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Orchidaceae 2

Dendrobium

Dendrobium

Después del Bulbophyllum, el Dendrobium es el género con mayor número de especies dentro de Orchidaceae, con aproximadamente 1.200.

Dendrobium

La mayoría son epífitas, es decir, crecen sobre ramas y troncos de árboles, aprovechando la humedad y el sustrato que aportan los desechos orgánicos de su entorno.

Sin embargo, algunas especies presentan rasgos litófitos y se desarrollan sobre rocas, adaptándose a ambientes rocosos de montañas tropicales y subtropicales.

Estas orquíneas obtienen nutrición principalmente de los nutrientes disueltos en la lluvia y de la humedad que llegan a sus raíces aéreas, así como de los residuos orgánicos que se acumulan alrededor de su base. Tienen una notable capacidad de adaptarse a una amplia gama de condiciones ambientales, aunque prosperan especialmente en climas tropicales con buena iluminación y humedad.

  • Hábitat y crecimiento: la mayoría son epífitas; algunas especies son litófitas o incluso terrestres en entornos adecuados.
  • Forma de crecimiento: pueden presentar cañas (canes) largas con nudos, o agrupaciones de pseudobulbos, según la especie; estas estructuras facilitan la reserva de agua y nutrientes.
  • Cuidados en cultivo: requieren iluminación suficiente (luz brillante pero indirecta), sustratos bien drenantes (corteza, mezcla de corteza y perlita), y un régimen de riego que permita secados entre riegos. En muchas especies hay un periodo de descanso con menos riego y una ligera bajada de temperatura para favorecer la floración; la humedad ambiental debe mantenerse alrededor del 50–70%. Se recomienda trasplantar cada 1–2 años para evitar el apretamiento de las raíces.
  • Especies representativas: Dendrobium nobile, D. kingianum, D. densiflorum, D. chrysotoxum y D. speciosum son ejemplos populares, que ilustran la diversidad de formas y floración dentro del género.

Características del Dendrobium

El género Dendrobium es uno de los más diversos entre las orquíneas. Sus especies varían significativamente en tamaño, forma y coloración, y la hibridación entre ejemplares ha contribuido a la amplia diversidad que se observa en la actualidad.

  • Dimensiones y estructura: Las plantas presentan pseudobulbos prominentes de los que nace un tallo con aspecto de caña. Las dimensiones varían según la especie, desde apenas unos centímetros hasta más de un metro de altura en ejemplares grandes. El tallo puede estar recubierto por una ligera vellosidad blanca en algunas variedades, o ser liso en otras.
  • Hojas: Las hojas son ovaladas, de tamaño relativamente pequeño y dispuestas a lo largo del tallo o en pares según la especie. En algunas plantas pueden perderse durante el periodo de reposo, pero en la mayoría se conservan durante la mayor parte del año.
  • Flores: Las inflorescencias emergen de las axilas de las hojas o de los pseudobulbos y se agrupan en racimos pequeños. Cada inflorescencia porta varios capullos que se abren progresivamente. Los colores de las flores varían ampliamente, desde blanco y crema hasta tonalidades de rosa, amarillo o púrpura, e incluso combinaciones bicolores; las flores blancas son las más conocidas y comercializadas.

Hábitat y distribución

El género Dendrobium agrupa numerosas orquídeas con una distribución amplia en Asia y el Pacífico. Sus especies se encuentran desde las laderas del Himalaya hasta bosques tropicales y subtropicales, e incluso en zonas más áridas de Australia, adaptándose a variados microclimas.

  • Hábitats epífitos: crecen sobre troncos y ramas en selvas húmedas y bosques montanos, donde reciben luz difusa y buena ventilación.
  • Hábitats lithófitos: se fijan a rocas y superficies rocosas, en entornos con buen drenaje y disponibilidad de humedad.
  • Hábitats terrestres: algunas especies prosperan en suelos bien drenados, especialmente en bosques abiertos o zonas templadas.

