Barbecho es una práctica que le permite al suelo recuperarse de las siembras anteriores y controlar su desgaste a través de los períodos vegetativos. El término proviene del latín vervactum, que traduce “hecho para la primavera”, y se emplea para señalar a las porciones de terreno que se remueven pero no se siembran, para favorecer su regeneración. El tiempo de descanso que se les suele dar es de dos o tres años y, por lo general, abarca el 40% de la superficie cultivable. Quienes aplican este método dividen el terrenal en productivo y destinado al barbecho.
Esta técnica se emplea en los campos desde la Edad Media. Entre sus amplios beneficios destaca la prevención de la propagación de agentes patógenos y el “rescate” de la humedad, nutrientes y materia orgánica que garantizarán la calidad de las plantaciones futuras.
Barbecho, Sin rastros de descuido
Lejos de tratarse de un “abandono” de las tierras, se asemeja a un mimo. Los agricultores rotan las parcelas de los cultivos para someterlas a una red de cuidados intensivos. Y es que durante el barbecho, la tierra es arada para desarraigar las malas hierbas e incrementar la humedad.
En muchas zonas se utilizaba únicamente para evitar la sobreexplotación de los recursos naturales. Sin embargo, el sector más industrializado de la agricultura ha realzado la importancia de su aplicación para el aprovechamiento de los suelos en función de obtener producciones agrícolas mucho más eficientes. La aplicación de este procedimiento es casi una garantía de la obtención de materia prima de gran calidad.
Estilos de barbecho
Este proceso persigue la preservación de las bondades de la tierra. Se puede decir que se emplea de varias maneras: el manual que contempla el desprendimiento de las malas hierbas y la aplicación de herbicidas, y el mecánico considerado el más efectivo porque emplea instrumentos que aligeran el ciclo de fermentación.
Con el avance de los procedimientos asociados a la agricultura los terrenos se tratan con diversos fertilizantes o productos similares para garantizar el éxito de la técnica. Asimismo, es el tiempo idóneo para mantener a raya las variadas pestes que asolan a los cultivos y frenan su crecimiento.
El barbecho se aplica en porciones del terreno, nunca en el campo completo. Debido a ello, puede asegurarse que el huerto sea altamente productivo en los años venideros, y que la siembra no se detenga. Aunque un trecho de la superficie esté deshabilitado momentáneamente, el otro estará produciendo.
Aparte de su clasificación por los cuidados que recibe el suelo, existe una segunda tipología que responde a los períodos de reposo entre cultivos. El barbecho corto se distingue porque la “parada” dura-como máximo-un par de años hasta que se retoma la siembra.
Otra es la historia del barbecho largo, cuyo lapso de espera se prolonga des tres a cuatro años. Acá se persigue la recuperación total del terreno. En el suelo español, el barbecho goza de gran popularidad en las áreas aledañas al Mediterráneo.
Diferentes versiones de una técnica
En el ramo de la agricultura se han establecido “códigos” que ayudan a comprender el tiempo de duración del barbecho. Cuando se habla de “año y vez”, por ejemplo, se refiere a que se cultiva un año y se descansa el otro. Entretanto, “al tercio” se corresponde a una siembra por año que se alterna con dos años de reposo para cuidar la fertilidad de la tierra.
También existe un tercer tipo de clasificación que se adapta a si se elige plantar o no durante el barbecho. De esta manera, encontramos al “barbecho blanco” cuando la tierra permanece sin sembrar, y el “barbecho semillado” cuando hay un poco de siembra con fines de nutrición. En este caso se escojan semillas de frijoles como yeros, garbanzos, veza o lentejas entre una amplia variedad. Normalmente el agricultor se inclina por las semillas de esta especie porque tienen la propiedad de enriquecer el sustrato. Se acostumbra a enterrarlas.
La mayor desventaja que presenta el barbecho reside en que implica que la tierra deje de producir mínimo por un año.
Barbecho, Pensando a futuro
Recurrir a la antiquísima técnica del barbecho no se limita a un acto de bondad, sino a un aprovechamiento más perdurable de los recursos no renovables. La explotación desmedida de la tierra puede desembocar en la inutilidad de la misma, en cosechas deficientes por la presencia de plagas o por su pobre crecimiento.
Es muy frecuente que se le utilice en casos de agricultura extensiva porque viene a ser un sistema de rotación de cultivos muy eficiente.
Como se ha dicho, el barbecho no está ideado para aplicarse a la totalidad del campo de manera simultánea. El agricultor tiene que darse a la tarea de dividir la tierra según cómo la aprovechará, puede hacerlo por parcelas u hojas. Así cada porción cumplirá con los ciclos propios de la agricultura.
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