En botánica, un estolón es un tallo horizontal que crece cerca de la superficie del suelo y, en sus nudos, puede originar brotes y raíces adventicias. A través de los estolones, algunas plantas se reproducen vegetativamente, formando nuevas plantas sin necesidad de semilla. La fresa (Fragaria × ananassa) y la menta (Mentha spp.) son ejemplos clásicos de especies que emplean estolones para expandirse y colonizar el sustrato.
A simple vista, lo distintivo de los estolones es la presencia de nudos o articulaciones que se repiten a intervalos regulares. Suelen ser delgados y flexibles, y pueden recorrer el suelo paralelos a su superficie. En condiciones adecuadas, cada nudo puede enraizar y dar lugar a un nuevo brote, de modo que una planta madre queda conectada con sus descendientes mediante el estolón.
Función y características
- Función ecológica y horticultural: permiten la propagación rápida y la cobertura del sustrato, favoreciendo la estabilidad del terreno y la expansión de la planta sin necesidad de semillas.
- Comparación con otros tallos: a diferencia de los rizomas (tallos subterráneos que también generan brotes), los estolones suelen permanecer cerca de la superficie y, a menudo, desarrollan raíces en los nudos al estar en contacto con el suelo.
- Ejemplos y usos prácticos: además de la fresa y la menta, diversas gramíneas de césped y plantas de cobertura del suelo utilizan estolones para formar colonies densas; en horticultura, los estolones pueden aprovecharse para propagar plantas deseadas o, si se desea controlar su expansión, retirarlos o confinarlos.
Desarrollo y propagación
Los estolones son tallos rastreros que se originan en la planta matriz y se extienden lateralmente para buscar nuevas condiciones de crecimiento. En sus primeras etapas dependen de la energía de la planta madre para desarrollarse; con el tiempo, adquieren mayor independencia a medida que forman raíces en los nodos y emergen plantas hijas que pueden vivir por sí mismas.
Este modo de propagación se manifiesta cuando el tallo rastrero genera estolones que, a su vez, dan lugar a nuevas plantas en puntos distintos del terreno, permitiendo a la planta colonizar rápidamente el área disponible.
Un ejemplo clásico son las fresas (Fragaria × ananassa), que se propagan de forma natural a través de estolones para formar parches de cultivo densos.
La proliferación de estolones puede, sin embargo, desplazar a otras especies y monopolizar recursos del suelo. En variedades de crecimiento rápido, la expansión puede comportarse como una invasión en jardines o ecosistemas cercanos si no se controla adecuadamente.
En algunos lugares se las conoce como “plantas corredoras” debido a su capacidad de cubrir grandes superficies. Dependiendo de la intención del jardinero, esto puede suponer una ventaja (cobertura del suelo, control de erosión y reducción de malezas) o una amenaza (competencia excesiva y dificultad para mantener otras plantas).
Como ocurre con la planta madre, si la planta central enferma o es atacada por plagas, los estolones también pueden verse afectados, ya que dependen de la salud de la planta principal. Por este motivo, es recomendable plantear varios ejemplares de la misma especie para garantizar la continuidad de la cobertura deseada, incluso si alguna planta resulta afectada.
- Ventajas: permiten una rápida cobertura del suelo, facilitan la multiplicación de la planta y pueden reducir el trabajo de trasplante cuando se desea ampliar la cobertura.
- Riesgos y manejo: pueden volverse invasivas; para mantener el control, recorta o separa los estolones no deseados y evita la formación de grandes poblaciones de hijas en un solo área.
- Propagación y cultivo: para propagarlas, toma estolones con raíces jóvenes y traspántalos a macetas o al suelo; úsalos para rellenar parterres o bordes de forma eficiente, o para crear plantas independientes a partir de una única fuente.
Ejemplos de plantas estoloníferas
Las especies que presentan estolones se denominan estoloníferas. Entre ellas se encuentran también los helechos, Sagittaria y Vallisneria.
Ejemplos prácticos: la fresa silvestre y la fresa de jardín (Fragaria × ananassa) producen estolones que dan lugar a nuevas plantas hijas; en ambientes acuáticos, Vallisneria y Sagittaria se propagan rápidamente mediante estolones, colonizando el sustrato disponible.
El ejemplo de las fresas
Las demostraciones son muy elocuentes, pues permiten observar en directo el proceso. En ese contexto, la propagación por estolones de la fresa resulta especialmente ilustrativa y práctica.
Los estolones de la fresa son tallos rasantes que se extienden desde la planta madre y, en cada nudo, pueden formar una pequeña plántula. Cuando esta planta hija toca el sustrato, enraíza y se convierte en una nueva planta independiente. El ciclo de propagación continúa mientras haya espacio suficiente para que los estolones alcancen suelo o sustrato adecuado.
Si la fresa se cultiva para la futura comercialización, conviene considerar ciertos aspectos. La reproducción por estolones es eficiente, pero a largo plazo puede disminuir la vitalidad de cada planta hija si no se gestiona adecuadamente. Por ello, conviene supervisar y cortar los estolones cuando convenga, para que las plantas hijas mantengan su vigor y la planta madre conserve recursos. De este modo se garantiza la fertilidad y la vitalidad de las plántulas seleccionadas para trasplantar.
En horticultura, como en la vida, la creatividad y la adaptación a las condiciones locales suelen dar mejores resultados. Por ejemplo, en espacios reducidos es posible aprovechar la trayectoria aérea de los estolones para crear un sistema de cultivo más compacto.
Para un cultivo con poco espacio, puede situarse la planta madre en una zona elevada y guiar los estolones a lo largo de guías o tuberías de PVC cortadas en secciones iguales. A lo largo de esas guías se colocan sustratos o recipientes pequeños donde las plantas hijas podrán enraizar. Es crucial rellenar las guías o contenedores con una mezcla rica en materia orgánica y proporcionar un abono equilibrado y regular, específico para fresas.
A medida que aparecen nuevos estolones, se pueden fijar a contenedores compactos para que sigan adheridos a las guías. Para protegerlos de condiciones climáticas adversas y de vientos fuertes, puede cubrirlos con mallas similares a las utilizadas en gallineros, cuidando la ventilación para evitar la acumulación de humedad.
Como contenedores alternativos pueden emplearse frascos viejos, macetas, botellones u otros recipientes de tamaño adecuado. Cualquiera de estas opciones puede funcionar si se garantiza un buen contacto entre el estolón y el sustrato y si se facilita el trasplante eventual de las plántulas.
Para facilitar el manejo y el monitoreo, puede ser útil distinguir cada envase mediante colores o marcas. Esto permitirá seguir el progreso de las plantas nuevas y determinar el momento oportuno para separar o cortar las plántulas y situarlas en su lugar definitivo.