Distribución geográfica típica: se registran en el Himalaya, Asia continental y oriental, Sudeste Asiático, Filipinas, Indonesia, Borneo, Papúa Nueva Guinea y Australia, así como en diversas islas del Pacífico. También se documenta su presencia en Sri Lanka (Ceilán) y, en algunas especies, en Japón. Esta amplia presencia refleja la notable adaptabilidad del género a distintos hábitats y rangos de temperatura.

Datos de interés

Los pseudobulbos de Dendrobium destacan por la robustez de sus tallos. En la parte superior de cada pseudobulbo suelen aparecer las inflorescencias. Las flores pueden surgir sobre una vara floral o, en algunas especies, crecer directamente desde el tallo o desde la base del pseudobulbo.

Ver estas plantas cubiertas de flores es un espectáculo: al abrirse, los pétalos se tiñen de vivos colores y la planta adquiere un aspecto exuberante. En las especies de hojas caducas, estas se desprenden tras la floración y la planta entra en reposo vegetativo. ¿Cuándo ocurre esto? Generalmente coincide con el inicio del invierno, periodo en el que la planta reduce su consumo de nutrientes para conservar recursos.

La planta sale de ese reposo cuando el calor vuelve y se reanudan las lluvias. El cambio se nota por la aparición de hijuelos, nuevas hojas y brotes de rizoma, señales de que se aproxima una nueva floración.

  • Variabilidad de la floración: algunas especies presentan una sola vara floral, mientras otras pueden producir múltiples inflorescencias a lo largo de la planta.
  • Rocio y temperatura: Dendrobium suelen necesitar más luz y temperaturas más frescas para estimular la floración, especialmente durante la fase de crecimiento activo.
  • Ciclo de crecimiento: el periodo de reposo suele estar vinculado al ciclo estacional; durante este tiempo conviene reducir riegos y fertilización para evitar un crecimiento débil.
  • Cuidado general: durante la fase activa, proporciona luz abundante, riegos regulares y un fertilizante equilibrado; en reposo, ajusta el riego y evita el exceso de nutrientes para favorecer la recuperación.

Cultivo del Dendrobium

El cultivo del Dendrobium exige una combinación adecuada de temperatura, humedad, luz y ventilación. A continuación se presentan pautas prácticas para cultivar con éxito la mayoría de las especies del género, con notas sobre variaciones según la especie.

  • Temperatura: Mantenga una franja de temperaturas que no baje de 10 °C ni supere 30 °C. Las variedades caducifolias suelen tolerar variaciones más marcadas y requieren un periodo de reposo más marcado en invierno. Evite corrientes de aire frío y cambios bruscos de temperatura; por la noche, una ligera caída favorece la floración en muchas especies.
  • Humedad y ventilación: La humedad ambiental debe ser adecuada para el crecimiento. En primavera y verano, una humedad relativa alrededor del 60‑70% favorece el desarrollo; en otoño e invierno puede mantenerse en torno al 40‑60% para evitar hongos y pudriciones. Una buena ventilación es esencial para evitar estancamientos de aire y patógenos.
  • Iluminación: Requieren luz abundante, pero nunca exposición solar directa. Coloque las plantas en lugares bien iluminados con luz difusa; se recomienda alrededor de un 30‑40% de sombra para evitar quemaduras. Si la radiación es muy fuerte, ajuste la iluminación o use difusores y asegure una buena ventilación.
  • Sustrato y trasplante: Prefiera sustratos bien drenantes a base de corteza de pino, turba o mezcla con perlita; evite sustratos que permanezcan encharcados. El trasplante debe realizarse cuando el sustrato se descompone, las raíces llenan el tiesto o el drenaje es deficiente. En general, el trasplante se realiza una o dos veces al año, utilizando tiestos altos y estrechos que permitan un buen desarrollo de las raíces y un buen drenaje.
  • Riego y fertilización: Regue de forma moderada, permitiendo que el sustrato se seque ligeramente entre riegos. En temporada cálida (primavera y verano), riegue 3–4 veces por semana; en otoño e invierno, reduzca la frecuencia a semanal o cada 10 días, según el sustrato y la temperatura. Use agua de lluvia o descalcificada para evitar la acumulación de sales. Fertilice con un abono específico para orquíneas, aportando una solución diluida en primavera y verano. Las variedades caducifolias suelen requerir menos fertilizante en invierno; detenga o reduzca la fertilización durante el periodo de reposo si corresponde.
  • Cuidados generales: Evite dejar platos o bandejas con agua bajo la maceta, ya que favorecen la pudrición radicular. Proporcione buena aireación y evite el exceso de humedad en el sustrato. Si cultiva en periodo de crecimiento, puede usar un riego por capilaridad para mantener el sustrato ligeramente húmedo sin encharcar.
  • Notas sobre la especie: Varias especies de Dendrobium muestran un periodo de reposo durante el invierno y pueden perder hojas en ese tiempo; esto no debe interpretarse como un signo de enfermedad. Es importante adaptar el riego y la fertilización al ciclo de la planta y a la especie concreta que esté cultivando. Algunas variedades, como Dendrobium nobile y Dendrobium kingianum, son particularmente populares entre cultivadores por su floración abundante y su tolerancia a diferentes condiciones de cultivo.

