La especie Sophora tiene su origen en Asia, especialmente en China, y está representada por alrededor de 40 especies distribuidas en distintas regiones del mundo. Pertenece a la familia Fabaceae (Leguminosae) y agrupa plantas de porte arbóreo y arbustivo, con hojas compuestas y racimos de flores que varían en color según la especie.

Entre sus principales exponentes destacan:
- Sophora longicarinata
- Sophora macrocarpa
- Sophora toromiro
- Sophora japonica
Sophora japonica, en particular, es muy empleada en jardinería ornamental y se cultiva ampliamente en parques y jardines para aportar sombra y acentos decorativos. En algunas clasificaciones modernas, esta especie se incluye en el género Styphnolobium, por lo que también se la conoce como Styphnolobium japonicum.
Entre sus cultivares más populares se encuentran:
- Sophora japonica ‘Pubescens’
- Sophora japonica variegata
- Sophora japonica ‘Dot’
- Sophora japonica ‘Pendula’
Conservación, taxonomía y distribución
La Sophora toromiro es nativa de la Isla de Pascua y su población silvestre está muy reducida. Su conservación se centra en jardines botánicos y en programas de conservación y reintroducción para mantener viva la especie.
En clasificación moderna, Sophora japonica puede incluirse en el género Styphnolobium, por lo que también se la conoce como Styphnolobium japonicum. Esto refleja su compleja historia taxonómica y su distribución en horticultura y uso ornamental a nivel mundial.
Características de la Sophora japonica
La Sophora japonica, también conocida como Acacia del Japón, sofor, sófora y árbol de la miel, es un árbol caducifolio de notable belleza. Su tronco es de color marrón oscuro y presenta grietas profundas; la copa adopta una forma de cúpula amplia y equilibrada.
Las hojas son compuestas, alternas y miden aproximadamente entre 15 y 20 cm de longitud. Cada hoja está formada por entre 3 y 8 pares de foliolos, de color verde esmeralda intenso y brillo notable.
En plantación, el crecimiento es moderado: puede alcanzar entre 15 y 20 m de altura, momento a partir del cual su desarrollo suele ralentizarse. Es una opción adecuada para esquemas urbanos y paisajísticos, pues se adapta bien a diversos suelos y climas templados.
Suele emplearse en parques, plazas y patios residenciales. Constituye una excelente alternativa en zonas costeras y en grandes ciudades, gracias a su robustez y a su longevidad. Un ejemplar puede vivir alrededor de 120 años, e incluso superar esa cifra bajo condiciones favorables.
Tradicionalmente, en Asia oriental se cultivaba cerca de templos y cementerios; de allí deriva el nombre común «árbol de las pagodas». Su floración, en verano, es blanca o crema y perfumada, y las flores se organizan en panículas vistosas que atraen a las abejas. Tras la polinización, se desarrollan vainas planas de color marrón que contienen las semillas.
- Uso paisajístico: adecuada para avenidas, parques y entornos urbanos gracias a su porte y rusticidad.
- Tolerancia y cultivo: tolera la salinidad y la contaminación urbana; se adapta a suelos pobres, con riego moderado en verano y exposición a pleno sol.
- Notas prácticas: conviene realizar podas ligeras para mantener la copa proporcionada y evitar interferencias con infraestructuras.
- Nombres y etimología: también se conoce como «árbol de la miel» por la abundancia de néctar, y como «árbol de las pagodas» por su arraigo histórico en Asia oriental.
Flores y frutos de la Sophora japonica

El árbol de la miel florece durante el verano. Sus inflorescencias, de color crema a blanco nacarado, iluminan plazas y jardines durante seis a ocho semanas. Por su floración destacada, se ha convertido en una especie ornamental muy apreciada en todo el mundo.
Las flores son hermafroditas. Los folíolos son ovalados y terminan en una punta afilada. Las flores brotan en ramilletes a lo largo de las inflorescencias y, en algunas variantes, pueden presentar ligeros tonos rosados.
Asimismo, la Sophora japonica produce frutos en forma de vainas que recuerdan a un collar y miden entre 5 y 9 cm de longitud. Una vez maduros, las vainas no se abren y añaden interés estético adicional al árbol.
