El duraznero es uno de los árboles frutales más apreciados, gracias a sus deliciosos frutos, los duraznos. Son sabrosos, jugosos, de piel suave y con un aroma dulce inconfundible. Además, aportan vitaminas, minerales y fibra que contribuyen a una alimentación equilibrada.

El duraznero pertenece al género Prunus, dentro de la familia Rosaceae. Está emparentado con el almendro, el cerezo y la ciruela. Es nativo de Asia, especialmente de China, donde se cultivó desde la antigüedad; posteriormente se extendió a Persia y, desde allí, se difundió hacia Europa, donde obtuvo gran popularidad en la horticultura y la gastronomía.
Sus frutos también se conocen como melocotones o duraznos; en algunas regiones se utiliza la expresión «manzana algodonosa» para referirse a la textura de la pulpa en ciertos cultivares. Una variedad muy popular es la nectarina, que se diferencia del durazno por tener la piel lisa y sin pelusa.
Resumen general

- Usos culinarios: consumo fresco, ensaladas, postres, mermeladas y jugos.
- Condiciones de cultivo: requieren clima templado con inviernos fríos para la dormancia, suelos profundos y bien drenados, y exposición solar plena; requieren riego regular durante la temporada de crecimiento y manejo de plagas y enfermedades comunes (pulgón, mosca de la fruta, moniliasis).
- Variedades y características: existen duraznos de pulpa amarilla o blanca; la piel puede presentar distintos tonos (amarillo, rojo o rosado); la nectarina es una variante con piel lisa; las distintas variedades maduran en diferentes épocas, según la región.
Características del duraznero
El duraznero (Prunus persica) es un árbol de porte moderado que no alcanza alturas excesivas; en condiciones adecuadas suele medir entre 4 y 6 metros de altura, y su proyección en anchura suele situarse alrededor de 3 metros. Es caducifolio, por lo que pierde sus hojas cada año, y su copa es amplia, frondosa y de estructura abierta. La corteza de joven muestra textura lisa con lenticelas horizontales; con el tiempo puede presentar ligeras protuberancias o fisuras dependiendo de la variedad.
Hojas: alternas y simples, de color verde intenso. Tienen forma oblonga-lanceolada, con la base algo más ancha que la punta y un borde ligeramente dentado. Son de textura coriácea y responden bien a climas templados cálidos.
Flores: son hermafroditas y suelen aparecer en primavera, solas o en ramilletes de dos a tres unidades. Cada flor está compuesta por cinco pétalos y cinco sépalos; aproximadamente 30 estambres y un pistilo completan la estructura. El color varía del rosa al blanco; algunas variedades pueden presentar tonalidades rosadas que se vuelven más pálidas con la madurez.
Fruto: el durazno es redondo y usualmente mide entre 4 y 8 cm de diámetro. Su pulpa es amarilla, con visos rojos, jugosa y de sabor predominantemente dulce con un ligero toque ácido. En su interior se halla una semilla u hueso ovalado, duro y no comestible, de unos 2 cm de longitud.

