El ficus benjamina, también conocido como ficus común o simplemente ficus, es una planta cuya popularidad está vinculada al uso ornamental que se le da. Pertenece a la familia de las Moraceaes, es decir que está directamente emparentada con la higuera. Es común verla decorando interiores de hogares, oficinas, accesos de complejos de departamentos. En algunas ciudades se ha ido restringiendo su uso ornamental en la vía pública, debido a que su sistema radicular es muy poderoso y causa numeroso daños a muros próximos, aceras y tuberías subterráneas. Esta especie es originaria del sureste asiático y del norte y sur de Australia, pero su cultivo como planta de interior se ha extendido a todo el mundo.
Descripción del ficus benjamina: Sus características
El ficus benjamina es un árbol de hojas perennes, ubicadas en una copa ancha, globosa y frondosa. Puede alcanzar los 15 a 20 metros de altura en condiciones silvestres. El tronco es delgado con una corteza lisa y de color gris o blanquecina. En los ejemplares adultos pueden observarse raíces aéreas.
Las hojas del ficus son de un color verde intenso, en el caso de las más jóvenes el verde es claro y brillante, en cambio las más viejas son de un marcado verde oscuro y gruesas. Poseen una forma ovalada y pueden medir de 4 a 8 centímetros de largo y 2 a 4 centímetros de ancho. El pecíolo no supera los 2 centímetros de largo.
Sus frutos, pese a estar emparentado con la higuera, no son comestibles. Sí suelen ser un bocado apetitoso para las aves. Estos frutos son sésiles, axilares. Su color varía entre el rojo, el púrpura y el amarillo.
Durante el invierno, el ficus benjamina reduce su crecimiento al mínimo, pero con la llegada de la primavera, exhibe un sinnúmero de brotes nuevos y este importante crecimiento se mantendrá hasta entrado el otoño.
Este tipo de plantas se ven muy favorecidas con temperaturas altas durante el día y noche moderadas.
Cultivo del ficus benjamina
Por ser un árbol con un sistema radicular portentoso, su cultivo como especie ornamental se recomienda en macetas u otros recipientes de gran tamaño. Aquellos que desean cultivarlo en el jardín del hogar, suelen hacerlo en canteros que eviten la expansión de sus raíces.
Para el cultivo es conveniente el uso de tierra de jardín con un importante componente de turba y materia orgánica. Para mejorar el drenaje del suelo donde estará plantado el ficus benjamina, se puede añadir una sexta parte de arena.
A partir de los 2 meses de plantados en las macetas, es conveniente fertilizar el suelo con un fertilizante líquido, esto ayudará un rápido desarrollo de la planta. Cuando comenzamos a notar que, por su desarrollo, el ficus empieza a tener sus raíces muy apelmazadas, debemos trasplantarlo a otro contenedor de mayor tamaño.
El ficus benjamina puede reproducirse por varios métodos. Uno de ellos es por medio de esquejes. Para esta tarea cortaremos una rama joven de unos 12 centímetros de largo a la que le dejaremos un fragmento de 5 centímetros totalmente desprovisto de hojas. Esta parte será la que enterremos en la maceta, hasta las primeras hojas, luego compactaremos bien la tierra y regamos.
Otro método para la reproducción es a través de acodos aéreos. Para ello realizaremos una incisión en una rama joven, aplicamos hormonas de crecimiento, recubrimos el corte con musgo y luego con una bolsa de plástico. Una vez que comienza a desarrollar raíces, cortamos la parte de la rama que tiene las raíces y las plantamos en una maceta. Es conveniente, durante la primavera, trasplantar el ficus benjamina cada 2 años, colocándolo en una maceta o recipiente de mayor tamaño.
Cuidados del Ficus benjamina
El ficus benjamina es una planta que se adapta perfectamente a condiciones de sequedad en el interior de las viviendas, sobre todo en los ambientes calefaccionados, sin embargo, se hace necesario establecer un buen régimen de riego.
El ficus benjamina debe ser regados 2 veces a la semana, manteniendo buenas condiciones de humedad en el suelo, pero garantizando el correcto drenaje. En invierno este ritmo de provisión de agua puede hacerse cada vez que el suelo se haya secado.
En las épocas de calor o en los ambientes que cuentan con calefacción, se recomienda pulverizar las hojas con agua y con un paño húmedo limpiarlas para asegurar la correcta respiración de la planta.
La poda del ficus benjamina debe hacerse en primavera. Si queremos evitar que la planta siga creciendo en forma vertical, podemos podar la yema principal. Dado que es una planta con una copa muy frondosa, la poda colabora con una buena aireación. En la labor de poda, deben retirarse aquellas ramas que están en mal estado o presentan un crecimiento irregular, de esta manera ayudamos a que ornamentalmente, tenga buena presencia.