- Las flores atraen a abejas y otros polinizadores, favoreciendo la biodiversidad en entornos urbanos.
- Los frutos son vainas de 5 a 9 cm de longitud y, al madurar, no se abren.
- Las vainas y semillas contienen alcaloides y otros compuestos tóxicos; pueden ser peligrosos si se ingieren; evitar su consumo y mantenerlas fuera del alcance de niños y mascotas.
Cultivo de la Sophora japonica
La Sophora japonica no es exigente con el tipo de suelo. Puede desarrollarse en terrenos pobres y calcáreos; sin embargo, prefiere suelos profundos con un drenaje excelente. Evite las zonas con encharcamientos prolongados, ya que la humedad excesiva puede dificultar su desarrollo y favorecer enfermedades radiculares.
En climas templados, la planta resiste las heladas cuando es adulta. Los ejemplares jóvenes son más sensibles y pueden presentar daños en la corteza ante heladas severas. Proteja las plantas jóvenes durante los primeros años y, si es posible, ubíquelas en áreas algo resguardadas del viento. Una vez establecidas, toleran la sequía, la contaminación atmosferial y la exposición al ambiente marino en zonas costeras.
La especie es una leguminosa que fija nitrógeno del aire, lo que puede enriquecer los suelos cercanos y mejorar la fertilidad del lugar de plantación. Esta característica la convierte en una buena opción para alineaciones urbanas y jardines de bajo mantenimiento, donde el aporte de nitrógeno puede beneficiar a otras plantas vecinas.
Consejos prácticos de cultivo:
- Luz: pleno sol; tolera algo de sombra, pero florece mejor con buena iluminación.
- Riego: regar de forma profunda durante el establecimiento; luego resiste la sequía, aunque conviene aportar agua en períodos de calor extremo.
- Suelo: se adapta a suelos calcáreos; evitar suelos con estancamiento de agua.
- Plantación: espaciar las plantas entre 6 y 8 metros para permitir el desarrollo de la copa; en áreas urbanas, considere el espacio disponible respetando el tamaño final de la planta.
- Poda: realizar podas de formación ligeras en los primeros años; eliminar ramas muertas o cruzadas para mantener la estructura y promover una buena floración.
- Protección: proteger el tronco joven de daños mecánicos y aplicar mulching para conservar la humedad y la temperatura del suelo.
- Plagas y enfermedades: puede verse afectada por pulgones, cochinillas o escamas; es relativamente resistente, pero intervenga con métodos ecológicos si es necesario.
Otros cuidados de la Sophora japonica
La Sophora japonica no exige cuidados complicados si se atiende de forma constante. A continuación se presentan recomendaciones prácticas para favorecer su salud, desarrollar una silueta armónica y prolongar su vida útil.
- Puede tolerar poda fuerte, pero se desaconseja realizarla de forma drástica, ya que genera huecos y pérdida de ramas en desarrollo, especialmente durante ventiscas. Una poda moderada favorece la estructura, la floración y la longevidad.
- Con frecuencia aparecen ramas bajas y guías dobles; por ello conviene vigilar la poda inicial para definir una silueta equilibrada. Muchas de sus ramas son algo quebradizas, lo que puede suponer un riesgo para la tarea de poda y para la planta durante el manejo.
- Prefiere una exposición amplia a la luz solar directa para un crecimiento óptimo, aunque tolera sombra parcial sin graves repercusiones.
- Riego moderado: regar cuando el sustrato esté seco en la capa superior, cuidando de evitar encharcamientos. En climas cálidos y secos, ajuste la frecuencia de riego para mantener la humedad adecuada del suelo.
- Abono anual con materia orgánica: humus o compost bien descompuesto. Si el sustrato es pobre, puede complementarse con un fertilizante equilibrado en primavera.
- La reproducción se realiza por semillas. Las semillas tienen cubierta dura y conviene remojarlas para ablandarlas. Si se cultivan en semillero, utilice sustrato ligero y proteja las plantas de las heladas; en climas fríos, durante el invierno conviene mantenerlas en un vivero o invernadero hasta la germinación.
