La germinación es el proceso mediante el cual una semilla, ubicada en condiciones adecuadas de humedad, temperatura y oxígeno, se transforma en una plántula capaz de crecer y desarrollarse hasta la adultez. Es un paso característico de la reproducción sexual de las plantas. La semilla, fruto de la fertilización, funciona como unidad de dispersión y perpetuación de la especie; la germinación facilita la continuidad de la vida vegetal al dar origen a nuevas plantas.

En las gramíneas, durante la germinación el embrión debe activarse para convertirse en una plántula que pueda desenvolverse por sí misma. Esto implica una serie de cambios metabólicos y morfológicos que culminan con la germinación y el inicio del crecimiento autónomo de la planta.
La germinación puede describirse en fases principales: imbibición, activación metabólica, ruptura de la testa y emergencia de las estructuras embrionarias (radícula y plúmula). A partir de la plúmula se desarrollan las primeras hojas y el tallo, y la plántula obtiene un sistema radicular funcional que le permite absorber agua y nutrientes del medio.
- Imbibición: la semilla absorbe agua y se rehidrata, reanudando enzimas y procesos metabólicos.
 - Activación metabólica: reactivación de la respiración celular y síntesis de componentes necesarios para el crecimiento.
 - Ruptura de la cubierta: la testa se rompe para permitir el crecimiento de las estructuras embrionarias.
 - Emergencia de la radícula y la plúmula: la raíz embrionaria inicia su crecimiento y el brote asciende, emergiendo por encima del sustrato.
 
Factores ambientales clave para la germinación incluyen la disponibilidad de agua (humedad), temperatura adecuada según la especie, oxígeno y, en algunos casos, la luz. Las gramíneas suelen germinar mejor en rangos templados y con suficiente humedad; sin embargo, la respuesta óptima varía entre especies.
Ejemplos comunes de gramíneas cuyo proceso de germinación es fundamental en la agricultura y la horticultura incluyen el trigo, el maíz, el arroz y el césped. La calidad de la semilla y las condiciones de almacenamiento influyen significativamente en la rapidez y el porcentaje de germinación.
PROCESO DE LA GERMINACIÓN
La germinación es un proceso crítico y delicado; una vez que se inicia, no puede revertirse. En la cariopsis se halla un embrión reducido pero completo, que contiene la plúmula (hoja inicial) y la radícula (raíz inicial).
La zona nutritiva interna está formada por el endospermo, que suministra la energía necesaria para el crecimiento inicial. El proceso comienza con la imbibición, la absorción de agua, que activa el metabolismo y moviliza las reservas. Durante esta etapa se sintetiza el ácido giberélico, una hormona clave.
El ácido giberélico se reconoce por las células de la capa aleurónica, las cuales producen enzimas hidrolíticas (principalmente α-amilasa) que degradan el endospermo en azúcares simples. Estos azúcares alimentan al embrión y permiten su crecimiento durante las primeras fases, hasta que la plántula puede realizar la fotosíntesis por sí misma.
Con la emergencia de la radícula y, poco después, de la plúmula, la plántula se ve capaz de desarrollar clorofila y puede iniciar la fotosíntesis al estar expuesta a la luz. En muchas especies, las primeras hojas verdaderas se desarrollan tras la salida de la plántula del sustrato.
Factores ambientales como la temperatura, la humedad, el oxígeno y la dormancia de la semilla influyen en la velocidad y la proporción de germinación. Los cereales y, en general, las plantas de semilla pequeña, suelen germinar mejor en rangos de temperatura moderados (aproximadamente 15–25 °C), con humedad constante y oxígeno suficiente.
- Fase de imbibición: la semilla absorbe agua, rehidrata los tejidos y activa los procesos metabólicos.
 - Activación metabólica y movilización de reservas: se sintetizan enzimas y se liberan azúcares y aminoácidos desde el endospermo para alimentar al embrión.
 - Ruptura de la testa y emergencia de la plántula: la testa se rompe y emergen la radícula y, posteriormente, la plúmula.
 - Desarrollo inicial y establecimiento de la fotosíntesis: la plántula desarrolla las primeras hojas y, al estar en luz, inicia la fotosíntesis para sostener el crecimiento.
 
