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Solanaceae 14

Brugmansia

Brugmansia

Incluso aquello que es hermoso puede resultar dañino y la Brugmansia, sin duda, es una planta que cabe en esta calificación. Aunque en un principio se le reconocía como parte del género Datura, en la actualidad se sabe que pertenece a la familia Solanaceae, formada por unas 60 especies de arbustos, de los cuales solo 10 son aceptados.

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Plantas, Solanaceae

Calibrachoa

Calibrachoa

Algunas plantas deben su fama a la similitud que guardan con otros ejemplares, incluso si no pertenecen a la misma familia. Tal es el caso de la calibrachoa, que es conocida en el mundo de la jardinería por su semejanza con la petunia. Sus vívidos colores le permiten embellecer cualquier rincón del hogar, ya sea desde una maceta o plantada en el patio. (más…)

Plantas, Solanaceae

Tomate cherry

Tomate cherry

El tomate cherry destaca por su pequeño tamaño, que lo hace diferente a las demás variedades. Ha sido plantado desde épocas remotas de forma práctica y sencilla. Es muy común verlo crecer de forma silvestre, aunque hay quienes lo siembran en los patios y terrazas de sus casas. Es el fruto de una planta de reducido tamaño, y puede ser rojos como amarillos. Se le denomina cherry por su parecido con la cereza, tiene su origen en América pero se ha difundido por múltiples regiones del mundo.

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Frutas, Plantas, Solanaceae

Toloache

Toloache

Datura es la denominación científica de una planta o hierba perteneciente a la familia solanácea. Su nombre común es toloache, vocablo procedente del término toloatzin (idioma náhuatl), que se traduce como cabeza inclinada. También se le conoce como cardo duro y chamico.

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Plantas, Solanaceae

Goji

Goji

Con el nombre de goji se conoce a una especie de arbusto fanerógamo perteneciente a la familia de las solanáceaes y a la clase magnoliopsida. Corresponde a la misma familia vegetal de los pimientos, los tomates y las patatas. Se considera oriundo de China y Mongolia, directamente del Himalaya. Sin embargo, se introdujo en Europa y se encuentra establecido alli desde hace tiempo.

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Arbustos, Solanaceae

Fisalis

Fisalis

El fisalis, del género Physalis peruviana L., es una variedad de planta perteneciente a la familia de las Solanáceas. Se conoce popularmente como uvilla, tomate silvestre, agua y manto, alquequenge y tomatillo. Posee tipologías análogas con las patatas, el tomate y el tabaco.

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Plantas, Solanaceae

Chile jalapeño

Chile jalapeño

Como chile jalapeño se conoce a una de las variedades del Capsicum annuum (pimienta o ají), que por tradición se produce en la ciudad de Xalapa, en el estado de Veracruz (México).

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Plantas, Solanaceae

Chile serrano

Chile serrano

El chile serrano (Capsisum annuum), se conoce popularmente como chile verde. Es cilíndrico, de pequeño tamaño y, en ocasiones, muestra terminaciones en punta. Es de consumo habitual en México, donde aprovechan su potente picor para preparar salsas y los famosos chilaquiles. De igual modo, se emplea como especia para sopas, estofados y pucheros. Se conserva es escabeche.

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Plantas, Solanaceae

Patata

Patata

Este tubérculo se ha convertido en un acompañante fundamental en la gastronomía de casi todo el mundo. La patata, también conocida como papa en varios países, pertenece a la especie Solanum tuberosum y tiene sus orígenes en la región de América del Sur. Su cultivo comenzó en los altiplanos andinos, donde fue domesticada hace aproximadamente 8,000 años, convirtiéndose en un alimento básico para las civilizaciones precolombinas.

Patata

Tras el descubrimiento de América, los conquistadores españoles introdujeron la patata en Europa durante el siglo XVI, donde inicialmente fue recibida con escepticismo, pero poco a poco se fue integrando en la dieta europea debido a su alto valor nutricional y versatilidad culinaria. Desde Europa, su cultivo se extendió a otras regiones del mundo, adaptándose a diversas condiciones climáticas y suelos, lo que contribuyó a su difusión global.

