La agricultura constituye una actividad milenaria que conforme pasa el tiempo va reinventándose y adaptando nuevos métodos. Sin embargo, hay una técnica muy antigua que todavía tiene mucho que ofrecer, y es la agricultura de secano. Es sumamente fácil de diferenciar, puesto que se refiere a un sistema puntual de riego para el cual se utiliza exclusivamente el agua de las precipitaciones.
Este procedimiento es muy provechoso para ciertos cultivos, en especial para las aceitunas, que adquieren un menor volumen de agua y uno mayor de aceite.
La agricultura de secano es también conocida como agricultura temporal y agricultura de rulo, y se lleva a cabo entre abril y septiembre en tierras del Mediterráneo, donde la precipitación anual se ubica por debajo de los 50mm. Se emplea para la plantación de rubros como almendro, nogal, arroz, trigo y al ya mencionado olivo. Por lo general, partes del terreno se cultivan alternadamente, para hacer un mejor uso de la humedad.
Ventajas y desventajas de la Agricultura de secano
Además de maximizar la fecundidad de los terrenos, la agricultura de secano beneficia el control de enfermedades y virus, minimiza las secuelas causadas por la erosión, y dota a la superficie de la cantidad necesaria de agua para la proliferación de los cultivos. Una de sus ventajas, es que puede aplicarse de diversas formas según los requerimientos.
Hace seis mil años, en la antigua Mesopotamia, se crearon acueductos de riego para garantizar la abundancia de la siembra. Del mismo modo, en la actualidad, se crean estructuras que conducen las aguas hacia sectores puntuales. El objetivo es captar el líquido para su posterior despliegue hacia el sembradío y-para ello-se recurre por ejemplo al acopio en embalses, lagunas o similares, para poder disponer de él en tiempos de sequías o lluvias poco frecuentes. Inclusive, se pueden adaptar las periferias de las vías con depresión hacia el área de las siembras.
Frente a la agricultura de secano el mayor dilema se halla en las épocas de sequía. Ello explica por qué se hace “mano” del riego secundario, que requiere de gran inversión para la adaptación de sistemas y maquinarias.
Riesgo de la agricultura de secano
Es esencial destacar que la agricultura de secano hace los suelos más fértiles y, por tanto, los cultivos serán de mayor calidad.
No obstante, cuando se trata de la agricultura de secano es indispensable abordar el tema sobre el control de riesgos relacionados con los períodos de sequía. Para reducirlos, conviene optar por el riego por inundación que, como hemos dichos, provee del agua recopilada en centros de almacenamiento, la cual es llevada por medio de grandes canales a los centros de distribución que la repartirán por acequias a la parcela. El agua corre por gravedad, inundando el área de plantación.
En la agricultura de secano se promueve, básicamente, la conservación del agua y del suelo, para la proliferación de los llamados cultivos sin riego.
Es una de las técnicas más amigables con el medio ambiente y permite ahorrar gastos si se emplean de manera apropiada los insumos de invernadero. Es muy aprovechada en sitios donde no hay abundancia de agua y en áreas con desigualdades o abruptas.
IMPACTO de la Agricultura de secano
El año pasado, en España, poblaciones como Alicante vieron perjudicados algunos de sus cultivos de secano por la falta de lluvia. En este método, las precipitaciones son las que garantizan la sobrevivencia de las plantaciones y si éstas se alteran, es casi imposible que haya buenos resultados.
Según los agrónomos que declararon a diversos medios locales, la desertización creció a pasos agigantados y, como si fuera poco, hubo cambios en la llegada de las diversas estaciones, con lo cual no se pudo obtener un invierno lo suficientemente frío y un otoño seco. Este fenómeno impactó negativamente, por lo que no se pudo dar el tiempo de descanso a los arboles y se adelantó la floración, generando disminuciones en la calidad de los frutos de las cosechas.
Precisamente a esto nos referimos anteriormente, cuando se mencionó la importancia de la evaluación de riesgos y de la activación de un sistema de riego suplementario que permita resolver las contingencias que puedan generarse a partir de cambios ambientales o atmosféricos que, obviamente, no se pueden controlar. Esto en aras de salvar las siembras y proteger el suelo.
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