ETAPAS
La germinación es el conjunto de procesos que permiten que un embrión contenido en una semilla pase de un estado latente a una plántula. Durante este periodo, el embrión utiliza las sustancias nutritivas almacenadas en la semilla para su desarrollo inicial, y la estructura embrionaria se va organizando hasta emerger. Se distinguen tres etapas:
- Hidratación: es la primera fase y esencial para que la germinación comience. La semilla absorbe agua, las células se hinchan y se activan las enzimas que liberan y movilizan las reservas nutritivas almacenadas.
 - Germinación: proceso metabólico en el que se reanudan las vías respiratorias y metabólicas. Las reservas se movilizan para formar componentes básicos de la plántula; con condiciones adecuadas, la radícula (raíz embrionaria) rompe el revestimiento y empieza a penetrar en el sustrato, seguida por la aparición de la plúmula.
 - Crecimiento: fase de desarrollo de la plántula tras la emergencia. A partir de la salida de la plántula de la semilla, la absorción de agua se mantiene o aumenta y se inician las primeras hojas, permitiendo la fotosíntesis y la continuación del crecimiento.
 
Factores que influyen: la germinación depende de la humedad constante, temperatura adecuada para la especie, oxígeno suficiente y condiciones químicas favorables en el sustrato. La viabilidad de la semilla, la edad y el almacenamiento también afectan el éxito de la germinación. Además, la luz puede acelerar o inhibir la germinación según la especie (algunas semillas germinan mejor a oscuras, otras requieren luz).
TIPOS DE GERMINACIÓN
Las semillas pueden germinar mediante dos patrones principales: germinación epigea y germinación hipogea. A continuación se describen sus características y ejemplos.
- Germinación epigea. En este tipo, la plántula eleva la porción entre la radícula y los cotiledones (hipocótilo), que se alarga y empuja a los cotiledones por encima del suelo. Posteriormente, los cloroplastos se diferencian en los cotiledones y estos realizan la fotosíntesis, funcionando como hojas iniciales. Con el tiempo se desarrolla el epicótilo, la región situada entre los cotiledones y las primeras hojas. Ejemplos típicos de este tipo de germinación son la lechuga, el ricino, la cebolla y las judías, entre otros; también especies como tomate, pepino y calabacín muestran germinación epigea.
 - Germinación hipogea. En las plántulas hipogeas, los cotiledones permanecen enterrados y sólo la plúmula rompe la superficie del suelo; el hipocótilo es muy corto o casi inexistente. El epicótilo se alarga y emergen las hojas verdaderas, que son las primeras hojas fotosintéticas de la plántula. Este tipo de germinación es característico de varios cereales y cultivos, tales como maíz, trigo y cebada, así como de leguminosas como guisantes y alubias, entre otros.
 
IMPORTANCIA PRÁCTICA Y APLICACIONES
La germinación es un proceso clave para el éxito de cultivos en agricultura y horticultura. Conocer sus fases y los factores que la condicionan permite optimizar el manejo de semilleros, mejorar la caducidad y la calidad de las semillas, seleccionar condiciones de sustrato adecuadas y anticipar posibles fallos durante el establecimiento de plántulas. Asimismo, facilita la toma de decisiones sobre almacenamiento, tratamiento de semillas y etapas de siembra para maximizar la germinación y el establecimiento de las plantas.
CONDICIONES PARA que prospere
La germinación exitosa depende de la calidad de la semilla y de condiciones ambientales adecuadas. En primer lugar, la semilla debe ser viable y madura: estar bien formada y poseer un embrión vivo que conserve su poder germinativo.
Además, se requieren tres factores esenciales que deben combinarse de forma equilibrada para activar las enzimas y movilizar las reservas nutritivas almacenadas en la semilla:
- Humedad adecuada: la semilla debe absorber agua para ablandar el tegumento y activar enzimas que transforman los nutrientes en energía para el crecimiento inicial. Un exceso de agua puede provocar asfixia y pudrición; por ello, el sustrato debe mantener la humedad sin encharcarse.
 - Temperatura adecuada: la germinación tiene un rango óptimo que varía según la especie. En general, temperaturas moderadas favorecen la activación enzimática y el desarrollo embrionario. Temperaturas muy altas pueden dañar las células, mientras que las bajas las ralentizan o impiden.
 - Aire y oxígeno: la semilla requiere oxígeno para la respiración durante las primeras etapas. Un sustrato suelto, bien drenado y con buena aireación facilita el intercambio de gases y evita la saturación de humedad.
 
