A comienzos de la primavera, se puede contemplar toda la belleza del endrino o Prunus spinosa. Este arbusto de hojas caducas, tiene una constitución entramada y es abundante en espinas.
Puede alcanzar los 4 metros de altura y forma parte de la familia de las rosáceas. De sus rizomas brotan con pasmosa facilidad unos hijuelos que le proporcionan un bonito espesor.
Cuando es joven, sus ramas cortas y ligeramente vellosas lucen tonalidades pardas, pero a medida que pasa el tiempo, van adquiriendo un color grisáceo.
Características de la Prunus spinosa
De sus ramas penden hojas ovaladas, con peciolos alternos, de 1,5 centímetros. Su cresta es obtusa y aserrada con dientes glandulares.
Su floración tan abundante como nívea, coincide con la aparición de las primeras hojas. Pueden estar agrupadas en dos o tres diminutos ramos, aunque lo usual es que estén solitarias.
La copa del Prunus spinosa está conformada por cinco sépalos de 3 mm de diámetro. Se distinguen por su carácter erguido, semejante a una pirámide, y por su ápice parcialmente agudo.
Su inflorescencia consta de cinco pétalos alargados y blanquecinos que oscilan entre los 4 y 8 mm. Además, cuenta con cuantiosos estambres.
¿Cómo se diferencian sus frutos?
A los frutos del Prunus Spinosa se les llama endrinas. Son muy populares entre los españoles, debido a que constituyen el ingrediente principal del licor pacharán. Se asemeja a una ciruela redondeada, y alcanza unas dimensiones de 10 a 15mm. Su pulpa es de color verde, mientras que su superficie externa toma una coloración azulada, violácea o negruzca.
Al tacto resultan aterciopelados y su gusto es un tanto agridulce. Aportan escasas calorías al organismo y son pobres en carbohidratos.
Por su alto contenido en fibra, son excelentes para corregir problemas asociados al estreñimiento. Brindan altas dosis de calcio, hierro y potasio. Además, poseen carotenoides y antocianos que previenen la oxidación a nivel celular.
Hábitat del prunus spinosa
Se puede encontrar ejemplares de Prunus spinosa en la región central de Europa, así como en el Mediterráneo. Sin embargo, esto excluye la zona occidental del continente asiático.
De forma más específica, suele hallarse entre setos, ribetes de boscajes, claros, en los lindes de caminos, taludes y riberas. No obstante, prefiere crecer en calizas cuando el nivel del mar ronda los 2 mil metros de alto.
Requisitos para el cultivo del Prunus spinosa
La incidencia plena de la luz solar favorece el óptimo crecimiento del Prunus spinosa, aunque también puede tolerar su «estancia» en lugares sombreados. Necesitará protección contra las heladas tardías, en especial si está floreciendo.
Una buena idea es que el jardinero le proporcione la sujeción adecuada, así las ventiscas no arrancarán sus flores.
Las temperaturas cálidas serán las mejores para lograr un ejemplar sano y unos frutos deliciosos.
Esta especie puede prescindir de un riego profuso. Aunque tiene una tolerancia comprobada a una humedad elevada, se recomienda que el regadío sea módico. Siempre hay que evitar que en la tierra se formen charcos.
Una superficie caliza y con buen drenaje es ideal para el cultivo del Prunus spinosa. De cualquier modo, hay que velar porque no sea excesiva la concentración de cal. De lo contrario, podrá desarrollar clorosis.
Se sugiere que el suelo posea bajas dosis de acidez. Un pH de entre 4.5 y 7.5 es idóneo para él. Las concentraciones de nitrógeno también deben ser limitadas.
El Prunus spinosa se reproduce a través de sus semillas, en el transcurso de la época primaveral. Asimismo, puede hacerse por injerto. Se multiplica fácilmente después de incendios, incluso suele cubrir áreas abandonadas.
Aspectos a considerar
Se puede cultivar el Prunus spinosa de forma aislada u optar por alinear varios ejemplares. Esta modalidad se aplica en campos o fincas, porque constituye una barrera espesa y muy difícil de penetrar.
En cuanto a su podado, se acostumbra hacerlo a finales del verano, enfocándose en conservar su estructura, así como en retirar las ramas muertas o que desluzcan.
Se debe tener sumo cuidado con la corteza del Prunus spinosa, pues es rica en ácido prúsico, una sustancia posiblemente tóxica. La precaución se extiende a sus semillas que deben retirarse con cautela y sin mancharlas, principalmente si se piensa usar para la elaboración de dulcería o licorería.
Plagas o enfermedades
De forma usual, el arbusto tiene alta resistencia ante plagas y enfermedades. Sin embargo, el pulgón hace que sus retoños y hojas se vuelvan amorfos.
La araña roja provoca que las hojas del Prunus spinosa adquieren un matiz metálico y repercute en su caída, así como en la de sus frutos. El gusano también hará que los frutos se desprendan aún estando inmaduros.
Es fundamental protegerla contra la enfermedad de la roya, puesto que produce la pérdida de hojas y hace que el tronco se vuelve estrecho.
Usos del arbusto
Antiguamente, se utilizaba el Prunus spinosa como hierba medicinal y comestible. Sus frutos son muy demandados para elaborar jalea y mermeladas. También son populares para darle fragancia a ciertos alcoholes, y para la preparación de mascarillas de belleza.
Sus flores tienen cualidades laxantes y su tronco se presta para la tornería. De igual manera, resulta útil en la fabricación de bastones.
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