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Epiphyllum

Un total de 19 variedades se agrupan en el género Epiphyllum, dentro de la familia Cactaceae. Es originario de los bosques tropicales de Centroamérica y de las regiones tropicales de Sudamérica.

Epiphyllum

Comúnmente se le conoce como la Orquídea-cacto o cactus “orquídea”. Su nombre proviene del griego y significa “sobre la hoja”. Se clasifica como epífita, ya que se desarrolla sobre otra planta y utiliza esa planta como soporte.

Una característica distintiva de Epiphyllum es que sus raíces no crecen en la tierra; en su hábitat natural se fijan a troncos o ramas y absorben la humedad del aire a través de raíces aéreas. Sus tallos son hojas modificadas, planas y alargadas llamadas cladodios, que realizan la fotosíntesis y proporcionan soporte estructural. A diferencia de muchos cactus, las espinas suelen estar ausentes o ser muy reducidas, lo que confiere a la planta un aspecto más suave y elegante.

Las flores son una de sus mayores atracciones: grandes, vistosas y frecuentemente fragantes. Suelen abrirse al atardecer o durante la noche y pueden durar varios días. Los colores varían desde blancos y cremas hasta rosados, rojos, naranjas y tonalidades mixtas, con formas que evocan a las orquíneas, lo que respalda su nombre común. En la naturaleza, estas flores atraen principalmente a polinizadores nocturnos como las polillas y, en algunas especies, a colibríes.

En cultivo, Epiphyllum es apreciado por su floración espectacular y por su adaptabilidad a sustratos bien drenantes. Requiere un sustrato ligero que contenga corteza de árbol, musgo sphagnum y perlita, buena luminosidad indirecta y humedad moderada. El riego debe ser regular durante la fase de crecimiento y reducirse en invierno para evitar la pudrición de las raíces. Se recomienda un riego menos frecuente en climas fríos y secos, y más cuidado si la planta se mantiene en espacios con calefacción, que pueden desecar el sustrato.

  • Hábitat: crecimiento epífito en bosques tropicales.
  • Morfoanatomía: cladodios planos y espinas reducidas o ausentes.
  • Flores: grandes, nocturnas o con fragancia, en una amplia gama de colores.
  • Cuidados: sustrato bien drenante, luz difusa y riego moderado; evitar encharcamientos.

Ejemplos de especies populares incluyen Epiphyllum oxypetalum (Flor de la Noche) y Epiphyllum anguliger (Cactus pez). Estas plantas se comercializan ampliamente como ornamentales de interior y en invernaderos, y existen numerosas variedades cultivadas por sus formas y colores singularmente atractivos.

Morfología y rasgos distintivos

Los tallos son aplanados y de forma romboidal, con un grosor de aproximadamente 5 mm y una anchura de unos 5 cm. Estos cladodios son adaptaciones para almacenar agua y facilitan la fotosíntesis en ambientes sombreados, típicos de su crecimiento epífito.

Las flores miden entre 8 y 16 cm de largo y presentan numerosos pétalos. Sus colores abarcan tonalidades que van desde el blanco níveo y pajizo hasta el naranja y el carmesí, a veces con combinaciones vivas en la misma flor. Las flores suelen abrirse por la noche y atraer polinizadores como polillas y colibríes, según la especie y el hábitat.

El fruto es comestible y se asemeja a la pitahaya, aunque de menor tamaño, con una longitud de hasta 4 cm. En algunas variedades, la pulpa es dulce y aromática, con semillas pequeñas distribuidas en su interior.

La principal diferencia entre Epiphyllum y otros cactus es la ausencia de espinas; sus tallos son lisos, lo que facilita su manejo. Como cactus epífitos, se alimentan de materia orgánica descompuesta que se acumula en su entorno, así como de hojarasca y musgo que acompañan su crecimiento.

En cultivo, suelen prosperar con luz difusa, temperaturas templadas y un sustrato bien drenante. Requieren riego moderado, permitiendo que la capa superior del sustrato se seque entre riegos y evitando el encharcamiento.

  • Forma y tallos: tallos aplanados, romboidales; grosor de aproximadamente 5 mm y anchura de aproximadamente 5 cm.
  • Flores: 8–16 cm de largo; numerosos pétalos; colores que van del blanco al carmesí.
  • Fruto: comestible; parecido a la pitahaya, tamaño máximo 4 cm.
  • Espinas: ausencia de espinas en los tallos.
  • Nutrientes y hábitat: se alimentan de materia orgánica descompuesta en el entorno; suelen crecer entre hojarasca y musgo que acompañan su desarrollo.

