Dispuestas muy cerca una de la otra, las aubrietas se diseminan en forma de llamativos ramilletes de color púrpura, rosa, blanco, vino o azul. Son ideales para decorar de forma natural muro os caminos soleados, pues añaden un toque especial a cualquier entorno rocoso. Una característica muy conocida de esta planta, es que atrae a gran cantidad de mariposas y abejas.
La aubrieta forma parte de la familia Brassicaceae, que agrupa a diversas especies de cuatro pétalos. En la actualidad se cuentan unas 12 variedades, la mayoría de porte enano. Por lo general, se desarrollan sobre piedra caliza, pero algunas pueden crecer en pedregales abiertos. También en bosques de coníferas o en las grietas de los muros.
Aunque se sabe que la aubrieta proviene de Italia, Grecia, Persia y Asia menor, existe cierta disyuntiva con respecto a su nombre, pues es común que se refieran a ella como “aubretia”. La única certeza es que fue nombrada en honor al francés Claude Aubriet, pintor de flores. Y científicamente es reconocida como Aubrieta. Hoy en día se cultiva casi en cualquier lugar del mundo.
Características de la aubrieta
La aubrieta es una mata perenne de perfil pequeño, casi trepadora. Funciona muy bien para embellecer rincones y huecos en las paredes, debido a sus efervescentes tonalidades. Posee gran adaptabilidad, pues resiste muy bien casi cualquier tipo de suelo y clima, aunque prefiere aquellos sitios con sombra y tierra dotada de buen drenaje. El exceso de agua entorpece su crecimiento.
Su flor puede alcanzar una altura de 15 a 20 centímetros, pero no es muy longeva. En el mejor de los casos puede llegar a los tres años. Sus tallos se ramifican y engrosan sobre la tierra, formando una especie de alfombra, que se extiende en todo el espacio. Asimismo, sus hojas se ven como rosetas, muy pilosas, persistentes y oblongas. Pueden tener bordes lisos o con dientecillos, siempre de color verdoso
La proliferación de la aubrieta puede darse a través de sus semillas, aunque también se puede multiplicar por esquejes, división y separación. De todos los métodos, la utilización de esquejes suele ser el de mayor éxito, muy por encima de la división. Es fundamental tomar los que estén «maduros», a principios o mediados del verano.
Variedades conocidas
En el mundo de jardinería, hoy en día existen diversas opciones de aubrieta para satisfacer el mercado, aunque todas provienen de una misma: aubrieta deltoidea. Esta es muy popular en las floristerías. De igual forma, existe la aubrieta gracilis y algunos híbridos como la aubrieta cultorom, las cuales se desarrollan de marzo a julio, con una amplia gama de matices vivos, que van desde el rosa pálido o lila, hasta el púrpura intenso y violetas.
Su época de floración es la primavera, durante la cual podemos verla en todo su esplendor. Eso sí, puede crecer de forma descontrolada y convertirse en una planta invasora. Para garantizar que esto no ocurra, procure recortar las ramificaciones excesivas, justo después de que florezca. Cortar adecuadamente la aubretia no solo garantiza un crecimiento regulado, durante el momento de su floración brinda ventajas adicionales, especialmente si se realiza al ras del suelo.
Esta técnica estimula el desarrollo de nuevo follaje y la aparición de flores secundarias alrededor. No se recomienda realizar la poda durante el otoño, lo mejor será esperar a la primavera siguiente para quitar el follaje que ha resultado dañado.
Necesidades y cuidados
La aubretia es una planta rústica, con gran capacidad de adaptación, incluso a suelo arenoso, pedregoso o alcalino. Aunque resulta muy resistente, requiere abono constante, para lo cual se recomienda algún fertilizante mineral soluble. Este procedimiento debe ejecutarse semanalmente, una vez que la floración ha iniciado. Lo mejor es plantarla en un terreno bien abonado, quizás con guano líquido, y poca arena.
Puede permanecer en pleno sol o en semisombra, aunque dependerá, principalmente, del clima del sitio en el que se cultive. Si el clima del entorno es excesivamente caluroso, lo mejor será colocarla en semisombra para que no sufra daño alguno. Con respecto al frío, no suele resistir las fuertes heladas, pero sí ambientes marítimos.
El riego de la aubretia debe ser moderado, de cuatro a cinco días durante el verano, mientras que en el invierno, de 10 a 15 días. Este debe ser constante, pero no copioso. Es común que esta flor se siembre junto a brotes primaverales como el narciso y otras combinaciones de tapizantes. Lo mejor es tenerla solo en exteriores, pues en interiores no crece adecuadamente.
Su principal enemigo
Aunque la aubretia no requiere cuidados excesivos, las orugas destacan entre las plagas que más las prefieren. De un día para otro, observará los pétalos de sus flores agujerados y podrá encontrar estos animales en el reverso de sus hojas. Aunque existen numerosos métodos para proteger a la planta, lo ideal es invertir en tratamientos preventivos insecticidas, que puedan aplicarse quincenalmente.
Existe una mezcla casera de agua con jabón de lavar platos, que jardineros experimentados usar para evitar la utilización de químicos. Sin embargo, nunca está demás consultar en una tienda especializada.
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