecuencia cardiaca.
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