La patata es apreciada no solo por su sabor y textura, sino también por su capacidad de almacenamiento y aporte energético, siendo una fuente importante de carbohidratos complejos, vitaminas como la C y B6, y minerales como el potasio. Su diversidad incluye numerosas variedades que varían en forma, color y tamaño, lo que permite su uso en una gran variedad de recetas, desde purés y guisos hasta frituras y productos horneados.

Características y tipos de patatas

La patata es una planta tuberosa que puede alcanzar hasta un metro de altura. El órgano comestible es su tubérculo subterráneo, una fuente rica en nutrientes esenciales que contribuyen significativamente al bienestar humano, incluyendo carbohidratos complejos, vitaminas como la C y B6, minerales y fibra dietética.

La planta presenta hojas compuestas con hasta nueve foliolos alargados y lanceolados, que facilitan la fotosíntesis. Su sistema radicular es fibroso, fino, alargado y altamente ramificado, lo que permite una eficiente absorción de agua y nutrientes del suelo. El tallo, grueso y robusto, es anguloso y se desarrolla inicialmente en posición erguida, para después extenderse y apoyarse en el suelo. Este tallo aéreo nace de la yema del tubérculo y puede crecer entre 0,5 y 1 metro de altura.

Los tubérculos, que emergen de los rizomas, tienen formas variables, generalmente ovaladas o redondeadas. Están formados principalmente por tejido parenquimático, donde se almacena el almidón, el principal componente energético del tubérculo. Este almacenamiento es fundamental para la reproducción vegetativa y para el consumo humano.

En la parte superior del tallo se desarrollan inflorescencias cimosas, con corolas rotáceas que pueden variar en color desde blanco, violeta hasta rosado. Aunque la patata produce flores, es una planta autógama con frecuentes estados de androesterilidad, lo que dificulta la polinización cruzada y afecta su reproducción sexual. Por esta razón, la propagación comercial se realiza principalmente a través de los tubérculos.

Existen diferentes tipos de patatas según su textura y uso culinario, entre los que destacan:

  • Patatas harinosas: con alto contenido de almidón, ideales para purés y frituras crujientes.
  • Patatas cerosas: con bajo contenido de almidón, mantienen su forma tras la cocción, perfectas para ensaladas y guisos.
  • Patatas de uso general: con un equilibrio entre almidón y humedad, aptas para múltiples preparaciones.

La diversidad genética y la adaptación a distintos climas y suelos han dado lugar a una amplia variedad de cultivares en todo el mundo, cada uno con características específicas que enriquecen tanto la agricultura como la gastronomía global.

Perú, la cuna de la patata

Perú es reconocido como uno de los principales centros de cultivo y biodiversidad de la patata, albergando aproximadamente 4,000 variedades diferentes. Esta riqueza genética ha permitido que la patata se adapte a diversas altitudes y condiciones climáticas en el país, desde la costa hasta la sierra. Entre las variedades más emblemáticas destacan:

  • Patata amarilla: muy apreciada en la gastronomía peruana, especialmente para la elaboración de purés, cremas y platos tradicionales como la causa limeña.
  • Patata blanca: comúnmente utilizada en guisos y sopas debido a su textura suave.
  • Canchán (o rosada): destaca por su color rosado y sabor delicado, muy valorada en la cocina local.
  • Patata colorada: popular también en las Islas Canarias, se caracteriza por su piel rojiza y textura firme.
  • Patata negra: sobresale por su sabor dulce y su piel oscura, ideal para preparaciones que realzan su particular dulzor.
  • Huamantanga: variedad exclusiva de Perú, cultivada principalmente en zonas específicas, con características únicas que la distinguen del resto.

La diversidad de patatas en Perú no solo refleja una herencia agrícola milenaria, sino que también constituye un recurso fundamental para la seguridad alimentaria y la cultura culinaria del país. Además, esta variedad ha sido clave para investigaciones científicas relacionadas con la resistencia a plagas y cambios climáticos, posicionando a Perú como un referente mundial en la conservación y valorización de este tubérculo.