Enfermedades o plagas

Los Dendrobiums pueden verse afectados por diversos patógenos y plagas. En general, los problemas más comunes son virus, hongos y bacterias que pueden afectar el desarrollo, la floración y la salud general de la planta. Además, ciertos ácaros y otros artrópodos suelen atacar especialmente a los pseudobulbos o a las hojas. A continuación se presentan los principales enemigos y pautas básicas de manejo.

  • Ácaros – los ácaros, como la araña roja, se alimentan de la savia y provocan decoloración, manchas y debilitamiento de las hojas; pueden dejar la planta con un aspecto pulverulento o con telarañas. Se favorecen por condiciones secas y baja ventilación. Control: aumentar la humedad, mejorar la circulación de aire, inspecciones regulares; aplicar jabones insecticidas suaves o aceites hortícolas siguiendo las indicaciones del producto, y eliminar las plantas muy infestadas.
  • Cochinillas (cochinilla algodonosa y cochinilla blanda) – se adhieren a hojas, pseudobulbos y raíces; producen una sustancia azucarada pegajosa que favorece el hongo de hollín. Control: retirar con un hisopo embebido en alcohol, aplicar insecticidas específicos o aceites para plantas ornamentales; reducir la humedad excesiva y aislar plantas afectadas.
  • Pulgón – se agrupan en la cara inferior de las hojas o en los brotes, provocando deformaciones y debilitamiento. Control: jabones potásicos, aceites hortícolas o depredadores naturales; lavar suavemente las hojas con agua o aplicar tratamientos específicos si la infestación es severa.
  • Virus, hongos y bacterias – las infecciones virales, fúngicas y bacterianas se manifiestan de diversas formas (manchas, necrosis, deformaciones y caída de brotes o flores). Se pueden propagar por material vegetal contaminado o herramientas no desinfectadas. Prevención y manejo: usar material sano, aislar plantas afectadas, desinfectar herramientas entre plantas y evitar condiciones de estrés hídrico o térmico; en muchos casos es necesario eliminar la planta para evitar contagios.
  • Hongos patógenos – patógenos como Botrytis, Fusarium y otros hongos pueden causar pudrición o manchas, especialmente en condiciones de alta humedad y mala ventilación durante la floración. Señales: manchas húmedas, pudrición de flores o raíces. Prevención: mantener buena ventilación, regar moderadamente y evitar hojas mojadas; aplicar fungicidas adecuados cuando sea necesario, siguiendo las indicaciones del fabricante.

Reproducción y propagación

Las orquídeas Dendrobium pueden multiplicarse principalmente de dos formas: por semillas y por keikis (hijuelos).

La propagación por semillas suele requerir técnicas de cultivo en laboratorio y, por ello, es más habitual en viveros especializados. Las semillas germinan de forma aséptica en medios nutritivos y producen plantas jóvenes que pueden variar genéticamente respecto de la planta madre. En otras palabras, no garantiza una réplica exacta de la planta original; la variabilidad puede resultar ventajosa para ampliar rasgos deseables o, en ciertos casos, representar un reto para conservar una variedad estable.

