Las briofitas se identifican como un grupo de aproximadamente 22.000 plantas embrionarias muy pequeñas, carentes de vasos conductores que transporten agua, minerales o nutrientes a todas sus partes. Prosperan en ambientes húmedos del suelo, sobre la corteza de troncos o en rocas, y también en zonas sumergidas, donde pueden absorber agua directamente a través de sus tejidos. Se cree que descienden de algas verdes, las primeras plantas terrestres, que surgieron hace unos 500 millones de años.

Clasificación y morfología
Las briofitas están formadas por tres grupos monofiléticos:
- Musgos (Musci o Bryopsida). Son el grupo más diverso entre las briofitas y desempeñan un papel fundamental para entender la transición de la vida desde ambientes acuáticos a terrestres, así como la evolución de estructuras de soporte. En los musgos, el gametófito es la fase dominante y más visible; el esporófito se desarrolla sobre el gametófito y depende de él para su nutrición. La dispersión de esporas se realiza a través de cápsulas esporangiales. Ejemplos de géneros comunes: Polytrichum, Sphagnum y Mnium.
- Hepáticas (Marchantiophyta). Son plantas no vasculares muy diversas, con formas que van desde talosas hasta foliosas. Se estiman unas 8.000 especies descritas. Se agrupan en varios órdenes; entre los más representativos figuran Marchantiales y Jungermanniales. Géneros destacados incluyen Marchantia, Frullania, Plagiochila y Metzgeria.
- Antoceros (Anthocerotophyta). Constituyen un grupo relativamente pequeño, con alrededor de 100 especies repartidas en varios géneros (aproximadamente 5–9). Entre los géneros más conocidos se encuentran Anthoceros, Notothylas y Phaeoceros.
Características principales:

- Son plantas no vasculares, sin tejidos especializados para transportar agua y nutrientes a largas distancias.
- El gametófito es la fase dominante y visible; el esporófito suele ser dependiente del gametófito y está unido a él.
- Presentan estructuras simples para la absorción y el anclaje, como los rhizoides, y cuentan con una cutícula delgada.
- La reproducción depende del agua para la fertilización; producen esporas en esporangios, que se dispersan para generar nuevos gametófitos.
- Se clasifican en tres grupos principales: musgos, hepáticas y antoceróticas.
Fisiología y morfología:
Las briofitas son plantas autótrofas que realizan la fotosíntesis gracias a la clorofila y carotenoides. Carecen de lignina en sus paredes y presentan paredes celulares de celulosa. Su tamaño varía: pueden ser microscópicas o alcanzar varios centímetros; la dimensión media suele situarse entre 1,2 cm y 5 cm.
Esta organización anatómica limita su crecimiento; por lo general forman tapices, parches o macizos que no superan varios centímetros de altura y dependen de ambientes húmedos para completar su ciclo de vida.
El gametófito es la fase dominante y autotrófica; el esporófito se desarrolla a partir de la fecundación y, por lo general, permanece unido y nutrido por el gametófito. Las esporas, producidas por meiosis en el esporófito, dan inicio a nuevos gametofitos. En algunas briofitas también puede haber reproducción asexual por gemas o fragmentación, lo que permite la propagación sin fecundación.
Los órganos reproductivos son multicelulares. En musgos y hepáticas, los gametangios (anteridios y arquegonios) se ubican en estructuras específicas del talo y requieren humedad para facilitar la fecundación.