Proceso de cultivo

La patata crece a partir de un tubérculo utilizado como semilla, por lo que su siembra debe seguir ciertos parámetros fundamentales para garantizar un buen desarrollo. En primer lugar, se deben cavar surcos profundos, manteniendo una distancia aproximada de 40 centímetros entre cada tubérculo y 60 centímetros entre filas para asegurar un espacio adecuado para el crecimiento.

Después de preparar los surcos, es recomendable aplicar un fertilizante equilibrado que aporte nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio, fundamentales para el desarrollo vigoroso de la planta. Posteriormente, los tubérculos se colocan en los surcos y se cubren con una capa de tierra que no debe superar los cinco centímetros para favorecer la germinación y evitar la exposición directa al sol.

Patata Características, propiedades, cultivo, tipos Hortaliza

El suelo ideal para el cultivo de la patata debe ser arenoso o franco-arenoso, con un buen sistema de drenaje para evitar el encharcamiento y la pudrición de las raíces. Un suelo bien aireado y con pH ligeramente ácido (entre 5.0 y 6.0) favorece el desarrollo saludable del tubérculo.

En cuanto al riego, la planta de patata es bastante exigente, ya que requiere una humedad constante pero sin excesos. Es fundamental evitar fluctuaciones bruscas entre sequedad y humedad, ya que esto puede afectar negativamente la formación del tubérculo e incluso provocar la aparición de grietas o surcos en su superficie. Para mantener condiciones óptimas, se suelen emplear sistemas de riego por aspersión o microaspersión que permiten una distribución uniforme del agua.

La iluminación también es un factor clave en el cultivo de patatas. La cantidad de luz solar necesaria varía según la variedad, pero generalmente se recomienda que las plantas reciban al menos 14 horas de luz directa para favorecer la fotosíntesis y el desarrollo adecuado.

Para que el tubérculo germine correctamente, debe mantenerse a una temperatura aproximada de 5 grados centígrados. La germinación suele ocurrir entre dos y cuatro semanas después de la siembra. Durante este período es importante realizar prácticas de manejo como el aporque o blindado, que consiste en cubrir las plantas con tierra para protegerlas y eliminar las malas hierbas que puedan competir por nutrientes y espacio.

Además de estas prácticas básicas, el control de plagas y enfermedades mediante métodos integrados, así como la rotación de cultivos, son esenciales para asegurar una producción saludable y sostenible de patatas.

Diversidad en la cocina

La patata está presente en las cocinas de todos los continentes, aunque en América del Sur se le considera una verdadera reina gastronómica debido a su amplia variedad de usos y su importancia cultural. Es un ingrediente básico en la preparación de guisos, purés, papas rellenas y postres tradicionales. Su versatilidad también permite su incorporación en ensaladas tibias, tortillas y pasteles, aportando sabor y textura únicos.

Además, la patata se utiliza para enriquecer masas de pan, galletas, croquetas, suflés, sopas y caldos, demostrando su capacidad para adaptarse a diferentes técnicas culinarias y sabores. Su aporte nutritivo y su facilidad para combinar con otros ingredientes la convierten en un alimento indispensable en una gran variedad de recetas.

En algunas culturas, la patata también se emplea en la fermentación para producir bebidas alcohólicas tradicionales. Por ejemplo, en Japón se elabora el Shochu, un licor destilado que puede provenir de la patata. En Islandia, la patata es una materia prima para el Brennivín, un aguardiente típico, mientras que en Escandinavia se produce el Aquavit, un licor aromatizado que a menudo utiliza patatas como base fermentable. Estas bebidas reflejan la importancia de la patata no solo en la alimentación, sino también en la cultura y tradiciones locales.

Propiedades medicinales de la patata

La patata es un alimento con múltiples beneficios para la salud, respaldados por diversos estudios científicos. Se ha demostrado que ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre, lo que la convierte en un aliado útil para personas con diabetes o que buscan mantener un metabolismo equilibrado. Además, es una fuente importante de energía debido a su contenido en carbohidratos complejos, que se liberan de forma gradual en el organismo.

Destaca especialmente por su alta concentración de vitamina C, un nutriente esencial que fortalece el sistema inmunológico y ayuda a prevenir enfermedades respiratorias comunes como resfriados y gripes. Gracias a estas propiedades, la patata contribuye a mantener las defensas del cuerpo en óptimas condiciones.