Durante la germinación, el embrión utiliza las reservas nutritivas (almidón, aceites y proteínas) para crecer hasta que la plántula desarrolle hojas y comience la fotosíntesis. El tegumento se ablanda y se rompe gradualmente a medida que el embrión se activa.
Una tierra o sustrato adecuado proporciona una textura suelta que permite el paso de aire y agua, favoreciendo el desarrollo radicular inicial. En macetas, se recomienda una mezcla bien drenante y, si corresponde, un ligero acolchado para mantener la humedad de forma estable y evitar fluctuaciones bruscas de temperatura.
LA SEMILLA COMO ELEMENTO DE LA GERMINACIÓN
Una semilla resulta de la maduración de un óvulo fecundado; en su interior se halla el embrión y, en muchas especies, una reserva de alimento. Bajo condiciones adecuadas de humedad, temperatura y oxígeno, la semilla da origen a una nueva planta.
En el embrión se distinguen las siguientes estructuras:
- Radícula: es la primera estructura que emerge y se transforma en la raíz principal. Una vez exteriorizada, da origen a las raíces primarias y a los pelos absorbentes que facilitan la absorción de agua y minerales del suelo.
 - Plúmula: también denominada yema apical, se ubica en el extremo opuesto a la radícula y dará lugar al tallo y a las primeras hojas.
 - Hipocótilo: es la porción situada entre la radícula y la plúmula. Conecta ambas y, a medida que la plántula se desarrolla, constituye la parte inicial del tallo embrionario.
 - Cotiledones: son las primeras hojas o, en algunas semillas, la reserva de alimento. En ciertas especies pueden cumplir simultáneamente ambas funciones: servir como reserva y formar las primeras hojas.
 
Nota: en las semillas monocotiledóneas, la reserva de alimento suele estar contenida en el endospermo, mientras que en las dicotiledóneas la reserva se almacena principalmente en los cotiledones. Esta distribución influye en la forma en que la plántula utiliza las reservas durante la germinación.
La germinación está condicionada por varios factores, entre los principales:
- Hidratación suficiente: la imbibición de agua activa el metabolismo y permite que las enzimas descompongan las reservas.
 - Temperatura adecuada: cada especie tiene un rango óptimo; temperaturas fuera de este rango ralentizan o impiden la germinación.
 - Oxígeno: el adecuado suministro de oxígeno es esencial para la respiración celular durante la germinación.
 - Viabilidad y frescura de la semilla: semillas viejas o dañadas presentan menor capacidad de germinar.
 - Dormancia: algunas semillas poseen dormancia que impide la germinación hasta que se superen ciertas condiciones (estratificación, escarificación o tratamiento hormonal).
 
Ejemplos prácticos de germinación en plantas de uso común:
- Trigo: germina rápidamente a temperaturas templadas y con humedad constante.
 - Frijol común: necesita oxígeno adecuado y temperatura tibia; al absorber agua, activa rápidamente su metabolismo.
 - Maíz: su endospermo y cotiledones permiten una reserva nutritiva útil durante la emergencia.
 