La segunda vía consiste en aprovechar los hijuelos o keikis que pueden formarse en la planta madre. Un keiki es una plántula que se desarrolla a partir de un brote o de los nodos de una vara, y que, a medida que crece, genera raíces propias y puede vivir de forma independiente.

Separación y cultivo de un hijuelo

  • Un hijuelo se considera listo para separarse cuando tiene raíces visibles y un tamaño suficiente para sostenerse por sí solo, típicamente alrededor de 3 cm de altura o más.
  • Se realiza con una herramienta limpia y desinfectada; se corta con cuidado el tejido que une el hijuelo a la planta madre, minimizando el daño en las raíces y el cuello de la plántula.
  • Tras la separación, el hijuelo se coloca en un sustrato adecuado para orquíneas (una mezcla de corteza, perlita o material similar) y se coloca en una maceta con buen drenaje. Mantener un riego moderado y evitar el encharcamiento hasta que se consolide el desarrollo de raíces.
  • Proporciona condiciones adecuadas de luz, temperatura y ventilación para favorecer el enraizamiento y el crecimiento.

Algunos usos conocidos del Dendrobium

La riqueza de la medicina tradicional china se manifiesta en el uso de diversas especies de Dendrobium. En estas plantas se han atribuido propiedades antipiréticas y efectos moduladores del sistema inmunológico, que han sido empleados en formulaciones herbarias durante siglos. Entre las especies más utilizadas figuran aquellas asociadas al término shi hu (石斛) y otras dentro del grupo medicinal del género, como Dendrobium nobile.

A nivel mundial, estas orquídeas destacan por su valor decorativo. Sus flores, elegantes y variadas en color, embellecen jardines, invernaderos y arreglos florales. La diversidad de tonalidades, que va desde blancos y cremas hasta amarillos, rosados y morados, ofrece opciones para distintos estilos de diseño y espacios. Su floración, a menudo prolongada, las hace muy apreciadas por jardineros y coleccionistas.

Para los amantes de la botánica, las Dendrobium ofrecen oportunidades de observación y cultivo. Son principalmente epífitas o litófitas que prosperan con ventilación adecuada, un sustrato bien drenado y iluminación apropiada. Requieren riego moderado y periodos de reposo estacional, dependiendo de la especie y del clima local. Con dedicación, pueden florecer anualmente o en ciclos regulares, lo que las convierte en plantas de interés para aficionados y expertos.

En conjunto, los Dendrobium combinan valor medicinal, atractivo ornamental y desafíos horticulturales que los convierten en favoritas de coleccionistas y horticultores. Su conservación y manejo responsable permiten disfrutar de su belleza sin poner en riesgo los ecosistemas de origen.

Conservación y uso responsable

Si bien las Dendrobium son plantas altamente apreciadas, muchas especies están sujetas a presión en sus hábitats naturales debido a la colección desmedida, la deforestación y los cambios en el uso del suelo. Es importante optar por cultivares obtenidos de viveros certificados y evitar la recolección de plantas silvestres. La reproducción en cultivo y la compra de plantas propagadas de forma responsable contribuyen a la conservación de las poblaciones naturales y a la sostenibilidad de los recursos ornamentales y medicinales. Siempre es recomendable informarse sobre la procedencia de las plantas y respetar las normativas locales sobre especies protegidas o reguladas.

Orchidaceae, Plantas

La orquídea

orquídea

La orquídea ha alcanzado un prestigio mundial posiblemente superior al de cualquier otra flor. Su belleza singular y su amplia variedad la han convertido en un símbolo emblemático del romanticismo y la elegancia. Cuando un hombre regala una orquídea, no solo ofrece una flor, sino que transmite un gesto profundo de afecto y admiración, como si entregara su propio corazón. Esta conexión emocional ha inspirado innumerables versos y sonetos, así como ha sido protagonista en películas, obras de teatro y otras expresiones artísticas. Sin embargo, más allá de la delicadeza y esplendor de sus flores, la orquídea es una planta que destaca por sus extraordinarias características biológicas y ecológicas, que merecen ser valoradas y protegidas.

orquídea

Las orquídeas, también conocidas como orquidáceas, pertenecen a la familia de plantas monocotiledóneas, una de las más diversas dentro del reino vegetal. Su rasgo más distintivo es la complejidad y singularidad de sus flores, que exhiben una gran variedad de formas, tamaños y colores, incluso dentro de una misma planta. Esta diversidad no solo cumple una función estética, sino que está estrechamente vinculada a su estrategia reproductiva, ya que muchas orquídeas mantienen relaciones específicas con ciertos polinizadores, como abejas, mariposas, colibríes o incluso ciertas especies de hormigas.