Cultivo del Epiphyllum

El Epiphyllum, originario de ambientes tropicales y subtropicales, debe mantenerse alejado de la exposición directa al sol. A diferencia de los cactus de zonas desérticas, estos cactus epífitos toleran mejor la luz filtrada o la sombra de la mañana y la tarde.

Un sustrato adecuado para el Epiphyllum debe ser ligero y con buen drenaje; una mezcla común es un tercio de perlita, un tercio de turba y un tercio de pino triturado. Evite suelos arcillosos, ya que retienen más agua y favorecen la pudrición de las raíces.

Las heladas pueden dañarlo gravemente. La temperatura óptima suele situarse entre 7 y 21 °C. Además, requiere una buena ventilación para evitar excesos de humedad y la aparición de hongos.

Se recomienda fertilizar cada dos semanas durante la primavera y el verano. Se pueden usar fertilizantes líquidos solubles, adecuados para plantas de interior y cactus/epífitos. El Epiphyllum se beneficia de una nutrición constante durante su periodo de crecimiento activo.

El riego debe ser regular pero moderado: el sustrato no debe encharcarse, pero tampoco debe secarse por completo. Un indicio práctico es tocar la capa superior del sustrato; si aproximadamente un tercio está seco, es momento de regar. Este régimen favorece un crecimiento saludable, especialmente en primavera y verano.

En otoño e invierno conviene espaciar más el riego. Para evitar la pudrición radicular ante riegos menos frecuentes, asegúrese de un drenaje excelente y de que las raíces reciban suficiente oxígeno.

  • Iluminación: luz brillante pero indirecta. Evite la exposición directa al sol del mediodía; ubique la planta cerca de una ventana orientada al este u oeste o filtre la luz si está al sur.
  • Sustrato y trasplante: prefiera una mezcla ligera y bien drenante; trasplante cada 2–3 años o cuando la maceta se quede pequeña para el crecimiento.
  • Temperatura y ventilación: mantenga entre 7 y 21 °C; evite heladas; proporcione buena ventilación para reducir la humedad excesiva y el riesgo de hongos.
  • Fertilización: aplique fertilizante para cactus o epífitos cada dos semanas en primavera y verano; reduzca o suspenda en otoño e invierno.
  • Propagación: se reproduce fácilmente por esquejes de tallos; deje secar el extremo y enrasé en sustrato ligero con alta humedad para favorecer el enraizamiento.

Cuidados generales

La forma más fiable de saber si es necesario trasplantar un Epiphyllum es observar si la planta ha desarrollado un sistema de tallos y raíces que llena la maceta actual. Este crecimiento desbordante suele ocurrir entre el segundo y tercer año de vida. En general, se recomienda trasplantar tras la floración o al inicio de la primavera, cuando la planta inicia un nuevo ciclo de crecimiento. El periodo invernal, con temperaturas más bajas y menor iluminación, facilita la recuperación tras el trasplante y la ausencia de luces artificiales nocturnas ayuda al descanso de la planta.

Las temperaturas elevadas pueden ralentizar la floración. En condiciones normales, las primeras flores suelen aparecer entre abril y julio; sin embargo, la fecha exacta depende del cultivar y del entorno.

La mayor parte de las variedades de Epiphyllum abren sus pétalos durante el día, aunque existen excepciones que florecen por la noche. Algunas flores son fragantes y resultan particularmente apreciadas en patios o terrazas bien iluminadas.

En cuanto a la poda, el Epiphyllum no requiere poda rutinaria; suele ser innecesaria. Lo habitual es retirar hojas dañadas o envejecidas para evitar que deterioren la planta y para mantener un aspecto limpio. En ciertos casos, una poda ligera después de la floración puede estimular un nuevo crecimiento, pero se debe evitar podar en exceso para no estresar a la planta.

  • Sustrato y trasplante: usar un sustrato bien drenante, como una mezcla de corteza de pino, perlita o arena gruesa y materia orgánica ligera. Trasplantar cada 2–3 años a una maceta ligeramente más grande o usar macetas adecuadas para evitar el exceso de humedad.
  • Riego: regar cuando la capa superior del sustrato esté seca; reducir riegos en invierno. Evitar el encharcamiento, ya que las raíces son susceptibles a la pudrición.
  • Humedad y ventilación: la planta aprecia una buena ventilación y una humedad moderada a alta. Proporcionar humedad ambiental, evitando mojar las hojas por la noche.
  • Fertilización: durante la época de crecimiento (primavera–verano) aplicar un fertilizante equilibrado cada 4–6 semanas; reducir o suspender la fertilización durante el descanso invernal.
  • Plagas y enfermedades: vigilar cochinillas, ácaros y hongos en condiciones de riego excesivo. Mantener las hojas limpias y revisar la planta regularmente.