La piel es delgada y vellosa; presenta una coloración que va desde amarilla hasta roja y conserva una pelusa fina que le confiere una textura aterciopelada al tacto.
- Clima y suelo: requiere un periodo de frío invernal para una buena floración y rendimiento; tolera veranos cálidos. Prefiere suelos bien drenados, fértiles y con pH ligeramente ácido a neutro.
- Cultivo y manejo: necesita poda anual de mantenimiento para favorecer la formación de la estructura y la circulación de aire; riego regular durante la floración y el desarrollo de frutos; fertilización equilibrada según las necesidades del suelo.
- Propagación: se realiza principalmente por injerto o injerto en porta, preferentemente en primavera, sobre patrones adecuados para la región.
Cultivo y reproducción
El duraznero (Prunus persica) se adapta mejor a climas con inviernos fríos o templados cálidos. Requiere periodos de frío moderado para completar las fases de dormición y el desarrollo de las yemas; heladas fuera de época pueden dañar la floración. En zonas de clima subtropical o mediterráneo, conviene elegir variedades con baja sensibilidad a heladas tardías o situar el cultivo en microclimas que reduzcan los riesgos climáticos.
Para lograr un cultivo productivo, es fundamental considerar las siguientes condiciones:
- Suelo y drenaje: elegir un suelo profundo, con buen drenaje y textura franco-arenosa o ligeramente arcillosa; el pH ideal suele situarse entre 6.0 y 6.8. Evitar suelos demasiado compactos o con drenaje deficiente. Incorporar materia orgánica bien descompuesta para mejorar la estructura y la reserva de nutrientes.
- Luz y ventilación: el duraznero necesita mucha luz solar (al menos 6–8 horas diarias) y buena ventilación para reducir enfermedades fúngicas. Plantarlo en lugares abiertos, con espacio suficiente entre plantas para permitir el crecimiento de ramas y la circulación de aire.
- Ubicación y espaciamiento: ubicarlo en áreas protegidas de vientos fuertes; espaciar entre 4 y 6 m entre árboles, según la variedad y el sistema de formación elegido. En huertos mixtos, considerar la compatibilidad con otras plantas y la posibilidad de sombra parcial durante las horas más cálidas.
- Plantación y época: la plantación suele realizarse en reposo invernal o a inicio de la primavera, según la región. En climas con inviernos fríos, la siembra durante el reposo invernal favorece el establecimiento de las raíces antes de la primavera.
- Reproducción y variedades: la reproducción se realiza principalmente por injerto, lo que permite combinar la resistencia del portainjerto con la cualidad de la variedad. Los injertos permiten árboles más robustos y aptos para la producción en condiciones locales.
- Producción y manejo de la fruta: los frutos suelen aparecer a partir del segundo año de vida del árbol, siempre que reciba cuidados adecuados (riego, poda, fertilización). Con el tiempo, la productividad puede disminuir si no se realizan renovaciones de pie o injertos, por lo que puede ser necesario rejuvenecer plantas viejas o replantar con variedades modernas.
Consejos prácticos: realice poda de formación durante los primeros años para estructurar un porte equilibrado y facilitar la entrada de luz a la copa. Mantenga un riego regular, adaptado al clima y al estado del suelo, evitando encharcamientos. Implemente un plan de fertilización basado en un análisis de suelo y ajuste las dosis a la fase de crecimiento y a la producción. Controle plagas y enfermedades comunes (pudriciones radiculares, insectos y hongos foliares) con prácticas preventivas y, si es necesario, tratamientos selectivos conforme a la legislación local.
Cuidados
Para que el duraznero se desarrolle en condiciones óptimas y mantenga su copa densa, es imprescindible aplicar un conjunto de prácticas culturales a lo largo del año. A continuación se presentan pautas fundamentales.
- Riego: Regar con regularidad, especialmente durante la fase de crecimiento y antes de la cosecha. Evitar encharcamientos y regar preferentemente a primera hora de la mañana para reducir la evaporación y el riesgo de enfermedades. En suelos ligeros, usar mulching para conservar la humedad y disminuir la proliferación de malezas.
- Nutrición y suelo: Mantener la tierra nutrida con abonos ricos en nitrógeno y potasio. Aplicar compost maduro o estiércol bien descompuesto varias veces al año y ajustar la fertilización según el desarrollo del árbol y la calidad de la fruta. Verificar el pH del suelo (ideal entre 6.0 y 6.5) para favorecer la disponibilidad de nutrientes. Si el suelo es pobre, incorporar enmiendas y evitar excesos de nitrógeno que favorezcan un crecimiento excesivo de hojas a expensas de la fruta. También se recomienda usar una capa de mulch para conservar la humedad y reducir las malezas.
- Poda y formación: Durante el periodo de crecimiento, realizar poda de formación y desbaste para favorecer la iluminación interior y la ventilación. Eliminar ramas muertas, enfermas o cruzadas que dificulten la circulación del aire. Mantener una estructura abierta que permita la penetración de la luz hacia las ramas jóvenes, lo que mejora la floración y la producción de frutos.
- Desahijado de frutos: Para obtener frutos de buena talla y sabor, se recomienda realizar un desahijado controlado durante el cuaje inicial; eliminar frutos mal formados o excesivos para equilibrar la carga y dirigir la energía de la planta hacia los frutos sanos. En árboles jóvenes, dejar un número reducido de frutos por rama para favorecer su desarrollo; en árboles adultos, mantener una carga moderada para evitar estrés y asegurar una buena calidad.
- Protección y manejo sanitario: Vigilar la aparición de plagas y enfermedades y aplicar medidas preventivas de manejo integrado de plagas (MIP). Mantener las hojas sanas favorece la maduración de la fruta y reduce la probabilidad de pudriciones. Evitar riegos excesivos que pueden favorecer hongos; realizar controles periódicos y aplicar tratamientos de manera responsable cuando sea necesario.
Notas útiles: la elección de variedades compatibles con tu clima y un manejo adecuado de riego, fertilización y poda influirán significativamente en la productividad y la calidad de los frutos. Consulta guías regionales y las recomendaciones de tu vivero para adaptar estas pautas a tu zona.
Variedades
El duraznero (Prunus persica) ofrece una amplia gama de variedades. Las más conocidas son la nectarina, que corresponde a Prunus persica var. nucipersica, y la variedad paraguaya, Prunus persica var. platycarpa, famosa por su forma plana. También se emplean otros nombres regionales como Duque de York, Catherine y Romea.
Entre las variantes menos difundidas se encuentran las siguientes:
- Peladillo: fruto de piel lustrosa y pulpa más firme; su textura puede variar según la región y la maduración.
- Pavías: frutos parecidos al durazno, pero con piel lisa y pulpa jugosa; se aprovechan tanto para consumo fresco como para conservas y dulces.
- Platerinas: frutos de forma más achatada que el durazno común, con pulpa jugosa y sabor delicado; muy valorados por su aspecto y dulzura en mercados locales e internacionales.
Propiedades del duraznero
El duraznero es una planta cuyas propiedades se han aprovechado en la medicina natural. Se le atribuyen efectos sedantes, diuréticos y astringentes, y ayuda a regular la función intestinal.
Según la tradición china, el té elaborado con las hojas del duraznero se utiliza para aliviar el estreñimiento. Por su parte, las hojas y la corteza se emplean para preparar remedios que calman el dolor de pecho y eliminan parásitos. También se pueden utilizar para el tratamiento de las hemorroides, el eccema y la inflamación de la piel.
En gastronomía, la fruta del duraznero es muy apreciada para una amplia variedad de recetas dulces y saladas. El durazno, también conocido como melocotón, es una fruta de sabor agradable que se puede consumir fresca o procesada. Es común disfrutarlo en jugos, compotas o simplemente al natural.
Propiedades nutricionales: los duraznos aportan una alta proporción de agua, carbohidratos simples, fibra y micronutrientes como vitamina C, vitamina A (a través de beta-caroteno) y potasio. Su consumo favorece la hidratación, la digestión y aporta antioxidantes que benefician la salud de la piel y la visión.