Una característica notable de las orquídeas es su capacidad de adaptación ecológica. Aunque originarias principalmente de climas tropicales y subtropicales, las orquídeas se han adaptado a una amplia gama de ambientes, desde bosques húmedos hasta regiones montañosas, e incluso zonas desérticas. Esta habilidad para colonizar diversos hábitats ha permitido que hoy en día existan especies de orquídeas en casi todas las regiones del mundo, desde las selvas amazónicas hasta las montañas de los Andes y las costas de Asia.

En la familia de las orquídeas se han registrado aproximadamente 25,000 especies, lo que la convierte en una de las familias de plantas con mayor diversidad. A este impresionante número se suman alrededor de 60,000 variedades híbridas desarrolladas por floricultores, que han logrado crear combinaciones sorprendentes en cuanto a forma, color y tamaño, ampliando aún más la riqueza estética y botánica de este grupo.

Desde un punto de vista botánico, la orquídea es una planta herbácea perenne que puede crecer de diferentes maneras. Muchas especies son terrestres, desarrollándose directamente en el suelo; otras son epífitas, creciendo sobre otras plantas sin parasitarlas, utilizando a sus hospedadoras simplemente como soporte para acceder mejor a la luz; y algunas pocas son saprófitas, alimentándose de materia orgánica en descomposición a través de simbiosis con hongos en el suelo. Esta diversidad en sus modos de vida refleja la extraordinaria capacidad de adaptación que caracteriza a las orquídeas, contribuyendo a su éxito evolutivo y a su fascinante presencia en el mundo vegetal.

Algo de historia sobre la orquídea

Las primeras referencias sobre la existencia de esta planta nos remontan a la Antigua Grecia. En el siglo VI a.C., el filósofo Teofrasto escribió un tratado sobre botánica, en el cual describe una planta que llamó su atención por poseer dos tubérculos juntos, lo que le recordó la forma de los testículos humanos. De esta característica deriva su nombre científico: orchis, que significa «testículo» en griego.

La Orquídea, características e historia

Además de su presencia en la cultura occidental, las civilizaciones china y japonesa han venerado a la orquídea durante siglos. En estas culturas, la orquídea simboliza la nobleza, la belleza y la pureza, y su cultivo ha sido un arte refinado que aún continúa. Japón, en particular, es reconocido mundialmente como un centro de excelencia en el cultivo y la conservación de orquídeas, donde existen exposiciones, concursos y una comunidad dedicada a la investigación y mejora de estas plantas.

El interés por las orquídeas también capturó la atención de importantes científicos. Charles Darwin, en sus estudios sobre la evolución y la adaptación de las especies, destacó una característica fascinante de estas plantas: “Las variadas estratagemas que usan las orquídeas para atraer a sus polinizadores trascienden la imaginación de cualquier ser humano”. Esta observación pone de manifiesto la complejidad y sofisticación evolutiva de las orquídeas, que han desarrollado mecanismos únicos para asegurar su reproducción, como la imitación de insectos o la producción de aromas específicos.

En resumen, la orquídea no solo es una planta con una historia rica y diversa, sino también un ejemplo notable de la interacción entre la naturaleza y la cultura humana a lo largo del tiempo.

La flor de la orquídea y sus características

La flor es, sin duda, el elemento que ha otorgado a la orquídea su renombre y prestigio en el mundo vegetal. Los botánicos reconocen a esta familia como la que posee la mayor diversidad de flores, cada una con una belleza única e incomparable. Esta excepcional variedad se debe a la notable capacidad de adaptación de las orquídeas a sus agentes polinizadores. Sus colores, formas y patrones evolucionan para atraer a diferentes insectos y animales en función del entorno y la región donde cada especie se desarrolla.