La patata

Además, la patata es una excelente fuente de potasio, un mineral fundamental para el control de la presión arterial y la función cardiovascular. Su contenido en fibra dietética contribuye a mejorar la digestión, favoreciendo el tránsito intestinal y ayudando a prevenir problemas como el estreñimiento.

Más allá de la vitamina C, la patata aporta otros nutrientes esenciales como calcio, vitamina A, vitamina D, vitamina B12, hierro, vitamina B6 y magnesio. Estos nutrientes juegan roles clave en la salud ósea, la producción de glóbulos rojos, el metabolismo energético y el buen funcionamiento del sistema nervioso, haciendo de la patata un alimento completo y beneficioso para una dieta equilibrada.

Sana, pero con moderación

100 gramos de patata aportan aproximadamente 77 calorías. Este tubérculo no contiene ácidos grasos saturados ni colesterol, lo que lo convierte en una opción saludable dentro de una alimentación equilibrada. Además, aporta pequeñas cantidades de sodio (6 mg) y proteínas, nutrientes esenciales para el organismo.

Una de las grandes ventajas de la patata es su rápida digestión, debido a que está compuesta por un 78% de agua y un 18% de almidón. Esta combinación la hace ideal para todo tipo de dietas, desde las más estrictas hasta las orientadas a la recuperación energética. Asimismo, el consumo de la cáscara de la patata aporta beneficios adicionales, ya que es una fuente importante de fibra dietética, que favorece el tránsito intestinal y contribuye a la sensación de saciedad.

No obstante, es fundamental tener en cuenta un aspecto de seguridad alimentaria: la patata puede resultar tóxica si se consumen las partes verdes del tubérculo. Estas áreas contienen solanina, un glucosidalcaloide que le confiere un sabor amargo y que, en cantidades elevadas, puede ser perjudicial para la salud.

La intoxicación por solanina puede manifestarse con síntomas como vómitos, diarrea, dolor abdominal, alucinaciones y fuertes dolores de cabeza. Por esta razón, se recomienda evitar el consumo de patatas con manchas verdes o brotes y retirar siempre estas partes antes de cocinar.

Hortalizas, Solanaceae

Pimiento

Pimiento

El pimiento es una hortaliza que presenta una gran diversidad en colores, tamaños y formas. Los tonos más comunes incluyen el rojo, verde, amarillo, negro y naranja; sin embargo, en ocasiones excepcionales, pueden encontrarse variedades en colores menos habituales como azul, morado o marrón, lo que refleja la amplia variabilidad genética de esta planta.

Pimiento

Su nombre científico es Capsicum annuum, aunque dependiendo del país y la región donde se cultive o consuma, recibe diversas denominaciones como pimentón, ají dulce, chile, morrón, chiltoma, locote, cuchucha, ajicito, entre otras. Estas variantes lingüísticas reflejan la importancia cultural y culinaria del pimiento en distintas comunidades.

El pimiento pertenece a la familia Solanaceae y forma parte del género Capsicum, uno de los grupos más extensamente cultivados y consumidos a nivel mundial. Originario de Mesoamérica —una región que abarca territorios actuales como México, El Salvador, Guatemala, Honduras, Belice, Costa Rica y Nicaragua— el pimiento fue domesticado hace aproximadamente 6.000 años. Desde esta área, su cultivo se difundió a otras partes del mundo gracias a los intercambios comerciales y culturales.

Actualmente, China y varios países europeos son líderes en la producción mundial de pimientos, destacándose por sus innovaciones agrícolas y la diversidad de cultivares desarrollados. Además de su valor gastronómico, el pimiento es apreciado por su contenido nutricional, especialmente por su alto aporte de vitamina C, antioxidantes y compuestos bioactivos que contribuyen a la salud humana.

Características del pimiento

Los frutos del pimiento son bayas voluminosas y huecas, formadas por 2 o 3 carpelos separados por tabiques incompletos. Estos tabiques crean una cavidad interna donde se alojan numerosas semillas aplanadas y redondeadas, características de esta especie.

