La palabra macrófitas proviene del griego macro (grande) y del sufijo -fitas, derivado de phyton (planta). Se utiliza para describir organismos vegetales de tamaño visible a simple vista que crecen en ambientes acuáticos o con abundante humedad.

Dentro de este grupo se agrupan principalmente tres grandes categorías: macroalgas, pteridofitas y angiospermas acuáticas. Es importante aclarar que las musgos y otras briofitas no pertenecen a las pteridofitas. Las macrófitas pueden encontrarse en una amplia gama de ambientes: desde costas y estuarios hasta lagos, ríos y estanques, y cumplen roles ecológicos esenciales, como la producción de oxígeno, la provisión de hábitat y la regulación de nutrientes.
- Macroalgas: algas de gran tamaño visibles a simple vista que forman bosques o esteras en medios marinos o salobres. Se clasifican en algas verdes, pardas y rojas. Ejemplos: Laminaria (kelp), Fucus (fucus), Ulva (lechuga de mar) y Gracilaria.
- Pteridofitas acuáticas: helechos y afines que, a través de estructuras vasculares, se han adaptado para vivir en ambientes húmedos o sumergidos. Incluyen helechos de agua como Azolla y Salvinia, así como otros pequeños helechos anfibios. Nota: las musgos y hepáticas son briofitas y no pertenecen a las pteridofitas.
- Angiospermas acuáticas: plantas con flores que han evolucionado para vivir en o sobre el agua, ya sea sumergidas, emergentes o flotantes. Ejemplos: Nymphaea (loto), Pontederia, Potamogeton, Vallisneria, Pistia y Eichhornia crassipes (jacinto de agua). Desempeñan roles clave en la oxigenación del agua, la estabilización de márgenes y la provisión de refugio para fauna acuática.
Clasificación
Además de las macrófitas que se adhieren a una base o sustrato, existen otras que se distinguen por su modo de sujeción y por su posición dentro del medio acuático. A continuación se describen las categorías principales, con ejemplos representativos:
- Macrófitas emergentes. Estas plantas sobresalen por encima del nivel del agua en suelos desbordados de forma constante o transitoria. Suelen ser perennes y sus órganos reproductores quedan fuera del agua.
- Macrófitas con hojas flotantes. Incluyen principalmente las angiospermas que presentan hojas flotantes y ocupan suelos encharcados. Los órganos reproductores pueden ser flotantes o aeríos.
- Macrófitas inmersas. En esta categoría se encuentran muchas especies que viven completamente sumergidas, entre ellas ciertos helechos, varios musgos y carofitas (Charophyta), así como numerosas angiospermas acuáticas. Sus órganos reproductivos pueden ser aéreos, flotantes o sumergidos.
- Macrófitas flotantes independientes. Son plantas que flotan libremente, con morfologías muy diversas, que pueden formar grandes masas de hojas aéreas y/o flotantes. Sus raíces suelen estar sumergidas y son de longitud considerable; algunas especies tienen raíces muy reducidas o prácticamente ausentes. Los órganos de reproducción pueden ser flotantes o aéreos; muy ocasionalmente pueden estar sumergidos.
Estas categorías reflejan la diversidad de estrategias de crecimiento de las plantas acuáticas y su importancia en los ecosistemas hídricos. Contribuyen a la oxigenación del agua, brindan refugio a fauna acuática, estabilizan sedimentos y regulan la disponibilidad de nutrientes, funcionando también como indicadores de calidad del agua.
Hábitat
Las macrófitas ocupan una amplia variedad de hábitats acuáticos y semiacuáticos. Sus condiciones de desarrollo están influidas por factores como la salinidad, la temperatura, la iluminación y la profundidad del agua.
- Aguas dulces: lagos, lagunas, charcas, pantanos y riberas de ríos, donde la luz y el oxígeno permiten el desarrollo de plantas emergentes o subacuáticas.
- Aguas salobres y salinas: estuarios, marismas y zonas costeras con variaciones estacionales de salinidad; en estas áreas conviven especies adaptadas a salinidad variable.
- Aguas estancadas o de movimiento lento: charcas temporales, zonas de desagüe y otros cuerpos de agua de baja circulación.
- Ambientes de transición y bordes de hábitats: orillas, deltas y bordes de humedales, donde la mezcla de agua y tierra favorece la proliferación de macrófitas y su interacción con otras comunidades.
- Hábitats marinos poco profundos: zonas costeras y lagunas litorales que albergan macrófitas marinas y forman parte de redes ecológicas costeras.
Es común encontrar las macrófitas al inicio de formaciones vegetales características, como los manglares, donde contribuyen a la estabilización de sedimentos, proporcionan refugio a numerosas especies y participan en los ciclos de nutrientes y oxigenación del entorno.
Impacto ecológico, manejo y consideraciones
Las macrófitas intervienen en la circulación de los nutrientes presentes en los medios acuáticos. Mediante la fotosíntesis, transforman la energía lumínica en biomasa orgánica y, a la vez, absorben nutrientes del agua, especialmente fósforo y nitrógeno. Gracias a su capacidad de asimilar nutrientes y a sus interacciones con el ambiente, estas plantas pueden moderar la proliferación de microorganismos indeseables y de algas que afectan la calidad del agua y la salud del ecosistema acuático. El fósforo y las diferentes formas del nitrógeno, cuando se encuentran en concentraciones elevadas, se consideran contaminantes de las aguas porque favorecen la proliferación del fitoplancton y de comunidades algales perjudiciales.
