El kumquat, mejor conocida como naranja enana, es una fruta del género Citrus, perteneciente a la familia de las Rutáceas. Es una especie de baya ovoide, cubierta por una piel anaranjada que, a pesar de ser endurecida, resulta comestible.
Características del Kumquat
Este árbol frutal, proveniente de China, es de lento crecimiento, y alcanza unos 5 metros de altura. Sus ramas son lisas, angulosas y en algunos casos, espinosas. Las flores, por su parte, son hermafroditas, pentámeras y fragantes. Son blancas y se pueden encontrar en racimos de entre 1 y 4 capullos.
Las hojas son alternas, lanceoladas y dentadas muy finamente en la zona del ápice. Muestran un color verde intenso en el haz, y otro más claro en el envés. Su tamaño oscila entre los 4 y 9 centímetros de largo.
Tiene pocas semillas, pero las que logra desarrollar son blanquecinas en el exterior y verde en el interior. Su forma es esferoide u oblonga.
La pulpa de la kumquat es de color naranja, medianamente ácida, y está segmentada, una característica de otros frutos similares como el limón, la naranja o la toronja. Es el más pequeño de los cítricos, y el único cuya cáscara puede ser consumida.
La fruta en su totalidad es muy apetecida no solo por su sabor y jugosidad, sino por sus bondades. La fruta del kumquat posee vitamina C que ayuda a reforzar el sistema inmunológico. Es antioxidante, aporta minerales como el potasio, el magnesio y el calcio, y posee abundante ácido fólico. Como si fuera, brinda una dosis considerable de fibra, que favorece el funcionamiento del intestino y evita el estreñimiento.
Origen del Kumquat
El kumquat brota a comienzos del otoño, y madura hacia finales de esta estación o a principios de la temporada invernal, dependiendo de la especie.
Esta fruta no se ha observado en estado silvestre. Se siembra y se cosecha en grandes huertos debidamente preparados u atendidos.
Aunque no se ha confirmado oficialmente, se cree que el kumquat es proveniente de China, ya que se tienen registros de su cultivo en esa región desde el siglo XII.
En 1646 se comenzó a tener referencias sobre la presencia del kumquat en territorio europeo, pero no fue sino hasta mediados del siglo XIX, cuando comenzó a ser importado.
Se dice que Robert Fortune, un coleccionista de la London Horticultural Society, llevó unas muestras al Reino Unido, y posteriormente a Estados Unidos, donde también se propago su cultivo.
Lo mejor que tiene, es que se puede encontrar todo el año.
Cultivo y cuidados del Kumquat
Por la lentitud en su desarrollo y su poco vigor, la semilla del kumquat raras veces se siembra sola. Generalmente se produce gracias a un injerto sobre base de naranja amarga, naranja trifoliada, o pomelo (toronja). Se pueden plantar en hilera o en cuadrícula, con una separación mínima de 3,5 metros.
Por lo general, el kumquat necesita de mucho sol y constante humedad, y puede tolerar suelos algo pobres. Es una planta relativamente acidófila, es decir que crece muy bien en terrenos ácidos, como los de China y Japón, por ejemplo.
Soporta las heladas, aunque prefiere los veranos cálidos. La Fortunella margarita, que es la más popular, puede tolerar hasta 10 º C bajo cero durante el invierto.
El proceso de hibernación es profundo. Es normal que el árbol permanezca retraído, sin brotes ni flores.
La protección contra los insectos, a través de fumigación y otros procesos agrícolas es fundamental para su sano progreso, ya que el kumquat es muy propenso a ser dañado por las plagas de los cítricos.
Una de sus ventajas es que suele resistir a la cancrosis, una enfermedad que puede atacar las espinas, ramas, frutas y espinas, principalmente a las plantas adultas. Se manifiesta con la aparición de una coloración castañas brillantes, abolladuras, erupciones, fisuras y manchas.
Poblaciones de kumquat
Actualmente el kumquat se cultiva en grandes cantidades en algunas zonas estadounidenses como Texas, California y Florida, así como en otros países como Grecia, Colombia, Argentina, Brasil, Surinam, Australia, Sudáfrica y Guatemala.
Millones de personas han utilizado el kumquat como una planta ornamental, gracias a sus bondades: su fruto y su flor son muy vistosas, y deja una rica fragancia en el ambiente.
Otras tantas han optado por cultivarlas como bonsái, es decir, manteniéndolas con un tamaño reducido, aplicando técnicas como la poda, el pinzado, el alumbrado y el trasplante, para formar un estilo que sirva como modelo para recordar la esencia de la naturaleza.
Reproducción
La multiplicación del kumquat no es sencilla, y puede demorar un tiempo, pues se lleva a cabo por injertos, propagación por esqueje o semillas, o por acodo.
La siembra debe llevarse a cabo en un pequeño invernadero calentado entre los 20 y los 24 ºC. En verano se puede esquejar en un sitio cálido y aplicarse una hormona de enraizamiento para que se incrementen las posibilidades de éxito.
El esqueje debe plantarse en una maceta, en un lugar soleado. La mejor manera de lograr una buena propagación es con un injerto en un limón espinoso.
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