La planta de pimiento alcanza una altura de entre 80 y 100 centímetros. Sus raíces adventicias pueden extenderse hasta 1 metro, facilitando una buena absorción de agua y nutrientes. Los tallos son glabrescentes, es decir, presentan una superficie casi lisa y sin pelos, y están ramificados. Las hojas son pecioladas y aovadas, con una longitud que varía entre 4 y 12 centímetros, y un ancho de 1,5 a 4 centímetros. Presentan una base estrecha, bordes enteros y un ápice ligeramente acuminado, lo que contribuye a su forma característica.

Las flores del pimiento suelen ser solitarias, aunque en ocasiones pueden aparecer en pequeños grupos limitados. Estas flores pueden ser péndulas o erectas y emergen en la axila entre las hojas y el tallo, un rasgo distintivo de su patrón de crecimiento.

El cáliz de la flor es acampanado, persistente y entero, con entre 5 y 7 costillas circulares bien marcadas. En el extremo de cada costilla se encuentra un diente romo, acompañado por algunas costillas secundarias que le aportan rigidez y estructura. Esta característica es importante para proteger los órganos reproductores internos.

La corola es pequeña, con un tamaño aproximado de 1 centímetro, y está compuesta por 5 a 7 pétalos de color blanco. Las anteras, que forman parte del estambre, suelen ser de tonalidad púrpura, lo que añade un contraste cromático notable en la floración.

El pimiento

Ciclo de desarrollo y maduración

El período de floración del pimiento se extiende desde mayo hasta agosto, mientras que la fructificación ocurre entre julio y noviembre. Se trata de una especie que se autopoliniza, lo que facilita su cultivo en diversas condiciones.

Los pimientos inicialmente verdes experimentan un proceso natural de maduración que provoca un cambio gradual en su color, tornándose naranja, amarillo o rojo, según la variedad. Durante esta fase, no solo se intensifica su sabor, ya sea más dulce o picante, sino que también aumenta significativamente su contenido nutricional, destacando un mayor nivel de vitamina C y beta caroteno, ambos compuestos beneficiosos para la salud.

Además, este cambio de color es un indicador de la madurez del fruto y puede influir en su uso culinario. Por ejemplo, los pimientos verdes suelen utilizarse en preparaciones que requieren un sabor más fresco y menos dulce, mientras que los más maduros se emplean en recetas que aprovechan su dulzura y mayor complejidad aromática.

Cultivo del pimiento

El pimiento es una planta herbácea que, aunque es perenne por naturaleza, se cultiva comúnmente como anual debido a las condiciones agrícolas y climáticas que favorecen una sola temporada productiva.

Para un desarrollo óptimo, el pimiento requiere temperaturas alrededor de 20 ºC, humedad moderada y abundante luz solar, especialmente durante las etapas iniciales de crecimiento, cuando la planta está estableciendo su sistema radicular y estructuras foliares.

Es fundamental que se plante en suelos bien drenados, ricos en materia orgánica y con una textura arenosa o franco-arenosa que facilite la aireación y evite el encharcamiento, condiciones que previenen enfermedades radiculares y favorecen la absorción de nutrientes.

El uso de invernaderos es altamente recomendable, ya que permiten un control preciso de factores ambientales como la temperatura, humedad, y protección contra plagas y condiciones climáticas adversas, prolongando la temporada de cultivo y mejorando la calidad del fruto.

La cosecha del pimiento generalmente se realiza poco antes de alcanzar su madurez fisiológica completa, cuando el fruto ha alcanzado tamaño y color característicos, lo que garantiza un balance adecuado entre sabor, textura y contenido nutricional.

Además, es importante considerar prácticas agronómicas complementarias, como la rotación de cultivos para evitar la acumulación de patógenos en el suelo, el uso de riego por goteo para mantener niveles óptimos de humedad sin saturar el suelo, y la aplicación equilibrada de fertilizantes para asegurar un crecimiento vigoroso y una producción abundante.

Variedades de pimientos

Los pimientos se clasifican principalmente en dos grandes grupos según su sabor: dulces y picantes. Dentro de los pimientos dulces destacan variedades como el italiano y el morrón. Este último es uno de los más populares y versátiles, utilizado comúnmente en guisos, estofados y ensaladas debido a su sabor suave y dulce.

