De origen latinoamericano y actualmente presente en Europa y África, el ajenjo es una planta ampliamente reconocida por sus múltiples usos. Su empleo medicinal se remonta a antiguas civilizaciones, donde se valoraba por sus propiedades digestivas y terapéuticas. Gracias a su notable capacidad de adaptación, el ajenjo se ha difundido en diversas regiones, especialmente en zonas con suelos secos y exposición solar intensa. Además, destaca por su resistencia a climas adversos, lo que lo convierte en una opción viable para cultivos en ambientes difíciles donde otras plantas no prosperan.
El ajenjo pertenece a la familia de las herbáceas compuestas, caracterizadas por su estructura particular y su capacidad para contener compuestos bioactivos. Su sabor amargo, resultado de la elevada concentración de absintina, una sustancia amarga y aromática, no ha impedido su uso tradicional para aliviar trastornos digestivos como la indigestión, el dolor estomacal y la flatulencia. De hecho, esta amargura es clave en su función como estimulante del apetito y promotor de la producción de jugos gástricos.

Planta de ajenjo en su hábitat natural
Además de sus propiedades medicinales, el ajenjo ha sido utilizado en la elaboración de bebidas tradicionales, como el famoso absenta, popular en Europa durante el siglo XIX. Sin embargo, su consumo debe ser moderado, ya que en dosis elevadas puede resultar tóxico. Su cultivo y manejo adecuado garantizan un aprovechamiento seguro y beneficioso.
Características del Ajenjo
Del sistema radicular del ajenjo brotan tallos rectos que pueden alcanzar hasta un metro de altura. Sus rizomas secretan una sustancia química que inhibe el crecimiento de otras plantas en su proximidad, lo que le permite dominar el espacio y reducir la competencia por nutrientes y agua.
Las hojas del ajenjo son caducifolias y presentan una estructura pinnada, compuestas por numerosos folíolos alargados. Están cubiertas por una fina capa de vellosidad de tonalidad plateada que les da un aspecto sedoso y distintivo. Su color oscila entre un verde grisáceo y un tono añil. En el envés de las hojas se encuentra un aceite esencial altamente tóxico cuando se encuentra en estado concentrado, el cual se ha utilizado históricamente con fines medicinales y también como veneno.

Detalle de las hojas de ajenjo con vellosidad plateada
La floración ocurre entre el verano y el otoño. Las flores son diminutas, alargadas y de color pajizo, agrupándose en inflorescencias denominadas cabezuelas. Estas inflorescencias miden entre tres y cinco centímetros y están protegidas por pequeñas hojuelas cubiertas de vellosidad, con una coloración similar a la de las flores. Estas características les permiten atraer a polinizadores específicos, como ciertos tipos de abejas y mariposas.
El ajenjo es una planta perenne con una esperanza de vida que varía entre una y tres décadas, dependiendo de las condiciones ambientales y el manejo del suelo. Su resistencia y longevidad contribuyen a su uso tradicional en la medicina herbal y en la elaboración de licores como el famoso vermut y absenta.
Condiciones necesarias para el cultivo
El ajenjo prospera principalmente en climas templados, aunque destaca por su notable resistencia tanto a temperaturas frías como a periodos de sequía. Actualmente, esta planta también se adapta con facilidad a ambientes húmedos, lo que evidencia su gran versatilidad ecológica.
En cuanto al suelo, el ajenjo se desarrolla mejor en terrenos bien drenados, ya que esto favorece una floración óptima y saludable. Prefiere suelos ricos en materia orgánica, por lo que es recomendable aplicar abono abundante para potenciar su crecimiento y vigor. La acidez ideal del sustrato varía entre un pH de 4 y 8, lo que indica que puede crecer en suelos desde ligeramente ácidos hasta ligeramente alcalinos. Además, su tolerancia a suelos rocosos o arenosos facilita su cultivo en diversas condiciones geográficas.
Como planta amante del sol, el ajenjo requiere una exposición directa para desarrollarse plenamente, aunque puede soportar sombra parcial. Es capaz de resistir vientos fríos, pero se aconseja protegerlo de ráfagas intensas para evitar daños en sus ramas y hojas. Una ubicación orientada hacia el sudeste suele ser ideal, ya que recibe la luz solar matutina y se protege de los vientos más fuertes del norte o noroeste.