Es necesario reducir estos excesos. Una estrategia natural, que evita la utilización de procedimientos químicos y de tratamientos biológicos intensivos, es el uso de macrófitas en sistemas de tratamiento de aguas.
Desde hace décadas se emplean en el tratamiento de aguas residuales, especialmente en humedales construidos y jardines filtrantes, demostrando ser una alternativa eficiente y sostenible. A continuación se presentan algunas consideraciones y ejemplos relevantes.
- Funciones principales: absorción de nutrientes (P y N), oxigenación del agua a través de las raíces y sombreado que ayuda a controlar el crecimiento excesivo de algas.
- Aplicaciones típicas: humedales y jardines de tratamiento en zonas urbanas e industriales; pretratamiento de aguas antes de su descarga o reutilización.
- Ejemplos de macrófitas usadas: Lemna spp. (lenteja de agua), Pistia stratiotes (lenteja de agua peluda), Eichhornia crassipes (jacinto de agua), Typha spp. (espadañas) y Phragmites australis (cañaveral común).
- Consideraciones de manejo: algunas especies pueden volverse invasoras si no se gestionan adecuadamente; requieren monitoreo, control de densidad y evaluación ambiental para evitar impactos no deseados.
Usos
Las macrófitas desempeñan roles estratégicos en diversas áreas, destacándose su uso en la fitodepuración, así como en alimentación, generación de biomasa y conservación de ecosistemas. A continuación se presentan los usos más relevantes y ejemplos prácticos.
- Tratamiento de aguas (fitodepuración): en sistemas de humedales naturales o artificiales, las macrófitas colaboran con microorganismos para eliminar nutrientes (nitrógeno y fósforo), materia orgánica y contaminantes, mejorando la calidad del agua y la claridad del cuerpo hídrico.
- Alimentación: se cultivan para suministrar alimento a animales y, en algunas culturas, a humanos. Un ejemplo destacado es el arroz (Oryza sativa), cuya producción depende de condiciones de pantano y riego. Además, diversas plantas acuáticas se emplean como forraje para ganado o como alimento humano en mercados regionales.
- Producción de biomasa: la biomasa de macrófitas se utiliza para la producción de pulpa de celulosa, biocombustibles (bioetanol, biogás) y otros bioproductos. También se investiga su uso en generación de energía a partir de residuos y en procesos de biorefinería.
- Gestión de residuos y mejora de suelos: los residuos de cultivo y biomasa residual pueden compostarse o configurarse como sustrato para mejorar la estructura y la fertilidad del suelo, favoreciendo la retención de agua y la infiltración.
- Conservación y restauración de ecosistemas: las macrófitas estabilizan riberas, reducen la erosión y proporcionan hábitat para fauna acuática. Contribuyen al secuestro de carbono en humedales y fortalecen la biodiversidad y la resiliencia de los ecosistemas acuáticos.
Reproducción de las macrófitas
Las macrófitas tienden a reproducirse en abundancia, lo que facilita su suministro para jardinería, restauración paisajística y proyectos de biorremediación. Se cultivan en invernaderos y otras instalaciones para abastecer el mercado comercial. Su capacidad de estabilizar sustratos, mejorar la calidad del agua y contribuir a la oxigenación las hace útiles en estanques, lagos y sistemas de tratamiento de aguas.
Para su venta u otras aplicaciones, la reproducción se realiza principalmente mediante dos procesos: sexual, a través de semillas, y asexual, mediante material vegetativo.
Entre estas técnicas, la más común es la propagación asexual. No obstante, la reproducción por semillas se mantiene cuando se busca producción a gran escala o variabilidad genética. La propagación vegetativa se obtiene del material de la propia planta: tallos, yemas, raíces, hojas, brotes y ramas, en formas como divisiones, esquejes y rizomas.
Formas habituales de reproducción:
- Reproducción sexual: mediante semillas. Requiere floración y fructificación. Ventajas: mayor diversidad genética y posibilidad de adaptación; desventajas: mayor tiempo de establecimiento y menor uniformidad en las plantas.
- Reproducción asexual: mediante propagación vegetativa. Incluye:
- División de macizos o rizomas para obtener clones uniformes.
- Esquejes o estacas de tallos y hojas.
- Uso de brotes, raíces adventicias y/o tubérculos cuando sea aplicable.
- Micropropagación o cultivo de tejidos in vitro para producción a gran escala y sanidad de las plántulas.
Ventajas de la propagación asexual: rapidez, mayor uniformidad y capacidad de producir grandes cantidades de material plantable en poco tiempo, ideal para proyectos de jardinería comercial y restauración. Ventajas de la reproducción sexual: generación de variabilidad genética, que puede aumentar la resistencia y adaptación a condiciones ambientales cambiantes.
Consideraciones prácticas: en invernaderos o instalaciones controladas, es fundamental gestionar temperatura, iluminación, humedad y calidad del sustrato. Los sustratos deben ser bien drenados y ricos en nutrientes; el riego, la calidad del agua y la desinfección influyen en el éxito de la reproducción. Además, se deben respetar normativas ambientales para evitar la propagación de especies invasoras y proteger la biodiversidad local.























