El paico (Dysphania ambrosioides) es una planta tradicional de la cultura hispanoamericana, conocida en la botánica y en la gastronomía desde tiempos ancestrales. Entre sus nombres comunes se cuentan: hierba hormiguera, hierba lombriguera, pichín, yerbasanta, hierba hedionda, hierba sagrada, ambrosía de México, hierba de Santa María, té de Nueva España y té de México.

Clasificación y nomenclatura
El paico pertenece a la familia Amaranthaceae y, en la taxonomía actual, al género Dysphania. Su nomenclatura clásica la sitúa como Dysphania ambrosioides; anteriormente se la clasificaba en Chenopodium.
Característica botánica
La mata de paico no es muy frondosa. Su altura habitual no suele superar el metro y medio. Sin embargo, es muy aromática y contiene diversos compuestos que aportan fragancias apreciadas y, en la tradición popular, se le atribuyen beneficios para la salud.
La planta es perenne y presenta un tallo hueco y velloso. En algunas plantas el tallo es simple, mientras que en otras puede ramificarse desde la base. Las hojas son verdes, de forma semiovalada, anchas en la base y más estrechas hacia la punta, semejando una lanza. Su tamaño máximo alcanza unos 10 centímetros de largo por 5 de ancho. Las hojas tienen la orilla dentada como una sierra, y las más jóvenes pueden ser lisas.
Del paico brotan numerosas flores diminutas, agrupadas en una espiga que surge de la base del tallo. Estas flores dan paso a un fruto en forma de cápsula que contiene semillas lisas, negras y brillantes; la cápsula mide aproximadamente 7 milímetros de longitud y se desprende con facilidad al madurar.
Origen histórico y distribución

El paico procede de México y, según relatos históricos, fue introducido en esa región en 1577 por Francisco Hernández de Toledo, médico de la corte de Felipe II. A partir de entonces, los pueblos de la Amazonía le reconocieron usos medicinales y, con el tiempo, su cultivo y empleo se extendieron hacia otras regiones de Sudamérica y hacia Estados Unidos, especialmente en zonas de clima cálido.
Hábitat, cultivo y propagación
El paico puede crecer de forma silvestre en suelos fértiles, con abundante materia orgánica y alta humedad. También se desarrolla en terrenos montañosos, espacios baldíos, matorrales y bosques. Es común hallarlo en jardines y terrazas, donde se cultiva en macetas. Se reproduce por semillas y por retoños, y puede plantarse durante todo el año.
Condiciones de cultivo:
- Clima: templado a cálido; prospera a temperaturas moderadas y cálidas, con buena luminosidad.
- Suelos: fértiles, con abundante materia orgánica y buena retención de humedad; tolera suelos ligeramente pobres si se mantiene un riego regular.
- Propagación y manejo: se reproduce por semillas y por retoños; puede cultivarse en macetas o en huertos; se recomienda poda para mantener la forma y evitar un crecimiento descontrolado.
Notas ecológicas y culturales:
- Es una planta de interés cultural en varias comunidades y, además de su uso culinario, se ha empleado tradicionalmente como planta aromática y, en algunos contextos, como repellente de insectos en huertos. Su cultivo debe manejarse con cuidado para evitar su dispersión descontrolada.
Composición química y seguridad
El paico (Epazote) es una planta aromática cuyas sustancias se distribuyen principalmente en un aceite esencial, así como en compuestos fenólicos, taninos, limoneno, alcanfor y sales minerales. A continuación se describen los componentes más relevantes y sus características habituales.
- Aceite esencial – Se halla distribuido por toda la planta, con mayor concentración en las semillas. Entre sus componentes destacan ascaridolo, p-cimol, diversos terpenos volátiles y safrol, además de otros compuestos minoritarios que completan el perfil oleoso.
- Ascaridolo – Es el principal componente responsable de la actividad antiparasitaria atribuida al paico. Su presencia es frecuente en la mayoría de las muestras de aceite esencial, aunque varía según la variedad y las condiciones de cultivo.
- Otros terpenos del aceite – Limoneno, carburos terpénicos y otros monoterpenos que contribuyen al aroma característico.
- Taninos y pectinas – Presentes en la planta, aportan efectos astringentes leves y pueden influir en la textura de preparaciones locales.
- Alcaloides y compuestos menores – Incluyen quenopodina y otros alcaloides identificados en la fitoquímica del género Chenopodium.
- Sales minerales – Minerales y oligoelementos presentes en trazas que pueden aportar valor nutricional.
Variabilidad de la composición y consideraciones de seguridad
La composición química del paico varía según la variedad taxonómica, las condiciones de cultivo, la madurez de la planta y el método de cosecha y secado. En la variedad Chenopodium ambrosioides var. anthelminticum se reportan mayores niveles de ascaridolo, lo que se asocia a una mayor potencia antiparasitaria, pero también a un mayor potencial de efectos adversos si se consumen dosis elevadas.
Precauciones: el ascaridolo puede irritar el tracto gastrointestinal y, en dosis altas, causar dolor abdominal, náuseas, vómitos e incluso convulsiones. Por ello, no se recomienda su consumo durante el embarazo o la lactancia y debe evitarse en niños pequeños. En contextos de uso tradicional, las preparaciones deben elaborarse con cautela y, cuando sea posible, a partir de extractos estandarizados para reducir la variabilidad de la composición.