Cultivo de ajenjo en terreno arenoso
En cuanto a la hidratación, el ajenjo prefiere lluvias moderadas. Durante el verano, cuando las precipitaciones son escasas, se recomienda realizar hasta cuatro riegos para mantener la planta en condiciones óptimas, lo que convierte su cuidado en una tarea sencilla y manejable.
Para mantener la salud del ajenjo, es fundamental que la superficie del suelo alrededor de la planta se mantenga libre de hierbas no deseadas. Esto se puede lograr mediante un laboreo superficial durante el invierno, evitando dañar las raíces. En primavera y verano, se puede realizar una limpieza más exhaustiva del área para evitar la competencia por nutrientes y agua.
Los cultivadores suelen aprovechar el otoño para podar las ramas que se han debilitado o deslucen la planta, promoviendo así un crecimiento más vigoroso en la siguiente temporada. En cuanto a la fertilización, un abonado ligero al inicio de la primavera es suficiente para satisfacer las necesidades nutricionales del ajenjo.
Reproducción del Ajenjo
El ajenjo puede reproducirse mediante tres métodos principales: por semilla, división de planta o esquejes, cada uno con sus particularidades para asegurar un desarrollo óptimo.
La reproducción por semilla se realiza sembrando en un semillero, cubriendo ligeramente con una capa fina de tierra arenisca para proteger las semillas. Este proceso es ideal llevarlo a cabo a finales del invierno o a principios de la primavera, cuando las condiciones climáticas son favorables para la germinación. Durante esta etapa, es fundamental mantener riegos diarios para conservar la humedad necesaria, además de eliminar constantemente las hierbas y malezas que compiten por nutrientes. También es importante controlar la presencia de hormigas, ya que pueden afectar la salud de las semillas y plántulas.
Cuando las plántulas de ajenjo alcanzan una altura aproximada de 10 centímetros, es momento de trasplantarlas al terreno definitivo. Se recomienda plantarlas en filas paralelas separadas entre 70 y 80 centímetros, con una distancia de 30 centímetros entre cada planta. Este espaciamiento permite un adecuado desarrollo y circulación del aire, reduciendo la incidencia de enfermedades. Luego de un año, se realiza un raleo para eliminar las plantas que crecen en los intermedios, ajustando la separación final a aproximadamente 60 centímetros para garantizar un crecimiento saludable y vigoroso.
La multiplicación por esquejes requiere cortar tramos de la planta que tengan al menos un año de edad. Estos esquejes deben medir como mínimo 15 centímetros y estar libres de hojas para facilitar el enraizamiento. Los esquejes se entierran parcialmente en una parcela, dejando al descubierto tres brotes para que crezcan adecuadamente. La distancia recomendada para esta siembra es de 15 centímetros entre esquejes y 10 centímetros entre filas. Se aconseja realizar esta técnica a comienzos del invierno, ya que las condiciones frescas favorecen la formación de raíces. En primavera, una vez que los esquejes han enraizado, se trasplantan al lugar definitivo, recortando ligeramente las hojas y rizomas para estimular un crecimiento equilibrado.
Finalmente, la división de la planta consiste en separar tantos retoños como sea posible, asegurándose de que cada uno tenga una porción de rizoma y algunas hojas. Estos retoños se trasplantan siguiendo el mismo espaciamiento recomendado para las otras técnicas. Este método se suele practicar al finalizar el invierno para aprovechar la etapa de reposo vegetativo y fomentar un buen establecimiento. Durante todo el proceso, es fundamental mantener un riego adecuado para facilitar la recuperación y el desarrollo de las nuevas plantas.
En resumen, la elección del método de reproducción dependerá de las condiciones del terreno y los recursos disponibles, pero siguiendo estas recomendaciones se puede asegurar una multiplicación exitosa y plantas saludables de ajenjo.
Usos del ajenjo
- El ajenjo es ampliamente recomendado para mantener el jardín libre de plagas debido a su intenso aroma, que actúa como un repelente natural contra insectos dañinos.
- Se utiliza tanto como especia aromática como con fines medicinales. Tradicionalmente, se ha empleado para estimular el apetito, aliviar síntomas de gastritis y pesadez estomacal, así como para descongestionar el hígado y mejorar su funcionamiento. Además, ayuda a tratar la indigestión, elimina parásitos intestinales, favorece la cicatrización de heridas externas, alivia dolencias menstruales y acelera el metabolismo, facilitando la eliminación de toxinas del organismo.
- En el hogar, es común colocar ramas de ajenjo dentro de los roperos para proteger las prendas de las polillas. Asimismo, en casas con mascotas, esta planta puede ser utilizada para prevenir la presencia de pulgas, contribuyendo a un ambiente más saludable.
- El ajenjo es tóxico para las lombrices y ciertos insectos, por lo que se suele plantar cerca de especies vulnerables a orugas, limitando su proliferación hasta su completa erradicación, lo que lo convierte en una herramienta eficaz para el control biológico en agricultura.
- La aplicación de extractos de ajenjo en forma de fumigación en jardines es una estrategia efectiva para eliminar parásitos y proteger las plantas sin recurrir a productos químicos sintéticos.
- Además, el ajenjo es la materia prima fundamental para la elaboración de la absenta, una bebida alcohólica tradicional con un característico sabor amargo. También se emplea en la gastronomía para dar un toque distintivo a diversos platillos y licores, aprovechando sus propiedades aromáticas y su sabor único.
Enfermedades y cuidados preventivos
El ajenjo es susceptible a la proliferación de mohos, especialmente durante la primavera, cuando la humedad ambiental tiende a incrementarse. Este aumento en la humedad crea condiciones favorables para el desarrollo de enfermedades fúngicas que pueden afectar la salud y el vigor de la planta.

Síntomas de moho en hojas de ajenjo
Para prevenir estas afecciones, se recomienda la aplicación oportuna de fungicidas sistémicos al inicio de la primavera. Estos productos actúan de manera eficaz al penetrar en los tejidos de la planta, proporcionando una protección duradera contra los hongos patógenos.
Además, es aconsejable mantener una adecuada ventilación alrededor de las plantas y evitar el riego excesivo para minimizar la humedad en el suelo y el follaje, factores que contribuyen a la aparición de mohos. La incorporación de prácticas culturales saludables, como la poda de partes afectadas y la eliminación de residuos vegetales enfermos, también juega un papel importante en el control de enfermedades.