Reproducción del Epiphyllum

Existen dos métodos de reproducción: por semillas o por esquejes. En la práctica, la reproducción por semillas es poco común y lenta, por lo que la multiplicación por esquejes es la opción más utilizada entre cultivadores y aficionados.

La propagación por esquejes se realiza principalmente a partir de hijuelos o fragmentos de tallos que se obtienen durante el verano.

  • Cuándo recolectar: a finales de julio o principios de agosto. Cada esqueje debe medir aproximadamente 10–15 cm de longitud.
  • Desecación del corte: se deja secar en un lugar fresco y resguardado durante 7–10 días para que cicatrice el extremo cortado.
  • Sustrato y siembra: se entierra en una mezcla bien drenante de humus, arena y tierra fértil, con una profundidad de aproximadamente un tercio de la longitud del esqueje.
  • Ubicación y temperatura: el tiesto debe colocarse a la sombra, manteniendo una temperatura cercana a los 20 °C. Si el esqueje tiende a doblarse o inclinarse, se puede fijar con una estaca para mantenerlo en posición vertical.
  • Riego y enraizamiento: durante el enraizamiento, mantenga el sustrato ligeramente húmedo, sin encharcar. En 15–21 días deberían aparecer las primeras raíces, y la planta avanzará hacia la madurez.
  • Trasplante tras la raíz: una vez que el esqueje está firmemente enraizado, trasládelo a una maceta un poco más grande con sustrato adecuado para cactus y epífitas, para favorecer un desarrollo equilibrado.

Plagas y enfermedades

Este género presenta buena resistencia frente a plagas y enfermedades. Sin embargo, conviene vigilar ciertos signos que indican estrés, infestación o necesidad de manejo específico. A continuación se describen las manifestaciones más habituales y las acciones recomendadas para cada caso.

  • Arrugas o flacidez de los cladodios: indicios de estrés hídrico (riegos insuficientes) o de drenaje deficiente. Verifique la humedad del sustrato, ajuste la frecuencia de riego y asegúrese de utilizar un sustrato bien drenante en una maceta con orificios adecuados. Evite el encharcamiento para prevenir problemas de raíz.
  • Hojas chamuscadas o decoloración por sol: señales de exposición a sol directo o a temperaturas extremas. Traslade la planta a luz brillante pero indirecta, o aporte sombra durante las horas más intensas del día. Si es necesario, acclimate gradualmente al aumento de luminosidad.
  • Fisuras o grietas en los cladodios: pueden deberse a variaciones bruscas de temperatura o a deshidratación. Mantenga condiciones estables de temperatura y humedad, evite corrientes de aire frío y regúe de forma regular según el sustrato. Si aparecen fisuras, recorte las zonas dañadas si es necesario y vigile la planta.
  • Manchas blanquecinas en el reverso de los cladodios: señal típica de cochinilla algodonosa. Para infestaciones leves, retire los insectos con un hisopo empapado en alcohol isopropílico al 70%. En casos más intensos, utilice productos insecticidas específicos para cactus y suculentas o tratamientos sistémicos siguiendo las indicaciones del fabricante. Aísle la planta para evitar contagios.
  • Aparición de webs finas o manchas marrones y disminución del vigor: indicios de araña roja, especialmente en ambientes con baja humedad. Aumente la humedad ambiental, rocíe con agua templada y aplique un acaricida específico si persiste el problema. Mantenga las hojas limpias para favorecer una mejor observación.
  • Podredumbre de raíces o del tallo: resultado de riego excesivo y mal drenaje. Asegúrese de que la maceta drene correctamente, reduzca la frecuencia de riego y examine el estado radicular. En infestaciones severas, retire las partes afectadas y reimplante con sustrato adecuado para Epiphyllums, eliminando las zonas dañadas.

Medidas preventivas generales: para reducir el riesgo de plagas y enfermedades, aporte condiciones estables y adecuadas: luz adecuada (luz brillante indirecta), temperatura templada (aproximadamente 18–24 °C), alta ventilación y humedad moderada, riego regular según la estación y el sustrato drenante, y revisión periódica de la planta para actuar a tiempo ante cualquier signo de estrés o infestación.

Jun 24, 2018Laura Castro

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Laura Castro

Experta en flores exóticas y plantas ornamentales

Siempre he sentido fascinación por las flores más inusuales y llamativas, especialmente aquellas con necesidades específicas. Me encanta compartir mi conocimiento sobre cómo cultivar con éxito flores exóticas y ornamentales, haciendo que incluso las especies más delicadas prosperen en cualquier entorno. Mi objetivo es ayudarte a cultivar con confianza, disfrutando de la belleza única que estas plantas pueden ofrecer.

📌 Mis temas favoritos: Orquídeas, suculentas, flores tropicales, métodos de propagación y técnicas especializadas para plantas delicadas.

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