En las proximidades de las especies de hoja plana crece el cantharellus cibarius. Constituye una especie de seta perteneciente a los Cantharellaceae, se desarrolla cerca de alcornoque, roble, encina y conífera.
Forma parte de los ingredientes de una multitud de platillos europeos. Por ello, los expertos del arte culinario esperan con ansías la temporada de verano y otoño para aprovechar sus cualidades.
Se le conoce por diversos nombres entre ellos chantarela, anacate y el más popular: rebozuelo. Su denominación científica responde a Cantharus que en la lengua latina refiere a una vasija o vaso y Cibaria, término que señala que es un comestible.
El cantharellus cibarius constituye un hongo productor de basidios portadores de basidiosporas. Por lo tanto, entra en la división de basidiomiceto. Tal género supera la cincuentena de variedades aptas para su ingesta. Además, se esparcen por el planeta entero.
Características del cantharellus cibarius
Su copa tiene apariencia de vasija, trompeta o copa. Su coloración varía conforme a la superficie en la que se desarrolla. Lo más usual es que oscile entre un pajizo cremoso, pasando por melocotón e inclusive naranja.
Al detenerse a observar cada aspecto, resulta sencillo descubrir que su sombrero varía entre los seis a diez centímetros. En el grueso de oportunidades tiene un tinte amarillo. Aunque su concentración puede ser más pálida o acercarse al naranja.
Cuando el cantharellus cibarius es joven su sombrero es convexo y achatado. Sin embargo, poco a poco va hundiéndose hacia su eje. Posee cutículas suaves que en las orillas se enrollan y ondulan de manera irregular.
Carece de láminas. En su lugar, está provisto de pliegues que se bifurcan entretanto sus hojas se extienden hasta el talo. De manera que crean la ilusión de estar adheridas a él. Sus pliegues tienen una atractiva coloración amarilla, siendo muy parecida a la del sombrero.
El talo del cantharellus cibarius es sólido, breve y pajizo. Entretanto, goza de una carne particularmente espesa en el núcleo del sombrero. Esta va volviéndose más fina conforme se acerca a las orillas. Tiene un distintivo olor a frutas que resulta muy delicado.
Su sabor tiene un toque picante que fascina a los comensales europeos.
¿Qué lugares propician su crecimiento?
La temporada veraniega abundante en precipitaciones resulta la más idónea para el crecimiento del cantharellus cibarius. No obstante, pueden encontrarse también en la época otoñal.
Sus hallazgos se asocian con la presencia de jara, haya, castaño, herbal, campa y helecho. En los anteriores casos, hay una fuerte presencia de este hongo. Está repartido en todo el continente europeo.
De igual manera en ambientes calientes o fríos. La mayor cantidad de ejemplares se congregan en terrenos españoles, italianos, alemanes e ingleses. Para su óptimo desarrollo precisará de las áreas con mayor humedad de los boscajes.
La tierra debe ser ácida con un pH que oscile entre 4.5 hasta 5.5 a causa de la disminución de gneis, granito, arenisca, pizarra, esquito y cuarcita. Es muy irregular encontrar ejemplares de cantharellus cibarius en boscajes recientes.
Esto lleva a los expertos a considerar que prefiere bosques que superen los 40 años de antigüedad. Si la primavera ha tenido buena cantidad de precipitaciones, podrá encontrarse incluso en junio. En el caso de un invierno caluroso, también será usual que se desarrolle a mitad de año.
Tras echar sus frutos y aprovechar la humedad ambiental, puede tolerar bien épocas de sequías. De tal manera, se explica que haya ejemplares culminada su temporada.
Reproducción del cantharellus cibarius
Tiene la posibilidad de multiplicarse de forma asexual o sexual. Ambos tipos de reproducción son habituales en la mayoría de los hongos. Para la multiplicación sexual “echa mano” de la somatogamia.
Este proceso finaliza con la formación de nuevas esporas que se alojan en la región baja del sombre. Luego se liberan para constituir otro talo. Para hacerlo de forma asexual el cantharellus cibarius apela a fragmentar su micelio. Aunque en ocasiones también lo hace a través de esporas asexuales.
Uso culinario
A nivel global se emplea al cantharellus cibarius para la fabricación de exquisitas salsas. Se recomienda su congelación o empolvado en lugar de desecharlo. Dedo que la rehidratación conllevará una pérdida de su sabor.
Se incluye en encebollados acompañados de limón y aceite. Así como en guisos o revueltos. Macerar en licor también será una delicia total al paladar. Al desecarse no corre riesgo de pudrirse.
De manera general, tampoco es propenso a atraer bichos o larvas. De hecho, su vida puede alargarse por un año siempre que esté a temperatura ambiental. Su carne maciza lo hace excelente para acompañar las carnes.
También representa una alternativa de guarnición para los huevos. Aunque contiene amanitinas, su presencia es escasa. En consecuencia, es muy improbable que su ingesta derive en envenenamiento. Pues la persona tendría que ingerir cientos de kilogramos en setas.
Gracias a sus múltiples usos y sabor cautivante, es recolectado en grandes cantidades. No obstante, tal magnitud de su recolección puede llevar a su próxima extinción. Así que algunas personas sugieren su aprovechamiento de forma más controlada.
Confusiones peligrosas
Son frecuentes los casos en que se le confunde con Hygrophoropsis aurantiaca. Hasta el punto que a este se le conoce por falso rebozuelo. Hay otro hongo de gran parecido que nace a la sombra del Omphalotus olearius o seta del olivo. El riesgo radica en que se consideran que tienen cualidades tóxicas.
Deja una respuesta