También conocido como damasco, abercoquero, albergero o chabacano, el albaricoque es una fruta que se distingue por su envolvente y delicioso dulzor, y su extrema jugosidad. Su nombre científico es Prunus armeniaca, y el árbol del cual proviene pertenece a la familia de las Rosáceas, compuesta por unas dos mil especies de plantas que crecen en regiones de clima templado.
El albaricoque fue descubierto en el año 3.000 AC, en China, país en el que presuntamente se descubrió su variedad silvestre. Posteriormente, se introdujo a Europa, desde Armenia, gracias al emperador Alexander el Grande.
Características del Albaricoque
El albaricoque se distingue de otras especies similares, por su carnosidad y jugosidad al madurar. Es parecido al melocotón pero más pequeño, llegando a medir entre 35 y 55 milímetros de diámetro.
Su peso depende de la variedad, pero el estándar habitual es de 50 gramos por unidad. Su pulpa es amarillenta y su sabor va del dulce al agridulce.
Es redondeado, y posee un surco que lo divide longitudinalmente a la mitad. Presenta una piel suave y aterciopelada, cuyo color varía entre rojo, blanco, amarillo y anaranjado.
En su interior se encuentra una semilla en forma de almendra recubierta por una cáscara pedregosa, con la textura de una piedra.
Consumo
La mejor temporada para disfrutar del albaricoque, es entre principios de primavera y finales del verano, es decir entre mediados de mayo y septiembre.
Mientras más maduro esté, más rico será, porque es cuando alcanza el máximo dulzor.
Se puede ingerir como fruta de mesa o en confituras, compotas, zumos, mermeladas, enlatados o disecados (orejones). En la repostería es muy empleado para la preparación de postres, especialmente tartas.
Clases de albaricoque
Existen diversas variedades de albaricoques de acuerdo al país y región donde se cultivan, pero los más comercializados son:
- Ulida: se distingue por ser grande, de piel amarilla, y carne dulce, jugosa y perfumada. Se recolecta en España a principios de junio.
- Albaricoque canino: también procedente de España, es casi redondo, grande y con una concha anaranjada muy llamativa.
- Nancy: se cosecha en julio y es casi esférico, de piel amarilla con vetas rojas. Su carne es de tonalidad cobriza, perfumada, y de sabor un tanto ácido.
- Albaricoque paviot: se recoge entre julio y agosto, y es de color anaranjado y rojo. Su carne es amarilla, fina y agradable al paladar.
- Albaricoque moniquí: es una variedad muy preciada, que se recolecta entre junio y julio, y se diferencia por su piel blanquecina y su pulpa turgente, carnosa, y de sabor exageradamente dulce.
- Currotes: es pequeño, su piel es blanca rosácea, y su pulpa blanquecina, poco carnosa y de sabor ácido.
- Albaricoque galta roja: su nombre significa mejilla roja, posee una piel mitad roja y mitad anaranjada, su pulpa es anaranjada y de sabor dulce.
- Albaricoque ginesta: tiene forma esférica, su piel es blanquecina, y su pulpa carnosa, de color blanco y sabor suave y delicado.
- Mitger: su piel es fina, suave y aterciopelada, su pulpa dulce y jugosa, y se puede degustar a finales del mes de mayo.
El albaricoquero
El albaricoquero es un árbol pequeño, caducifolio y medio espinoso, que puede medir entre ocho y 12 metros de alto. Su tronco es de aproximadamente 40 centímetros, y posee un pabellón denso que se separa.
Es un ejemplar resistente a la sequía, pero sensible a las heladas primaverales. Necesita de climas templados para su crecimiento.
Las hojas del albaricoque son pecioladas y estipuladas. Miden entre cinco y 10 centímetros, son de base redondeada, estructura ovalada, margen doblemente aserrado, haz y envés glabrescente, y tonalidad rojiza en su juventud.
Las flores del albaricoquero suelen crecer solitarias o en fascículos de dos a seis en cada yema. Son de cáliz rojizo y corola blanca o rosada. Tienen un receptáculo de cinco a siete milímetros acopado o tubular, de interior anaranjado y exterior purpúreo o amarillento.
El fruto o albaricoque debe ser recolectado en plena madurez, de lo contrario la pulpa adquirirá un gusto ácido.
Actualmente Turquía es considerado el mayor productor mundial de albaricoque. Le siguen los países de Irán y Uzbekistán. En Suramérica, Argentina es la nación que posee la mayor superficie cultivada de albaricoque.
Propiedades y beneficios DEL ALBARICOQUE
Los componentes nutritivos del albaricoque hacen idóneo su consumo para personas de todas las edades y condiciones: niños, jóvenes, adultos, deportistas, mujeres embarazadas, madres lactantes y personas mayores.
El albaricoque tiene un aporte energético bajo debido su la abundante cantidad de agua. Posee bastante fibra, lo que le permite mejorar el tránsito intestinal.
Es rico es minerales como potasio, magnesio y calcio. Tiene beta-caroteno (componente que le confiere su color anaranjado), que se transforma en vitamina A y es esencial para la visión, el cuidado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Además, disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares
Por su composición en potasio, controla el impulso nervioso y la actividad muscular, y ejerce una acción diurética, recomendada para el tratamiento de la hipertensión u otra afección relacionada a la retención de líquidos.
El magnesio se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos. Forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante.
El albaricoque aporta también una cantidad importante de hierro para la formación y maduración de los glóbulos rojos. La manera más adecuada de absorber este mineral a través de este fruto, es consumiéndolo como postre de una comida variada.
Cuando están frescos y maduros, se pueden aprovechar los taninos, sustancias que tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, especialmente beneficiosas para el área intestinal.
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