En cuanto a la estructura, las briofitas se agrupan en tres grandes líneas: hepáticas (Marchantiophyta), antocerotas (Anthocerotophyta) y musgos (Bryophyta). Las hepáticas y las antocerotas son, por lo general, entidades planas o laminares, con un espesor muy reducido, a veces de una o pocas capas de células. Su talo puede ser laminar, aplanado sobre el sustrato, o presentar formas algo más lobuladas, pero carecen de tejidos vasculares verdaderos.
Los musgos, por el contrario, presentan una organización ligeramente más compleja. Su talo está formado por un eje central (caulo) del que se ramifican hojas diminutas dispuestas a lo largo del eje, dando lugar a una apariencia más tupida o densa en colonias. A diferencia de las plantas vasculares, los briofitos no poseen raíces verdaderas; se fijan al sustrato mediante rhizoides, filamentos que cumplen funciones de anclaje y absorción de agua y nutrientes. Estas adaptaciones les permiten colonizar una variedad de sustratos, desde rocas húmedas hasta suelos ligeramente compactos, especialmente en ambientes con alta humedad. En condiciones de sequía, reducen su metabolismo y se rehidratan rápidamente cuando vuelve la humedad, recuperando su color y turgencia.
Color, morfología y variantes estructurales
La coloración de las briofitas varía desde verdes oscuros hasta tonalidades casi incoloras. Esta variación depende del estado hídrico y de las condiciones ambientales: en presencia de humedad, suelen lucir verde intenso; al deshidratarse o ante estrés lumínico, pueden volverse más pálidas, amarillentas o marrones. Algunas especies presentan tonos oliva o rojizos en determinadas etapas de desarrollo o con la acumulación de pigmentos protectores frente a la radiación.
En cuanto a la estructura, las briofitas se agrupan en tres grandes líneas: hepáticas (Marchantiophyta), antocerotas (Anthocerotophyta) y musgos (Bryophyta). Las hepáticas y las antocerotas son, por lo general, entidades planas o laminares, con un espesor muy reducido, a veces de una o pocas capas de células. Su talo puede ser laminar, aplanado sobre el sustrato, o presentar formas algo más lobuladas, pero carecen de tejidos vasculares verdaderos.
Los musgos, por el contrario, presentan una organización ligeramente más compleja. Su talo está formado por un eje central (caulo) del que se ramifican hojas diminutas dispuestas a lo largo del eje, dando lugar a una apariencia más tupida o densa en colonias. A diferencia de las plantas vasculares, los briofitos no poseen raíces verdaderas; se fijan al sustrato mediante rhizoides, filamentos que cumplen funciones de anclaje y absorción de agua y nutrientes. Estas adaptaciones les permiten colonizar una variedad de sustratos, desde rocas húmedas hasta suelos ligeramente compactos, especialmente en ambientes con alta humedad. En condiciones de sequía, reducen su metabolismo y se rehidratan rápidamente cuando vuelve la humedad, recuperando su color y turgencia.
Ciclo de vida y reproducción
Las briofitas, grupo que incluye musgos, hepáticas y antocerótidas, presentan un ciclo de vida dominado por el gametófito. Se reproducen por vía sexual y por vía asexual, con adaptaciones que facilitan su supervivencia en ambientes húmedos.
- Reproducción sexual. En las briofitas, la planta produce gametos masculinos y femeninos. Los masculinos se forman en anteridios y los femeninos en arquegonios; los espermatozoides, que se liberan desde los anteridios, requieren agua para desplazarse y fecundar la oosfera situada dentro del arquegonio. La unión de los gametos da lugar a un cigoto que se desarrolla en un esporófito, dependiente del gametófito. El esporófito produce esporas mediante meiosis en su cápsula; cuando las esporas germinan, dan origen a nuevos gametófitos, reiniciando el ciclo.
- Reproducción asexual. Este modo no recurre a la fertilización y se basa en la fragmentación del cuerpo o en estructuras especializadas. En muchas briofitas se forman yemas o brotes en diversas zonas: ápice del tallo, base, márgenes de las hojas y filamentos. Al separarse, estos fragmentos o brotes pueden crecer hasta convertirse en plantas completas idénticas a la progenitora, facilitando la colonización de sustratos húmedos. La reproducción asexual favorece la regeneración tras perturbaciones y la persistencia de la población ante condiciones adversas.
Clasificación detallada
Las briofitas se distinguen en tres grupos monofiléticos, cada uno con rasgos característicos y ejemplos relevantes:
- Musgos (Musci o Bryopsida). Son el grupo más diverso y clave para entender la transición de la vida desde ambientes acuáticos a terrestres. En los musgos, el gametofito es la etapa dominante y la dispersión de esporas se realiza mediante cápsulas esporangiales. Ejemplos de géneros: Polytrichum, Sphagnum y Mnium.
- Hepáticas (Marchantiophyta). Plantas no vasculares muy diversas, con formas que van desde talosas hasta foliosas. Géneros destacados: Marchantia, Frullania, Plagiochila y Metzgeria.
- Antoceros (Anthocerotophyta). Grupo pequeño, con géneros como Anthoceros, Notothylas y Phaeoceros.
Estas plantas cumplen funciones ecológicas importantes, como la retención de agua en suelos y sustratos, y contribuyen a la formación de turberas. A nivel evolutivo, el estudio de las briofitas ofrece claves para entender la colonización de la tierra por plantas y la aparición de estructuras reproductivas y de organización tisular.
Hábitat
Las briofitas, un grupo de plantas no vasculares, se encuentran prácticamente en todos los continentes y climas, con excepción de ambientes marinos y desiertos extremos. Su desarrollo es especialmente notable en medios húmedos, donde el agua facilita su crecimiento y la reproducción, que depende de la humedad para la movilidad de los espermatozoides.
Estas plantas presentan adaptaciones que les permiten ocupar una amplia gama de hábitats:
- Retención de agua: absorben y almacenan humedad a través de toda su estructura, lo que contribuye a la humedad local y les permite sobrevivir a periodos de sequía.
- Desecación y rehidratación: son extremadamente tolerantes a la desecación y pueden rehidratarse y reanudar el crecimiento rápidamente cuando vuelve la humedad.
- Diversidad de ambientes: crecen en superficies rocosas expuestas, troncos y suelos forestales, y en humedales como turberas; también se encuentran a lo largo de bordes de ríos y lagos y en ambientes costeros relativamente suaves.
- Rangos de temperatura: pueden tolerar climas fríos de zonas alpinas o boreales y, en muchos casos, condiciones templadas; algunas especies resisten ciclos de congelación y descongelación.
- Luz y oscuridad: no requieren de alta luminosidad; prosperan en bosques sombreados y en formaciones rocosas con sombra, y algunas poblaciones pueden vivir en cuevas o grietas con luz muy limitada.
Importancia ecológica y usos
Contribuyen a la retención de humedad del suelo, favorecen la formación de sustrato y ofrecen un microambiente estable para la colonización de otros organismos; actúan como pioneras en procesos de revegetación tras disturbios.
- Son indicadores sensibles de humedad ambiental, calidad del aire y acidez del entorno; algunas especies se utilizan en bioindicación ambiental.
- En horticultura y jardinería se emplean musgos como coberturas estéticas y para crear sustratos estables; la turba, formada en gran medida por la descomposición de briofitos en turberas, se usa como sustrato y como combustible en ciertas regiones.
Evolución y relevancia histórica
El estudio de las briofitas aporta claves para entender la colonización de la tierra por plantas y la aparición de estructuras reproductivas y de organización tisular. Representan uno de los primeros linajes de plantas que colonizaron ambientes terrestres hace cientos de millones de años, lo que las convierte en registros clave para comprender la historia de la vida vegetal en la Tierra.