En cuanto a los pimientos picantes, se encuentran variedades como el pimiento de Padrón, el de piquillo y los de Gernika. Estos pimientos, además de consumirse frescos, suelen venderse en conserva, lo que permite disfrutar de su sabor característico durante todo el año. Por ejemplo, el pimiento de piquillo es muy apreciado en la gastronomía española y es habitual en tapas y platos elaborados.

Desde el punto de vista morfológico, los pimientos también se diferencian según su forma. Existen pimientos de forma cuadrada o más ancha, como el Sitaki, el Sala y el California. Por otro lado, los pimientos rectangulares y alargados, como el Reus y el Lamuyo, son igualmente populares y se valoran por su textura crujiente y su sabor equilibrado.

Además de estas variedades, hay una gran diversidad en colores, tamaños y niveles de picor, lo que hace que los pimientos sean ingredientes muy versátiles en la cocina mundial. Su cultivo también varía según la región y el clima, adaptándose a diferentes condiciones para ofrecer una amplia gama de sabores y usos culinarios.

Pimiento Características, cultivo, propiedades, variedades Planta

Elección y conservación

Para seleccionar un pimiento fresco, es fundamental que el tallo esté verde, firme y crujiente, lo cual indica su frescura y buen estado. Además, se recomienda elegir ejemplares que sean carnosos, firmes, con piel lisa y brillante, y que tengan un peso proporcionalmente mayor a su tamaño, ya que esto suele reflejar un contenido jugoso y de calidad.

Es importante evitar aquellos pimientos que presenten manchas, áreas acuosas, hendiduras o signos de arrugamiento, ya que estas características pueden indicar deterioro, pérdida de sabor o reducción en su valor nutricional.

Para conservarlos adecuadamente, se aconseja mantener los pimientos en el refrigerador, preferiblemente dentro de una bolsa plástica perforada que permita la circulación de aire y reduzca la humedad excesiva. De esta manera, pueden mantenerse en óptimas condiciones hasta por dos semanas.

Otra alternativa para prolongar su vida útil es escaldarlos durante aproximadamente tres minutos, lo que facilita quitarles la piel de manera sencilla. Posteriormente, pueden asarse o prepararse según la receta deseada antes de ser congelados, lo que permite conservar su sabor y textura por un periodo más largo sin perder calidad.

Consumo y propiedades del pimiento

El pimiento puede consumirse crudo, asado, espolvoreado o cocido, lo que lo convierte en un ingrediente versátil en la cocina. Se utiliza comúnmente como condimento o colorante en una amplia variedad de platos, desde ensaladas hasta guisos, y es fundamental en la elaboración de embutidos tradicionales. Además, el pimiento puede freírse o emplearse en la preparación de salsas, cremas y purés, aportando sabor y color característicos.

Sus propiedades nutricionales son destacadas. El pimiento es una excelente fuente de vitamina C, proporcionando aproximadamente el 100% de la ingesta diaria recomendada (60 miligramos) en solo 100 gramos. Además, su valor energético es bajo, con alrededor de 32 kilocalorías por cada 100 gramos, lo que lo hace adecuado para dietas equilibradas. También aporta otras vitaminas esenciales como la vitamina A, E y B6, que contribuyen a diversas funciones corporales.

Gracias a esta composición, el consumo regular de pimientos favorece el funcionamiento del sistema nervioso central y la actividad cerebral. Sus antioxidantes ayudan a reducir el riesgo de enfermedades degenerativas, ciertos tipos de cáncer, cataratas y problemas cardiovasculares, reforzando la salud en general.

Además, el pimiento contiene minerales importantes como potasio, magnesio, fósforo y calcio. Estos nutrientes desempeñan un papel clave en la regulación del equilibrio hídrico dentro y fuera de las células, la transmisión de impulsos nerviosos, el correcto funcionamiento del intestino, los nervios y los músculos, así como en la formación y mantenimiento de dientes y huesos fuertes.

Por su combinación de sabor, color y beneficios para la salud, el pimiento es un alimento que no solo enriquece la gastronomía, sino que también contribuye de manera significativa al bienestar general.

Hortalizas, Solanaceae
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