Desde un punto de vista estructural, la flor de la orquídea está compuesta externamente por tres sépalos que envuelven a tres pétalos, de los cuales uno se modifica para formar el característico labelo, una estructura especializada que actúa como plataforma para los polinizadores. Los sépalos y pétalos pueden presentar formas sumamente variadas y llamativas, lo que contribuye a la diversidad visual que distingue a esta familia.

Además, las flores de la orquídea rara vez exhiben un color uniforme. Más bien, despliegan una amplia gama de colores y patrones complejos que cumplen una función crucial: atraer a los polinizadores específicos de cada especie. Esta estrategia visual se complementa con la producción abundante de néctar, un recurso nutritivo que las orquídeas ofrecen a sus visitantes como recompensa por su labor de polinización.

Esta combinación de diversidad morfológica, colorida ornamentación y oferta de néctar ha permitido a las orquídeas no solo sobrevivir, sino prosperar en una gran variedad de ecosistemas, desde selvas tropicales hasta zonas templadas y montañosas.

flor orquídea, cultivo, cuidados

Cultivo, cuidados y economía de la orquídea

El principal motivo para el cultivo de la orquídea es la belleza excepcional de sus flores, lo que determina que su uso sea casi exclusivamente ornamental. Sin embargo, desde tiempos antiguos, estas plantas han tenido otros usos relevantes que han perdurado hasta la actualidad. Un ejemplo destacado es la vainilla, un saborizante y aromatizante muy conocido que se obtiene de una variedad específica de orquídea. Los antiguos aztecas ya empleaban la vainilla para realzar el sabor del chocolate, un uso que continúa vigente en la gastronomía mundial.

La multiplicación de las orquídeas puede realizarse mediante semillas, aprovechando la gran cantidad que produce cada fruto. Sin embargo, dado que las semillas carecen de reservas nutritivas, para germinar requieren una relación simbiótica con hongos micorrízicos que facilitan su desarrollo inicial. Además, es posible propagar nuevas plantas a partir de la división del tallo o mediante el uso de hijuelos que desarrollan pequeñas raíces, técnicas más accesibles para cultivadores aficionados.

En las últimas décadas, el avance de la biotecnología ha impulsado significativamente el cultivo comercial de orquídeas a través de métodos como la clonación y los cultivos in vitro. Estas técnicas permiten la producción masiva de plantas con características específicas y han contribuido al desarrollo y comercialización de miles de híbridos, ampliando la diversidad y la disponibilidad en el mercado.

Contrariamente a la creencia popular que considera a la orquídea como una planta delicada y difícil de cuidar, muchas especies son sorprendentemente robustas y capaces de adaptarse a diversas condiciones geográficas y climáticas, desde selvas tropicales hasta regiones templadas. Esto ha facilitado su expansión y cultivo en distintas partes del mundo, consolidándola como una de las plantas ornamentales más apreciadas y extendidas a nivel global.

Importancia ecológica y conservación

Más allá de su valor ornamental y cultural, las orquídeas desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas donde habitan. Su relación con polinizadores específicos contribuye a la biodiversidad y al equilibrio ecológico, favoreciendo la polinización cruzada y la reproducción de numerosas especies vegetales. Además, algunas orquídeas establecen simbiosis con hongos micorrízicos, ayudando a la salud del suelo y al ciclo de nutrientes en sus hábitats.

Sin embargo, muchas especies de orquídeas están amenazadas debido a la destrucción de sus hábitats naturales, la recolección indiscriminada y el cambio climático. La conservación de estas plantas requiere esfuerzos coordinados que incluyan la protección de sus ambientes naturales, el control del comercio ilegal y la promoción de prácticas sostenibles en su cultivo y distribución.

La creciente conciencia global sobre la importancia de la biodiversidad ha impulsado programas de conservación y la creación de reservas naturales dedicadas a preservar orquídeas y otras especies vegetales vulnerables. De esta manera, se busca garantizar que futuras generaciones puedan seguir admirando la belleza y la diversidad de este extraordinario grupo de plantas.

Exterior, Orchidaceae, Plantas
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