Observación y mantenimiento: revise periódicamente la planta para detectar signos de estrés, plagas o enfermedades. Realice la poda de formación en la primavera y ajuste el riego y el abonado según la estación para obtener un ejemplar sano y bien formado.
Enfermedades o plagas

Un riego excesivo para la Sophora japonica puede asfixiarla. Además, favorece la aparición del hongo Armillaria mellea, patógeno que puede debilitar la planta. Las heridas causadas por la poda también pueden facilitar la colonización de otros hongos, como Polyporus, que pueden dañar el tronco.
La especie presenta una alta resistencia a plagas. Sin embargo, no está exenta de sufrir ataques de pulgones y cochinillas. Afortunadamente, estas infestaciones suelen ser manejables y pueden controlarse con medidas culturales simples y, cuando corresponde, intervenciones puntuales.
Si aparecen manchas en las hojas, es probable que se deba a una infección fúngica. Por ello, es fundamental consultar a un especialista para identificar la causa y determinar el tratamiento adecuado.
Hay que prestar atención a las raíces para evitar la pudrición. El exceso de riego, el sustrato mal drenado o el encharcamiento favorecen la pudrición radicular. Garantizar un buen drenaje, usar sustratos adecuados y evitar el riego excesivo son medidas preventivas clave.
- Prevención y manejo del riego: regar profundamente pero con menor frecuencia, y permitir que la capa superior del sustrato se seque entre riegos.
- Control de plagas: realizar inspecciones periódicas; para pulgones y cochinillas, emplear métodos suaves (jabón potásico, lavado con agua) y recurrir a tratamientos químicos solo si es estrictamente necesario y siguiendo las indicaciones.
- Protección de raíces y sanidad: asegurar un drenaje adecuado, evitar suelos compactados y mantener un acolchado ligero para regular la humedad.
- Diagnóstico y asesoría: ante manchas o debilidad, consultar a un profesional para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
Diversidad de usos
El tronco de Sophora japonica es muy apreciado en la carpintería por su durabilidad, trabajabilidad y aspecto natural. Se emplea en la fabricación de muebles, tarimas, tallas y otros trabajos de ebanistería, donde su madera ofrece buena resistencia al desgaste y un acabado satisfactorio con herramientas convencionales.
En el ámbito de la salud y la fitoterapia, la planta ha sido objeto de diversas atribuciones tradicionales. Entre ellas se mencionan efectos laxantes o purgantes en ciertas preparaciones, aunque estos usos no están respaldados de manera concluyente por la evidencia científica actual y deben enfrentarse con cautela, especialmente cuando se consumen extractos o plantas enteras sin supervisión médica.
- Propiedades vasculares y potencial cardioprotector: se han identificado flavonoides y otros compuestos en la planta que, en contextos de investigación, se asocian con efectos antiinflamatorios y vasoprotectoras. Derivados como la troxerutina se emplean en formulaciones comerciales para la salud vascular. Aunque algunos resultados en modelos preclínicos son alentadores, la evidencia en humanos es limitada y no debe interpretarse como un reemplazo de tratamientos médicos.
- Aplicaciones para la salud venosa: la acción antiinflamatoria y el soporte vascular han llevado a su uso tradicional en condiciones asociadas con la circulación y la inflamación venosa. En productos farmacéuticos y suplementos se utiliza troxerutina, pero su eficacia real varía y debe verificarse con profesional de la salud antes de su uso.
- Uso histórico en la medicina tradicional china: la Sophora japonica ha sido valorada por los médicos de la tradición china y figura entre plantas empleadas en fórmulas clásicas para favorecer la circulación y el equilibrio del sistema vascular. Su empleo se ha transmitido a lo largo de siglos, pero debe practicarse dentro de un marco responsable y con orientación profesional.
Precauciones: aunque la planta ofrece beneficios apreciados en jardinería y en prácticas tradicionales, su seguridad depende de la dosis, la parte empleada y la forma de preparación. Algunas formas de uso pueden ser tóxicas si se consumen en exceso. Evite automedicarse y siga las indicaciones de productos regulados, especialmente en personas con condiciones médicas preexistentes o que toman medicamentos.