Usos tradicionales y medicinales
Aplicaciones y usos tradicionales
Uso antiparasitario en la medicina tradicional para tratar helmintiasis según prácticas regionales de América Latina y algunas comunidades indígenas.
- Carminativo y digestivo: se emplea para aliviar la flatulencia, mejorar la digestión y aliviar molestias estomacales leves.
- Uso culinario: en algunas cocinas se emplea como condimento, aportando aroma intenso y sabor característico; se recomienda moderación debido a su potencia aromática y posibles efectos adversos.
Usos medicinales
El paico, conocido también como epazote, se emplea tradicionalmente para combatir enfermedades causadas por parásitos intestinales y lombrices. Sus semillas concentran el aceite esencial, mientras que las hojas se mastican para favorecer la digestión. En la medicina tradicional también se reconocen propiedades antiinflamatorias y analgésicas, aunque la evidencia científica disponible es limitada. Los usos se apoyan principalmente en la tradición popular y deben aplicarse con precaución.
Hay diversas maneras de aprovecharlo:
- Contra los parásitos: la infusión de paico es una preparación tradicional para eliminar parásitos intestinales y aliviar molestias asociadas como disentería y malestar estomacal. Para prepararla, se hierven 250 ml de agua y se añaden ocho hojas de paico; después de dejar reposar, se bebe en varias tomas hasta que ceden los síntomas. También se pueden triturar las hojas y consumirlas con un poco de líquido. El té de paico también se ha utilizado como repelente de insectos cuando se aplica en las zonas deseadas.
- Contra las lombrices: el extracto de paico se usa para desparasitar. Una forma típica consiste en triturar varias semillas y mezclar con un vaso de agua; los adultos pueden tomar un vaso de este preparado al día y los niños medio vaso, sin exceder la dosis para evitar efectos tóxicos. Con las hojas y las flores del paico también se elaboran tizana y jugo. Para preparar un zumo, se exprimen varias hojas frescas y se calientan al baño María; se les añade leche y azúcar. Se recomienda consumirlo en pequeñas dosis a lo largo del día (tres tomas). En la tradición popular, este preparado se utiliza para aliviar gripe, catarros, resfriado, gastritis y malestar estomacal, así como para sinusitis.
Precauciones y consideraciones: el paico contiene compuestos que pueden ser tóxicos en dosis elevadas, especialmente en las semillas y ciertos aceites esenciales. Por ello, no se debe exceder la dosis indicada y no se recomienda su uso prolongado. No se recomienda su consumo durante el embarazo o la lactancia, ni para niños pequeños sin supervisión médica. Ante cualquier duda, conviene consultar a un profesional de la salud antes de incorporar el paico como remedio habitual.
Usos en la gastronomía
En la cocina mexicana, el paico (Dysphania ambrosioides), conocido también como epazote, aporta un aroma y sabor característicos que realzan numerosos platillos. Sus hojas frescas se utilizan principalmente para sazonar y perfumar preparaciones durante la cocción, mientras que las semillas se emplean con menor frecuencia como especia en recetas específicas.
Las hojas destacan por su papel en:
- Frijoles y legumbres: incrementan el aroma y ayudan a reducir la flatulencia. Es común añadir unas cuantas hojas durante la cocción de frijoles, caldos y sopas.
- Guisos y salsas: se incorpora en guisos de pollo, carne y verduras para aportar un sabor herbáceo distintivo.
- Platos regionales: forma parte de recetas tradicionales que requieren hierbas aromáticas, como ciertos moles, chilaquiles y tamales.
- Semillas como especia: en menor medida, se pueden moler o usar enteras en cantidades muy pequeñas para dar un toque aromático intenso en caldos o salsas; su potencia exige moderación.
Advertencia: el paico contiene compuestos aromáticos potentes. Su consumo debe hacerse con moderación: en grandes cantidades puede provocar malestar estomacal y otros efectos. No se recomienda su uso durante el embarazo. Para aprovechar su aroma sin sobrecargar la preparación, se puede añadir al inicio de la cocción y retirar las hojas al finalizar, o usar dosis muy moderadas en guisos y caldos.
Efectos contraproducentes
Aunque el paico o epazote puede aportar beneficios en ciertas preparaciones culinarias y usos tradicionales, su consumo en dosis elevadas o fuera de indicaciones médicas puede resultar tóxico. La planta contiene compuestos que, en cantidades significativas, pueden afectar la función de riñones, corazón y otros tejidos del organismo.
No se recomienda su ingestión en ciertos grupos de riesgo: niños, mujeres en estado de gestación y personas con antecedentes de problemas renales o hepáticos. En cualquier caso, su uso debe ser moderado y, cuando se persigan fines terapéuticos, debe realizarse bajo supervisión médica y con indicaciones claras.
- La ingesta en grandes cantidades puede provocar náuseas, dolor abdominal, vómitos, mareos y daño renal o hepático.
- La exposición repetida o crónica puede aumentar los riesgos y afectar el sistema cardiovascular.
- El uso durante el embarazo puede representar un riesgo para el feto; se recomienda evitarlo.
- En personas con enfermedad renal o hepática, conviene evitar su consumo o consultar previamente a un profesional.
- Si aparecen síntomas de intoxicación, se debe buscar atención médica de inmediato.
- En la cocina, se emplea en cantidades muy pequeñas para dar sabor; no debe utilizarse como tratamiento médico.
Para cualquier uso medicinal, consulte siempre a un profesional de la salud y siga las recomendaciones clínicas.























